11 de sep. (Dow Jones) -- En ocasiones es difícil decir qué es justo y qué no lo es en el comercio y la Guerra. Pocos altercados demuestran eso de una manera más amplia que el desacuerdo de Estados Unidos con Canadá sobre el mercado internacional de los lácteos.

Estados Unidos exportó 637 millones de dólares en leche, queso y otros productos lácteos a Canadá en 2017, lo suficiente como para generar un superávit comercial de 418 millones en esa categoría, de acuerdo con datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

¿Es eso una victoria para los agricultores de los Estados Unidos? No, dijo la administración Trump. El comercio de productos lácteos es una queja importante de los negociadores de Estados Unidos con Canadá ahora que debaten la nueva redacción del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Las conversaciones entre Estados Unidos y Canadá para resolver las diferencias han concluido sin llegar a un acuerdo hasta la fecha, pero ambas partes han acordaron continuar negociando. El Representante de Comercio de Estados Unidos recién emitió un comunicado en el que decía que Canadá aún tenía que ofrecer concesiones en materia agrícola, una prioridad para Estados Unidos.

La administración de Trump dice que los agricultores estadounidenses son tratados injustamente por el complejo sistema de “administración de suministros” que gobierna el mercado lácteo de canadiense, en el cual el gobierno fija los precios de la leche e impone cuotas a los productores nacionales para mantener los suministros bajo control.

Como parte de este sistema, Canadá limita las importaciones de productos lácteos e impone aranceles elevados de más de 200% a los productos que superan tales límites.

El presidente Trump ha calificado el proteccionismo lechero de Canadá como una desgracia. El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, un amargo rival político, se ha puesto de su lado en este caso. Cuomo le escribió al presidente una carta el año pasado acusando la decisión canadiense de rechazar las exportaciones estadounidenses de leche ultra filtrada --un concentrado alto en proteínas utilizado en la fabricación de quesos—como una “flagrante violación de los acuerdos comerciales internacionales”.

Los críticos dicen que el sistema de Canadá limita injustamente el acceso al mercado y distorsiona los precios. “El presidente ha declarado en numerosas ocasiones que Estados Unidos debe abordar los problemas lácteos de Canadá”, dijo Jaime Castaneda, vicepresidente principal del grupo comercial National Milk Producers Federation. La industria quiere ver “un acuerdo que aborde las políticas lecheras canadienses que dificultan las exportaciones de Estados Unidos”.

Durante mucho tiempo, Estados Unidos, Australia, Europa y otros países con grandes sectores lácteos han querido tener un mayor acceso al robusto sector de consumo de Canadá. La industria láctea de Estados Unidos intenta cultivar los mercados mundiales a medida que disminuye el consumo de leche en el país. Además, los métodos de producción más eficientes contribuyen al persistente exceso de oferta. El año pasado, los agricultores estadounidenses exportaron alrededor de dos millones de toneladas de productos, en gran parte a México y China.

Sin embargo, las 11 mil granjas lecheras comerciales de Canadá tienen una importante influencia política. La mayoría de ellas se encuentran en los bolsillos ricos de votos de la zona rural central de Canadá, especialmente en el Québec francófono.

Los partidarios del sistema de gestión de suministros de Canadá dicen que ayuda a mantener los precios estables y ha limitado la contribución de Canadá al exceso de productos lácteos que ahora infesta los mercados mundiales.

La industria lechera “es un problema de maternidad aquí”, dijo Jon Johnson, miembro destacado de C.D. Howe Institute y ex negociador comercial del gobierno.

Si Canadá acordara abandonar su régimen de apoyos y restricciones probablemente desaparecería “nuestra industria láctea”, dijo. “El estado de Wisconsin podría satisfacer fácilmente todas las necesidades de Canadá”.

El primer ministro canadiense Justin Trudeau dijo recientemente que el régimen lácteo de Canadá funciona para los agricultores y consumidores. “Sabemos que a los estadounidenses les encantaría que elimináramos la gestión del suministro. No haremos eso. No cederemos”.

El gobierno canadiense no es un actor solitario en su profunda participación en su industria láctea nacional. El suministro de leche en Estados Unidos ha sido considerado en el pasado como de interés de seguridad nacional, importante para el bienestar de bebés y niños. El gobierno estadounidense, por ese motivo y otros, ha tenido una participación larga e histórica en la producción láctea doméstica, con un sistema de fijación de precios cuyas raíces se remontan a la Gran Depresión.

Las importaciones estadounidenses de lácteos están restringidas a través de cuotas, aranceles y requisitos de licencia. Los precios están regulados a través de un complejo sistema administrado por el USDA (el Departamento de Agricultura), que establece precios mínimos. Cuando los precios caen por debajo de los mínimos regulados, los agricultores pueden solicitar asistencia federal.

Además, la industria recibió un recorte en la ronda inicial de ayuda de la administración Trump para apoyar a los agricultores que enfrentan precios deprimidos como resultado de las disputas comerciales globales. A los productores lecheros se les asignaron 127 millones de dólares a través de pagos directos y 85 millones de dólares en compras gubernamentales de excedentes de productos lácteos.

Canadá ha debatido internamente sobre los méritos de su propio programa de gestión de suministros durante años. Hizo concesiones para abrir su mercado lácteo en otros pactos comerciales recientemente negociados. En particular, en el acuerdo de la Alianza Transpacífico que involucra a países de la Cuenca del Pacífico, Canadá acordó aumentar el acceso extranjero a su mercado en una cantidad de 3.25% de su producción anual de leche.

Sin embargo, Trump sacó a Estados Unidos de ese acuerdo, molestando a los canadienses. “Recibieron su respaldo”, dijo Matt Gold, un ex asistente del Representante de Comercio de Estados Unidos para Norteamérica en la presidencia de Barack Obama. “Un problema que se había estado solucionando instantáneamente se volvió imposible de resolver”.

Estados Unidos ahora están buscando nuevas concesiones de Canadá en las conversaciones sobre la reescritura de TLCAN. Eso podría incluir un nuevo acuerdo para abrir el acceso a su mercado, incluidas las restricciones a la leche ultra filtrada que recientemente han enfurecido a los agricultores de Estados Unidos y a los políticos de los estados agrícolas.

Pero un mayor acceso no es libre comercio, ni es fácil juzgar si eso será justo. Eso se debe a que es poco probable que cualquier acuerdo que surja altere fundamentalmente la participación tan arraigada y duradera del gobierno en la industria a ambos lados de la frontera.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 11/09/2018

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