15 de nov. (Sentido Común) -- Ante la desazón que ha dejado en diversos sectores económicos la decisión del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, de cancelar la obra en curso del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco, y ante la propuesta de senadores del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) de prohibir el cobro de 12 comisiones bancarias, muchos empresarios e inversionistas tienen sus ojos puestos en la entrega del paquete económico 2019 que hará el próximo gobierno para poder determinar que tipo de estrategia seguirá la próxima administración. 

     Para algunos, el plan económico, que está integrado por la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación, será una pieza clave para que el futuro mandatario convenza a muchos que hoy comienzan a tener dudas sobre su liderazgo de que a pesar de esos dos incidentes que han traído turbulencia a los mercados financieros mexicanos, el se mantiene comprometido con su promesa de campaña de mantener finanzas públicas sanas y no endeudar más al país.

     “La próxima administración está obligada a presentar un presupuesto equilibrado”, dijo Ernesto O’Farril, presidente de Bursamétrica Casa de Bolsa, en una conferencia de prensa. Un aspecto clave a revisar será que cumpla con la propuesta de contar “con un superávit primario, que evite que la deuda pública vuelva a aumentar como relación del” producto interno bruto. 

     Así, la entrega del paquete económico, cuya fecha límite es el 15 de diciembre, es para muchos una nueva oportunidad para que López Obrador y su equipo económico puedan congraciarse con círculos empresariales, financieros y bursátiles que ha desilusionado al adoptar medidas con poca o nada de racionalidad económica y financiera, como fue --para muchos-- la cancelación del NAIM, por los costos y el despilfarro de recursos que esa decisión representará, además de la oportunidad perdida de que el país cuente con un hub aéreo regional que podría impulsar el turismo y el comercio internacional de México.

     La desilusión ha quedado de manifiesto con las caídas que han registrado el mercado accionario, cambiario y de bonos en los últimos días y que además complicarán el plan económico del próximo gobierno.

     Desde que López Obrador anunció su decisión de cancelar el NAIM de Texcoco, el principal indicador de la Bolsa Mexicana de Valores ha caído alrededor de 9.5% y el tipo de cambio ha perdido casi 1%; mientras que las tasas de interés han vuelto avanzar hasta niveles no vistos en una década.

     De ahí que muchos analistas consideran que tanto Carlos Urzúa, el próximo secretario de Hacienda y Crédito Público, como sus colaboradores más cercanos, estarán a prueba en los siguientes días para ver si convencen a los inversionistas de que López Obrador será prudente con el manejo de las finanzas públicas.

     Si eso ocurre, algunos consideran que el próximo presidente y su equipo económico podrían frenar y quizás revertir parte del deterioro de la confianza que hoy padecen, tanto de inversionistas nacionales como extranjeros.

     “La certidumbre del mercado para los inversionistas se deberá reflejar en la ley de ingresos y el presupuesto de egresos para el 2019”, dijeron Alberto Saavedra y Gustavo Mendoza, del bufete de abogados Santamarina y Steta, en un comunicado.

     El paquete económico deberá entonces ser congruente con la realidad del país e ir de la mano con el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno de López Obrador, el cual deberá evitar incurrir en un mayor déficit fiscal, algo que no será nada fácil de lograr ante los ambiciosos programas sociales y de inversión del próximo gobierno.

     Esa ambición podría enfrentarse a restricciones presupuestarias por la decisión de la futura administración de no incrementar impuestos.

     Así, el próximo presidente estará apostando a que sus recortes al gasto, vía la reducción de salarios a los funcionarios gubernamentales mejor pagados y el recorte de estructuras y de servidores públicos, permitan más que compensar los mayores gastos sociales y de inversión que planea hacer el próximo gobierno.

     “Estamos esperando señales de cuál va a ser el grado de pragmatismo respecto de alcanzar una política macro consistente”, dijo Sebastián Briozzo, director senior de la agencia calificadora S&P Global Ratings, durante una reunión con periodistas. “El desafío es cómo lograr el crecimiento. . .obviamente manteniendo la consistencia y no exacerbando unas habilidades que pueden poner esto en riesgo”.

     Varios analistas consideran además que la administración entrante deberá construir una administración de riesgos más completa que la que incluso han venido implementando gobiernos anteriores para resguardar la consistencia del programa económico.

     Los mecanismos con los que cuenta al día de hoy el gobierno para la administración de esos riesgos son el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios, el programa de cobertura de los precios de exportación de petróleo, el Fondo de Desastres Naturales y la línea de Crédito Flexible del Fondo Monetario Internacional (FMI), además de las reservas internacionales de Banco de México.

     Sin embargo, para algunos especialistas esto no es suficiente debido a que no cubre aspectos relevantes que deben atenderse para procurar una mayor certeza en el manejo de las finanzas públicas en el futuro y que le permita al gobierno, en caso de ser necesario, afrontar alguna crisis en los flujos de capitales. 

     Los analistas de Bursamétrica, por ejemplo, propusieron que se debe crear un programa de coberturas en el precio de importación de la gasolina y del gas natural, dos combustibles de gran relevancia para el país; así como un esquema de protección contra los incrementos en las tasas de interés, tanto para la deuda externa como para la deuda interna.

     Los especialistas del intermediario financiero incluso agregaron un programa de cobertura ante riesgos cambiarios y, finalmente, una reserva estratégica física de crudo, gasolina y gas natural, algo que de hacerse permitiría blindar las finanzas públicas, aunque es claro que todo esto requieren recursos que la administración entrante debe estar dispuesta a invertir para consolidar las condiciones macro de las finanzas gubernamentales.

     Claro que la desconfianza actual que muchos tienen en el futuro gobierno por sus decisiones, podría exacerbarse si el paquete económico es débil y no reconoce las vulnerabilidades financieras actuales del gobierno mexicano.

     “Si no se presenta un presupuesto creíble. . . va a ser un golpe más a la confianza”, dijo O’Farril Santoscoy, en la conferencia.

     Otro aspecto que algunos consideran sería fundamental para presentar un paquete económico apropiado sería propiciar un dialogo incluyente con organizaciones expertas. Eso podría ayudar a reducir la incertidumbre que ha rodeado los mercados financieros locales en las últimas semanas.

     “Hay que analizar. . . los impactos financieros”, dijo Francisco Gutiérrez-Zamora Ferreira, presidente del consejo técnico del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), en conferencia de prensa.

    



Fecha de publicación: 16/11/2018

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