9 de oct. (Dow Jones) -- Alejandro Díaz de León, gobernador del Banco de México, o Banxico, hizo un llamado al presidente electo Andrés Manuel López Obrador para mantener la disciplina fiscal como parte de una “responsabilidad compartida” para asegurar la continua estabilidad económica.

La coordinación entre el banco central y el gobierno ha sido útil para afrontar los retos pasados, dijo Díaz de León en una entrevista.

“Lo hemos enfatizado en los últimos años, e ilustra la importancia de tener bases macroeconómicas sólidas, y eso involucra la política monetaria, fiscal, del tipo de cambio y estabilidad en el sistema financiero”, dijo la cabeza del banco central.

Díaz de León se hizo cargo del banco central en diciembre de 2017, cuando su antecesor, Agustín Carstens, interrumpió su segundo mandato para dirigir el Banco Internacional de Pagos (BIS por sus siglas en inglés) en Suiza.

López Obrador, quien asumirá su cargo el 1 de diciembre, ha prometido aumentar la inversión en las empresas de energía e infraestructura del estado, e incrementar el gasto social sin aumentar los déficits presupuestales, ni tampoco aumentar la deuda pública. Él apoyó la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y ha prometido reiteradamente respetar la autonomía del banco central.

Pero en un mitin de septiembre, como parte de una gira para agradecer a los votantes que le dieron una victoria abrumadora en las elecciones de julio, dijo que dado que su gobierno mantendrá la disciplina fiscal, cualquier inflación elevada o devaluaciones no serán su culpa como presidente, sino de los factores externos o el manejo de la política financiera por parte del banco central.

“La política monetaria es una atribución exclusiva del Banco de México, la política fiscal es una atribución exclusiva del gobierno federal y de la legislatura cuando aprueba el presupuesto”, dijo Díaz de León.

Cuando se apruebe el presupuesto de 2019 en diciembre, el banco central tendrá una idea más clara de la política fiscal de la próxima administración, agregó, aunque hasta ahora los mensajes del equipo entrante han sido bien recibidos por los mercados.

López Obrador también se ha comprometido a reducir su salario y los de los burócratas de alto rango para que nadie en el gobierno gane más que el presidente.

Las reducciones salariales planeadas han suscitado preocupaciones de que el gobierno federal, el banco central y otras instituciones clave luchen para retener a los mejores talentos. Un número de funcionarios del banco central ya han solicitado su jubilación antes de que posiblemente se les recorten sus salarios.

“Entendemos lo importante y apropiado que es operar bajo un marco de austeridad. Para la institución será importante encontrar un buen equilibrio entre este objetivo y el de retener y mantener un buen capital humano”, dijo. “Eso es algo que veremos en el futuro. En este momento todavía necesitamos más información y detalles al respecto”.

La propuesta de López Obrador para fungir como vicegobernador del Banco de México, en su primera nominación a ese Instituto Central, es Jonathan Heath, un economista independiente quien ha trabajado principalmente en el sector privado. Muchos consideraron que dicha decisión apoya la autonomía del banco central al tiempo que aportaría una voz ortodoxa, aunque a veces crítica, a la Junta que establece las políticas del banco.

Banco de México está listo para trabajar con quien sea designado por el presidente y sea aprobado por el Senado, incluido Heath, dijo el jefe del banco central.

“Jonathan Heath es un economista altamente experimentado, muy capaz, con amplia experiencia en diferentes instituciones y áreas”, agregó.

El banco central mantuvo sin cambios su tasa de interés objetivo en 7.75%, en su última reunión, pero adoptó lo que para algunos analistas fue un tono sorprendentemente agresivo considerando las noticias positivas como el acuerdo comercial alcanzado con Estados Unidos y Canadá, que eliminó una fuente de incertidumbre económica.

Después de enfrentar el año pasado un salto en la inflación a un máximo de 17 años de 6.8%, Banco de México no está bajando la guardia al estar la inflación todavía muy por arriba del objetivo de 3%, dijo Díaz de León.

El banco sigue actuando con cautela debido al aumento de las tasas de interés en Estados Unidos, un contexto externo complicado y riesgos de inflación significativos, dijo.

La inflación se desaceleró drásticamente a principios de este año, pero repuntó nuevamente durante el verano debido a los mayores precios de la gasolina y se situó en 4.9% a mediados de septiembre. La inflación subyacente, que excluye los rubros de la energía y los alimentos, fue de 3.6%.

“Si la inflación subyacente no está en 3%, si es superior a 3%, entonces no está contribuyendo para consolidar las expectativas de inflación en torno a 3% y eso implica un desafío para la política monetaria”, agregó Díaz de León.

Un miembro de la junta votó el jueves pasado por elevar la tasa de interés noche-día en un cuarto de punto porcentual a 8%. Tras la decisión, ocho de los 21 bancos encuestados por Citibanamex dijeron que esperan que el banco central suba la tasa de interés antes de fines de este año, ya sea en noviembre o en la reunión de diciembre.

El banco central dijo el jueves que mantendría y posiblemente ajustaría la actual posición monetaria frente a los riesgos de la inflación, prácticamente descartando cualquier recorte de tasas en un futuro cercano.

“La oración en la declaración busca enviar un mensaje claro sobre los diferentes choques que podrían repercutir en la inflación”, dijo Díaz de León. “Pensamos que era importante enviar este mensaje muy preciso a los mercados financieros que, en esas circunstancias, mantendremos o intensificaremos la postura de la política monetaria”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 09/10/2018

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