14 de sep. (Sentido Común) -- La aparente animadversión de Javier Jiménez Espriú, el próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, a mantener la construcción actual del nuevo aeropuerto de la capital en lo que fue el Lago de Texcoco, parece estar obnubilando su proceso de toma de decisión al grado que entró en disputa con quienes deberían ser sus aliados naturales para tomar las mejores determinaciones en torno a proyectos de infraestructura públicos --como la nueva terminal aérea capitalina.

     El nuevo pleito del futuro encargado de las comunicaciones y de los transportes del país es con el gremio de ingenieros, al que pertenece por su profesión, y se dio luego que el Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM), una asociación civil encargada de vigilar y asegurar la aplicación de los más altos estándares en el ejercicio de la ingeniería civil en el país, concluyó que la mejor opción para resolver el problema de la saturación aérea que enfrenta la capital de México es continuar con la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco.

     Con ello, el Colegio desestimó la propuesta alterna que parece favorecer Jiménez Espriú y que consiste en cancelar la construcción del NAIM para proceder a edificar un terminal y dos pistas comerciales en la base militar aérea de Santa Lucía en las afueras de Ciudad de México, mientras mantiene también operando el aeropuerto actual de la zona metropolitana.

      Las conclusiones, que el CICM presentó tras estudiar las dos opciones desde diversos ángulos, no gustaron, sin embargo, a Jiménez Espriú, quien denostó el esfuerzo realizado por la organización.

     “Están muy mal hechos” los estudios, dijo el futuro titular de Comunicaciones y Transportes, en un encuentro con reporteros tras salir de una reunión privada con la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), sin ofrecer más detalles para sustentar su postura.

     El problema al que se enfrenta Jiménez Espriú, de 81 años de edad, es que cada vez más organizaciones de especialistas en aeronáutica y obras públicas han fijado su postura en contra del plan de Santa Lucía para salir a defender el proyecto actual en Texcoco.

     La postura del CICM es otra más, aunque quizás no la última, que se inclina a favor de mantener la obra en Texcoco ya que para dicha agrupación la solución de la combinación del aeropuerto en Santa Lucía, más la terminal aérea actual de la capital, no resolverá el problema de la saturación aérea que tiene hoy el Valle de México.

     Además, para los ingenieros la construcción de la terminal y las dos pistas comerciales en la base militar de Santa Lucía no resultaría una opción más barata que la terminal actual en construcción, como ha asegurado el futuro secretario de Comunicaciones y Transportes.

     Por el contrario, CICM dijo que cancelar la obra actual, junto con la construcción de la terminal y las dos pistas en Santa Lucía, saldría 66% más caro que la nueva terminal aérea que está edificando el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto en Texcoco.

     La diametral diferencia de precio entre lo que ha planteado Jiménez Espriú sobre el costo del proyecto de Santa Lucía y los cálculos de los ingenieros surge porque de acuerdo a los expertos en construcción el costo final del proyecto alterno no debe incluir sólo el costo de edificación de las dos pistas y el edificio terminal, sino también los recursos que el gobierno ya inyectó en NAIM, más las penalidades que el incurriría por cancelar contratos vigentes.

     “Consideramos un error solo comparar al día de hoy los costos relacionados directamente con la construcción de las terminales”, dijo el Colegio de Ingenieros en su dictamen. “Tomando en consideración todos los costos relacionados con sus infraestructuras y recuperaciones correspondientes, la opción de Texcoco presenta menores costos”.

     Así, para el CICM el costo del proyecto de Santa Lucía sumaría en total 385 mil 738 millones de pesos (20 mil 463.5 millones de dólares), un monto que se compara desfavorablemente frente al costo actual del aeropuerto en Texcoco de alrededor de 232 mil 230 millones de pesos (12 mil 320 millones de dólares).

     Los ingenieros también explicaron que para ellos los costos en Santa Lucía son superiores a lo calculado por quienes respaldan ese proyecto por el valor de mercado del metro cuadrado en la zona donde se planean edificar las dos pistas comerciales y la terminal. El CICM dijo que los precios de mercado de los terrenos en donde se hará la ampliación de la base militar aérea de Santa Lucía rondan entre 15 mil y 20 mil pesos por metro cuadrado, o un monto más de dos veces superior al estimado por Jiménez Espriú y los defensores del proyecto alterno de cuatro mil 600 pesos metro cuadrado.

     Claro que ésas cifras no gustaron al futuro titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, quien las descalificó y criticó por tener, desde su punto de vista, diversas contradicciones, como el hecho que los autores del estudio de CICM aclararon que su dictamen se hubiese realizó sin contar con suficientes datos para emitir una evaluación más precisa y certera del caso de Santa Lucía, para posteriormente proceder a emitir un cálculo de los costos totales.

     Claro que Jiménez Espriú no es el único que está a favor de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco y a favor de la opción alterna de Santa Lucía.

     Alicia Bárcena, quien se desempeña como secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), un organismo multilateral encargado de promover el desarrollo económico y social de la región, y quien aparentemente es cercana a López Obrador, considera, por ejemplo, que el terreno donde se ejecuta actualmente la construcción del NAIM no es el adecuado por lo que ella ve con mejores ojos la opción de habilitar dos pistas en Santa Lucía, que puedan complementar la terminal capitalina actual.

     Además, Bárcena, no descarta que exista una tercera opción: ampliar el aeropuerto internacional de Toluca, la capital del Estado de México y que está a sólo 50 kilómetros de distancia de la capital del país, además de que con esa ampliación podría aprovecharse mejor la actual construcción que el gobierno está haciendo de un tren para unir esas dos ciudades.

     “Aeropuerto necesario en una zona equivocada. Con diseño y tecnología de punta pero en un área de regulación hídrica, inestable sobre Lago Nabor Carrillo”, escribió Bárcena, en su cuenta de Twitter hace unos días. “Solución temporal puede ser 2 pistas en Santa Lucía y por qué no pensar en Toluca asociado al tren rápido”.

     Claro que al mismo tiempo hay otros estudios que al igual que el del CICM concluyen que la opción de Santa Lucía, independientemente del costo, es inadecuada para resolver el problema de la saturación aérea del Valle de México.

     Hasta ahora, dentro de los expertos que han concluido que Texcoco es mejor opción que Santa Lucía están: The MITRE Corporation, una entidad especializada en dictaminar las mejores soluciones aeronáuticas para terminales aéreas en el mundo y el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), un centro de estudios de políticas públicas.

     Ambas organizaciones han concluido que tener dos terminales aéreas en la capital del país disminuiría la capacidad de despegues y aterrizajes en Ciudad de México, contraviniendo el propósito de solucionar el problema actual de la saturación aérea en la capital.

     Sin embargo, el equipo del presidente electo Andrés Manuel López Obrador dijo que un grupo de especialistas chilenos, aún no identificados, contradijo esas posturas y argumentó que sí pueden cohabitar dos terminales aéreas en la capital del país gracias a nuevas tecnologías aeronáuticas.

     Claro que a pesar de que llegaron a esta conclusión, ese grupo advirtió que deberían hacerse aún más estudios para poder asegurar la viabilidad aérea de un aeropuerto en Santa Lucía junto con el actual de la capital del país.

     Estas dudas de ese grupo han incluso llevado a algunos expertos a pensar que en realidad no son dos opciones las que están en discusión y que López Obrador ha dicho que someterá a consulta popular para tomar la decisión final, sino que realmente es una opción: mantener la construcción de la terminal actual o cancelarla para entonces proceder a buscar otro sitio donde pueda edificarse una nueva terminal aérea que en verdad resuelva los problemas de saturación aérea de la capital.

     Si la consulta determina que debe cancelarse la obra actual, eso postergaría aún más la urgente necesidad de que Ciudad de México cuente con un aeropuerto capaz de recibir más aeronaves por hora que el actual, a fin de poder contar con un mayor número de turistas, de hombres y mujeres de negocios y de carga, que, muchos creen, detonará el desarrollo y crecimiento económico en diversas zonas el país, principalmente de la región sureste de México al poder incrementar la conectividad aérea del país con otras regiones del mundo. 

 



Fecha de publicación: 14/09/2018

Etiquetas: AMLO SCT nuevo aeropuerto CDMX México NAIM ingenieros civiles