8 de oct. (Sentido Común) -- El futuro presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, recibió la primera advertencia de las consecuencias negativas que podría tener una de sus propuestas en materia energética sobre la calificación crediticia de, primero, la empresa petrolera estatal, Petróleos Mexicanos, y, segundo, el país.

     Tras la propuesta que planteó hace unos días de que Pemex podría dejar de exportar crudo en el mediano plazo para destinar toda su producción a la elaboración y venta de combustibles en el país a fin de reducir las importaciones de gasolina y otros energéticos, la agencia calificadora Moody’s Investors Service reaccionó indicando que esa propuesta sería negativa para la capacidad de pago de la petrolera.

     La conclusión de Moody’s se basa en que la falta de exportación de crudo podría reducir los flujos de efectivo y los ingresos de divisas de la petrolera, dos consideraciones que son esenciales para que Pemex pueda cumplir con sus compromisos financieros que suman cerca de 104 mil millones de dólares.

     “El negocio de la refinación es un negocio que como tal es muy volátil”, dijo Nymia Almedia, vicepresidenta senior de finanzas corporativas de Moody’s, en un encuentro con periodistas. La refinación y venta de combustibles “es un negocio más arriesgado, aún dentro de todos los riesgos que hay en la industria petrolera, que el de la exploración de petróleo”.

      Para Moody’s si bien es comprensible que López Obrador, quien tomará posesión el 1 de diciembre, quiera reducir las importaciones de combustibles, esa medida no sería neutral para la situación financiera de Pemex si se ejecuta, más bien resultaría negativa. Esto es así porque las ganancias en la venta de combustibles son mucho más difíciles de lograr, por la competencia que existe en ese mercado y por los pequeños margenes de ganancia que tienen los energéticos para sus fabricantes. 

     Cierto que la producción de combustibles es un negocio en el que participan muchas empresas petroleras. Sin embargo, no es el negocio más rentable de las compañías petroleras, más cuando hoy existe un exceso de capacidad de refinación de crudo en el mundo, que reduce su rentabilidad. La extracción de crudo, en cambio, es mucho más rentable que esa otra actividad, más cuando los precios del petróleo en los mercados internacionales están en niveles no vistos en cerca de seis meses. 

     En ese sentido, menor el ingreso de Pemex por producir más combustibles, como ha propuesto López Obrador que haga la petrolera, podría hacer que la empresa petrolera dejara de recibir los montos de ingresos que necesita para cubrir su deuda.

     Además, al buscar que Pemex se enfoque más en refinar que explorar y extraer crudo, la empresa muy probablemente destinará sus recursos de inversión escasos a modernizar sus refinerías o construir una nueva, como ha propuesto López Obrador, algo que restará fondos para las actividades exploratorias y extractivas de crudo que requiere realizar la petrolera a fin de revertir la caída en sus niveles de producción de crudo. 

     Así, si López Obrador continúa con su plan de construir una nueva refinería en el estado de Tabasco y busca modernizan las actuales para incrementar la capacidad de producción de refinados de Pemex, de 1.6 millones de barriles al día hoy a 2.2 millones al termino de esas inversiones, la petrolera, ante la falta de fondeo, no podrá realizar las inversiones que planea para revertir la caída de la producción de crudo de los últimos 15 años. Hoy, Pemex produce cerca de 1.8 millones de barriles diarios, o más de 40% menos que en 2004.

     Si todo esto ocurre, Pemex podría enfrentar un paradigma: no contar con suficiente producción de crudo para la capacidad instalada de producción de refinados, algo que la forzaría a importar crudo y por tanto a reducir el ingreso de divisas para poder cumplir con sus deudas, denominadas en dólares o en otras monedas extranjeras. 

     “El otro riesgo muy importante es que México terminara siendo importador por no producir suficiente petróleo” para su renovado y ampliado sistema de refinación, dijo Almedia de Moody’s. “Eso, de acuerdo con nuestros cálculos, pudiera llegar hasta [un faltante] de 17 mil millones de dólares. Este caso que hoy se ve extremo, pero si tú quieres incrementar tu capacidad de refinación y no vas a invertir lo que tienes que invertir en la exploración y explotación de petróleo. . . terminarías teniendo que importar”.

     La deuda de Pemex está denominada en su mayoría --87%-- en monedas fuertes, de las cuales 83% está en dólares estadounidenses.

     “Entonces el hecho de que estés vendiendo más en pesos mexicanos que en dólares, porque dejas de exportar y empiezas a producir más combustibles para el mercado local, te deja con un desequilibrio entre tus ingresos en pesos y tus obligaciones financieras, que no son pequeñas”, agregó Almedia. “Esto pudiera causar un problema de liquidez” para Pemex.

     Un elemento que para algunos expertos hace hoy mucho menos rentable la propuesta de López Obrador de buscar producir más combustibles que antes, son las alzas que han registrado los precios del crudo en los últimos tres años y que han dejado el precio del hidrocarburo en niveles cercanos a 80 dólares el barril, o un precio que hace más rentable aún la exploración y extracción de crudo frente a las actividades de refinación.

     Si bien el mayor costo del crudo eleva los precios de los combustibles por ser su materia prima esencial, las alzas de éstos son por lo general menores que las del crudo, por los altos niveles de competencia y la amplia capacidad que existe en el mercado para producir combustibles que no permiten a los refinadores trasladar los mayores costos del crudo a los precios de sus combustibles. 

     Frente a esto, muchos especialistas creen que López Obrador no debe descuidar la producción de crudo de Pemex frente a su intención de reducir la dependencia de la compra de combustibles externos, ya que preferir una actividad por otra, frente a las limitaciones de capital de la petrolera, podría generar más desventajas que ventajas, lo que a la postre podría volverse en un desequilibrio financiero serio y no sólo para la petrolera sino también para el país.

     “El manejo de Pemex en el mediano plazo tiene implicaciones para las cuentas fiscales”, dijo Jaime Reutsche, analista senior para América Latina de Moody’s, quien también estuvo, vía telefónica, en la reunión. Si esta medida “se hace efectiva, de suspender en efecto las exportaciones de petróleo, sin duda va a pegarle a las cuentas fiscales y le quita un recursos importante a las cuentas fiscales. Los ingresos petroleros para el gobierno federal representan poco más de 2% del PIB y esto sería un recurso que estaría desapareciendo, no del todo, pero prácticamente gran parte de esto, dejando las cuentas fiscales un poco más vulnerables”.

     Los especialistas de Moody’s aclararon que la advertencia que hacen no necesariamente llevará a una acción de su parte en el corto plazo y en materia de la calificación de Pemex o del país. Faltan, dijeron, por conocer aún diversos aspectos de la política energética de López Obrador para poder tomar una decisión de ese tipo.

     Sin embargo, los postulados que ha comenzado a pronunciar el futuro presidente de México y las acciones que su equipo ha comenzado a tomar en materia de política energética, generan ya preocupación sobre el posible impacto negativo en la capacidad de pago de Pemex, en una primera instancia, y del país, en otra

 

 

 


Fecha de publicación: 18/10/2018

Etiquetas: México López Obrador Moodys petróleo energía refinería finanzas