10 de oct. (Bloomberg) -- El acuerdo comercial al que llegó México con Estados Unidos y Canadá disipa una ominosa nube que pendía sobre el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, permitiéndole así enfocarse en las prioridades domésticas de reducir la pobreza y la violencia generada por el narcotráfico cuando asuma su insigne cargo.

López Obrador elogió recientemente el acuerdo USMCA y solo tuvo cosas positivas que decir después de una llamada telefónica con Donald Trump, presidente de Estados Unidos.

Sin embargo, sus próximos pasos probablemente se centrarán a resolver asuntos domésticos, con un gran esfuerzo por erradicar la corrupción, reducir la ineficiencia del gobierno y restablecer la paz después de años récord de homicidios.

Si bien López Obrador en el pasado fue un partidario poco entusiasta del actual Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), él reconoce la importancia del nuevo acuerdo comercial para asegurar la estabilidad económica y financiera del mercado, un requisito previo para hacer efectivas sus otras propuestas.

El gran avance en las negociaciones y el plan para que el presidente saliente, Enrique Peña Nieto, promulgue el acuerdo, evita que López Obrador tenga que asumir la responsabilidad total del pacto o negocie con Trump inmediatamente después de asumir funciones en diciembre.

“Pasarle esta papa caliente a Peña Nieto fue lo mejor que pudo hacer”, para despejar la agenda de López Obrador, dijo Alejandro Schtulmann, quien dirige la consultora de riesgo político Empra en la Ciudad de México. “Para él, este es el mejor escenario posible: que alguien más ya haya hecho todo el trabajo duro”.

López Obrador ya había criticado el TLCAN, que será reemplazada por el Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés), una vez aprobado por las legislaturas de las tres naciones, por no hacer lo suficiente por mejorar la vida de los trabajadores mexicanos. En el marco del pacto comercial de 1994, la producción industrial y las exportaciones de México aumentaron sin socavar la tasa de pobreza que priva en el país.

Sin embargo, López Obrador usó un tono diferente a principios de mes, diciéndoles a los periodistas que el acuerdo comercial alcanzado el domingo 30 de septiembre es “un buen trato”.

Sus comentarios fueron seguidos por una llamada telefónica con Trump que recibió mientras se dirigía al aeropuerto para iniciar un viaje a Acapulco, una ciudad turística de playa que se ha convertido en una de las ciudades más violentas del mundo.

“La economía de Estados Unidos está pasando por un buen momento económico, por lo que tener buenas relaciones económicas le ayudará a México”, dijo López Obrador. “Nos ayudará a evitar la inestabilidad financiera, a que no tengamos un peso más débil, y a que podamos tener un crecimiento económico basado en circunstancias favorables en el extranjero”.

López Obrador dijo que él y Trump hablaron sobre hacer inversiones compartidas en Centroamérica para estimular el desarrollo y los empleos y reducir así la presión para que las personas emigren a Estados Unidos. Muchos migrantes se dirigen al norte para huir de la violencia pandilleril que asola la región.

Las principales prioridades domésticas del presidente entrante también incluyen reactivar la industria petrolera de México e impulsar el crecimiento económico en el empobrecido sur, incluido su estado natal de Tabasco, a través de proyectos de infraestructura de gran envergadura, tales como el Tren Maya.

A pesar de que se llegó a un acuerdo comercial antes de que López Obrador asuma el cargo, su partido Morena seguirá siendo responsable de su aprobación legislativa. El Senado, donde Morena y los partidos aliados tienen la mayoría, deberá ratificar el susodicho acuerdo.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo              

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Fecha de publicación: 10/10/2018

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