11 de sep. (Sentido Común) -- Uno de los principales proyectos de la futura administración de Andrés Manuel López Obrador será la construcción de una nueva refinería para ayudar al país a producir más combustibles y con ello reducir la dependencia del abasto externo.

     Actualmente, México importa cerca de dos terceras partes de los combustibles que consume.

     Eso para el futuro presidente es algo que debe revertirse a fin de depender menos de los combustibles importados, por lo que ha propuesto no sólo edificar una nueva refinería, sino también modernizar las seis que existen actualmente en el país y que son propiedad de Petróleos Mexicanos.

     “Vamos a destinar 50 mil millones de pesos para la rehabilitación de las seis refinerías que tenemos, y también se van a destinar 50 mil millones para el inicio de la refinería nueva que se está estimando en alrededor de 8 mil millones de dólares para tres años”, dijo hace unos días López Obrador tras un encuentro con empresarios petroleros en Villahermosa, capital del estado de Tabasco.

     La idea y el proyecto en principio suena bien, pero ante la escasez de recursos que enfrenta el gobierno, frente a la abultada deuda de Pemex de más de 104 mil millones de dólares y frente a otros proyectos de inversión en energía más rentables, algunos especialistas no están convencidos que esa sea la mejor manera de gastar los recursos públicos, sobre todo cuando existen muchas otras necesidades sociales en el país y hoy empresas privadas podrían dedicarse a esas actividades que estaban, hasta hace menos cuatro años, reservadas exclusivamente para el Estado.

     De ahí que si bien pocos pueden criticar la meta de reducir la dependencia energética, si exista cierta preocupación sobre el impacto negativo que podrían tener en las finanzas públicas los planes de reactivar la producción de combustibles del próximo gobierno, sobre todo por otros planes sociales y de inversión, como invertir 75 mil millones de pesos (tres mil 880 millones de dólares) en actividades de exploración y extracción de crudo o de destinar 50 mil millones (dos mil 590 millones) a actualizar las seis refinerías de Pemex, así como emplear 150 mil millones para ofrecer becas a jóvenes que no trabajan o han sido rechazados de alguna universidad.

     “El nuevo gobierno tiene poco espacio fiscal, debe cuidar los equilibrios fiscales”, dijo Jaime Reusche, vicepresidente y oficial crediticio senior de la agencia calificadora Moody’s Investor Services para Latinoamérica, recientemente durante una conferencia de prensa.

     Para tranquilizar a los analistas e inversionistas, López Obrador ha asegurado que ni el plan de edificar una nueva refinería ni la propuesta de modernizar las seis existentes, implicarán un mayor déficit fiscal o un mayor endeudamiento.

     “Vamos a hacer un esfuerzo de ajuste del gasto corriente para tener más inversión pública”,  dijo López Obrador en la conferencia que dio tras su encuentro con empresarios petroleros en el Hotel Hilton de Villa Hermosa.

Así, para muchos es también loable la intención del futuro mandatario mexicano de encontrar ahorros en el gasto para emplear mejor esos recursos, ya sea en programas de inversión o en programas sociales.

La duda es si los ahorros, si la reasignación o compactación del gasto permitirá lograr todas las metas sociales y de inversión que ha propuesto el presidente electo sin descuadrar las finanzas públicas --algo que de ocurrir podría tener consecuencias negativas sobre el desempeño económico de México y sobre las mismas finanza gubernamentales.

Esto porque si la deuda gubernamental crece a un ritmo mayor al crecimiento económico, el país podría sufrir una degradación en su calificación crediticia, lo que elevaría el costo del servicio de su deuda, algo que, a su vez, bajaría aún más las posibilidades de poder materializar los programas sociales y de inversión del próximo gobierno al tener éste que dedicar más fondos para cubrir sus obligaciones financieras.

Tan sólo la nueva refinería, tendrá un costo total de 160 mil millones de pesos (ocho mil 333 millones de dólares), una cifra que se irá desembolsando a lo largo de los próximos tres años. Muchos creen que el costo final de esa refinería será, como suele ocurrir con este tipo de proyectos, mayor.

La nueva administración planea edificar su nuevo complejo productor de combustibles en Dos Bocas, en el estado de Tabasco. Una vez en plena operación, la nueva refinería tendrá una capacidad de refinación de 300 mil barriles diarios.

El proyecto de la nueva refinería estará a cargo del equipo de trabajo de Rocío Nahle, quien será la próxima secretaria de Energía, y del futuro director de Pemex, Octavio Romero Oropeza.

Para asesorarse en la edificación de la refinería, el nuevo gobierno ha revisado los modelos de refinerías que tiene la empresa hindú Reliance Industries, en particular el complejo Jamnagar, ubicado en la población del mismo nombre, en el estado Gujarat, al occidente del país.

Un elemento adicional sobre el plan de edificar una nueva refinería es que la producción de crudo en México ha venido cayendo a lo largo de casi tres lustros para ubicarse en un nivel 45% inferior al que tenía en 2004. Hoy México produce 1.8 millones de barriles diarios cuando hace 14 años la producción petrolera era de 3.4 millones.

Si México, a través de Pemex, no incrementa la producción de crudo y eleva capacidad de refinación, entonces es probable que el país tenga que bajar el monto de sus exportaciones de petróleo y con ello la llegada de dólares al país, lo que podría lastimar el tipo de cambio y con ello generar nuevas presiones inflacionarias.

Claro que en ese sentido, López Obrador también contempla destinar cerca de 75 mil millones de pesos (tres mil 880 millones de dólares) para revertir la tendencia decreciente de la producción petrolera nacional a fin de contar con más crudo para el sistema de refinación nacional.

Esa otra inversión en exploración y extracción de crudo la espera también financiar la administración entrantes con ahorros y reasignación del gasto público, un desafío adicional en términos de finanzas públicas para el próximo gobierno si opta por continuar con esos planes.

 “El reto de la próxima administración, para alcanzar seguridad energética, será lograrlo en un entorno donde el espacio fiscal se encuentra acotado y con poco margen de maniobra para hacer política pública”, dijo Alejandro Limón Portillo, coordinador del área de energía y finanzas públicas del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), en una entrevista telefónica.

Claro que la idea de producir más gasolina en México en principio no es mala. El año pasado las importaciones de gasolina totalizaron 570 millones de barriles diarios, lo que representó un desembolso gubernamental de 15.1 billones de dólares al año o el mayor gasto desde 2014 cuando las compras de combustible ascendieron a 15.9 billones de dólares.

Si López Obrador logra incrementar la capacidad operativa del sistema de refinación nacional de un nivel cercano al 40% al promedio internacional de 83.5%, eso podría representar fuertes ingresos para Pemex que hoy destina para importar esos combustibles.

“Si [las refinerías existentes] logran operar en [el] promedio internacional [entonces se]. . . tendría una producción nacional de 1.849 millones de barriles por día, cantidad que satisfacerla la demanda nacional y tendría, incluso, un excedente de 12.2%”, dijo Limón Portillo del CIEP.

 

 

 

 


Fecha de publicación: 11/09/2018

Etiquetas: Petróleo Refinería AMLO México Gasolinas