4 de sep. (Sentido Común) -- El sector automotriz mexicano ha sido el que más ha crecido en los últimos dos sexenios, al grado que su valor es ya superior al de la industria petrolera, por lo que la negociación de ese apartado en los esfuerzos por modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), generó mayor inquietud, principalmente por el posible impacto adverso en las exportaciones del país y en la capacidad receptora de inversiones de México.

Aquí arman sus vehículos todas las grandes automotrices mundiales, como la japonesa Toyota Motor, la alemana Volkswagen o la estadounidense General Motors, entre otras; pero también hay compañías mexicanas con intereses en el sector, como las fabricantes de autopartes Nemak, Rassini o Grupo Industrial Saltillo (GIS), las cuales fueron de las que más resintieron la renegociación, al menos en el valor de sus acciones cotizadas en la Bolsa Mexicana de Valores.

Pero México ya llegó a un acuerdo con Estados Unidos, en el que las diferencias sobre la forma para mantener un libre comercio de autos y autopartes, entre esos dos países, ya quedaron zanjadas. Si bien, al parecer, México cedió un poco ante las demandas estadounidenses, las empresas mexicanas están satisfechas con el resultado de la negociación y no muestran preocupación por los cambios acordados.

“De mantenerse estas condiciones, Grupo Industrial Saltillo consolida su posición competitiva en la industria automotriz de la región, y se posiciona como una excelente opción de proveeduría de autopartes, al brindar a clientes actuales y  potenciales, soluciones apegadas al cumplimiento de contenido regional”, dijo José Manuel Arana, director general de GIS, en un comunicado, en referencia a los resultados de las negociaciones para modernizar el TLCAN, que aún no son definitivos hasta que sea firmado y ratificado por las legislaturas de ambas naciones.

En buena medida, la aprobación al nuevo acuerdo comercial sobre el que ya dieron su visto bueno México y Estados Unidos se debió al éxito de la negociación del sector automotriz, algo que incluso Canadá, el tercer miembro del acuerdo trilateral ve con buenos ojos. Canadá está, sin embargo, negociando otros asuntos con Estados Unidos para ver si logra unirse al acuerdo bilateral que alcanzó este último país con México.

La industria que fue quizá el mayor foco de atención de la renegociación del acuerdo, tras las constantes acusaciones del presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, sobre las supuestas desventajas de ese tratado para sus trabajadores y para su industria automotriz, que había optado por mudar buena parte de su producción a otras naciones, fue el sector automotor.

Ante ese contexto el equipo negociador mexicano tuvo que flexibilizar su postura para asegurar que el gobierno estadounidense pudiese argumentar que había logrado recuperar parte de las perdidas registradas en materia de empleo e inversiones. Así, México aceptó elevar el contenido regional que debe contener un vehículo para poder transitar entre los dos países sin pagar aranceles de 62.5 a 75%. Además, aceptó que 40% de los autos ensamblados en México o Estados Unidos deban tener piezas o componentes producidas por trabajadores que ganen más de 16 dólares por hora.

Claro que a pesar de estas concesiones, las autoridades mexicanas estiman que cerca de 70% de las exportaciones automotrices mexicanas cumplen con estos requisitos.

Además, los vehículos que no cumplen las nuevas reglas llamadas de origen tendrán un periodo de para adaptarse a ellas, mientras que máximo arancel que enfrentarán en caso de no ajustarse a ellas será de 2.5%, de acuerdo con las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

GIS respaldó lo negociado y dijo estar confiado en cumplir con las reglas, dado que los productos de su filial autopartera, Draxton, tienen un componente local de 90%, lo que supera ampliamente las exigencias establecidas en el nuevo acuerdo bilateral.

Además, algunas autopartes producidas por Draxton están en la categoría de core parts, es decir, que deben ser producidas en Norteamérica para que el automóvil pueda ser considerado originario de la región.

“Con la información que se ha generado hasta el momento, GIS estima que dichos cambios no tendrían impactos desfavorables en su negocio de autopartes”, agregó la compañía en el comunicado.

El panorama descrito por GIS es válido para otras compañías del mercado de valores mexicano, como Nemak y Rassini.

Esas dos empresas, cuya cartera de clientes es mayoritariamente estadounidense, ya cumplen con la regla de contenido regional, y su giro también las exime de cumplir otras partes del acuerdo, como la de los salarios.

“No vemos ninguna afectación del cambio propuesta a las reglas de origen”, respondió Nemak mediante correo electrónico.

Las piezas de la autopartera que pertenece al conglomerado empresarial Alfa cumplen con un contenido regional de 80%.

Rassini no estuvo disponible para comentar al respecto.

“El impacto del acuerdo es limitado para el sector”, dijo vía telefónica Valentín Mendoza, analista de algunas de esas empresas para Casa de Bolsa Banorte. “Podría verse más para México como receptor de inversiones”.

Para el especialista no cambiarán condiciones clave para las compañías, como su perfil exportador, su sólido posicionamiento en la industria y ventajas tecnológicas. Además, “la industria automotriz opera en general a full capacity, por lo que no es fácil cambiar de proveedores de un día para otro”, agregó Mendoza.

GIS, como conglomerado empresarial, también descartó afectaciones a partir de lo dado a conocer hasta ahora del acuerdo para sus otros negocios, como el de recubrimientos cerámicos (Vitromex), calentadores de agua (Calorex) y productos para el hogar (Cinsa).

Pero si bien el impacto no es directo, a algunos les preocupa la afectación general de las medidas.

“Reglas de contenido regional más estrictas sugieren que los fabricantes de automóviles mexicanos enfrentarían costos más altos, ya que una mayor parte de sus insumos se obtiene desde dentro la región”, escribieron expertos de Citibanamex en un reporte tras darse a conocer algunos detalles de lo acordado entre las autoridades estadounidenses y mexicanas. “En principio, esto debería tener un impacto negativo en la competitividad del sector en el corto plazo”.

El atractivo de México para la fabricación de automóviles podría reducirse dado que la mano de obra ya no será tan barata como antes. En México, los salarios actuales del sector rondan los tres dólares por hora y algunos esperan que suban por la exigencia del porcentaje de cierto monto de componentes producidos por trabajadores mejor pagados.

“El golpe más fuerte lo recibe el sector automotriz, que deberá adaptarse a los nuevos requerimientos; y esto afecta a la economía mexicana, que deberá buscar dinamismo en otros sectores”, escribió por su parte en otro reporte el equipo de análisis de Intercam Grupo Financiero.

 


Fecha de publicación: 04/09/2018

Etiquetas: Automotrices GIS Nemak Rassini México impacto acuerdo comercial EUA