15 de may. (Sentido Común)-- Las principales aerolíneas mexicanas enfrentaron en los primeros meses de 2018 un panorama desafiante que al parecer perdurará lo que resta del año y que muy difícilmente podrán paliar con el incesante aumento de tráfico de pasajeros.

     Una mayor competencia en el sector y el incremento en los costos han derivado en turbulentos reportes financieros de AeroMéxico, Volaris, Interjet y Viva Aerobus en el primer trimestre de 2018, en donde las cuatro aerolíneas reportaron pérdidas netas.

     “Fue un trimestre desafiante”, reconoció Andrés Conesa, director general de AeroMéxico, en una conferencia con analistas e inversionistas. “Nuestra red diversificada y... modelo de negocio han demostrado su habilidad en este ambiente complicado”.

     La situación no es nueva, durante el último año algunas de las líneas aéreas han reportado varias contracciones en su rentabilidad a nivel operativo, pero la perspectiva se está tornando incierta para el resto del año debido a presiones de eventos externos sobre la confianza en el consumidor, el tipo de cambio y los precios de los combustibles.

     “Esperamos mayor incertidumbre por el destino del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y las próximas elecciones, lo que hace muy difícil predecir el comportamiento de nuestros clientes y de los precios”, dijo Enrique Beltranena, director general de Volaris, en su comparecencia trimestral ante analistas e inversionistas, refiriéndose a su perspectiva para el segundo cuarto de 2018.

     La situación es contrastante. Actualmente más mexicanos utilizan el avión para trasladarse que en ningún otro momento. El tráfico de pasajeros nacionales e internacionales ha ido en aumento, pese a que su ritmo ha desacelerado en los últimos meses.

     Como ejemplo de ese auge, los grupos aeroportuarios han mantenido una racha de buenos resultados financieros en los últimos tiempos. Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP), Grupo Aeroportuario del Sureste (ASUR) y Grupo Aeroportuario del Centro Norte (OMA) registraron un alza de doble dígito en su flujo operativo durante el primer trimestre, con respecto al año anterior, resultados que en general superan al obtenido por las líneas aéreas.

     En contraste, AeroMéxico y Volaris, las dos aerolíneas que trasladan a la mayoría de los pasajeros en México, disminuyeron su flujo operativo 15 y 25%, respectivamente, lo que refleja la diferencia de gastos que deben afrontar aerolíneas y aeropuertos.

     “El ambiente competitivo empeoró durante el primer trimestre de 2018”, escribieron Gilberto García, Benjamin Theurer y Pablo Monsiváis, analistas de Barclays en una opinión sobre los resultados de AeroMéxico y Volaris, del primer trimestre. “En el lado negativo, destacamos el riesgo de nuevos recortes en los precios, un exceso de capacidad continua en las rutas clave, un aumento en los costos de combustible, preocupaciones geopolíticas y volatilidad del tipo de cambio”.

     Las compañías, principalmente las de bajo costo como Volaris, Interjet y Viva Aerobus, se encuentran en una escalada de reducción de tarifas y apertura de nuevas rutas, principalmente en el mercado interno.

     Además, el boom de nuevas rutas generado por la política de cielos entre México y Estados Unidos, incrementó la competencia con un número aún mayor de actores, como las estadounidenses JetBlue, Southwest, United o Alaska Airlines. Un efecto que está aminorándose, luego de que las empresas han comenzado a recortar las rutas menos eficientes.

     Por otro lado, los costos de operar se han vuelto cada vez mayores para las aerolíneas mexicanas. Tan sólo durante el primer trimestre Volaris registró un incremento de 15% en sus gastos de combustible, este precio fue aún mayor para AeroMéxico e Interjet que tuvieron incrementos de 27 y 26% en sus gastos de combustible respectivamente.

     Los beneficios de la reforma energética aun no se han visto reflejados en el mercado de la turbosina, el combustible utilizado por los aviones, cuya distribución sigue siendo controlada de manera exclusiva por la estatal Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA).

     Esta situación ha llevado al sector, cuyos intereses son representados por la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero), a solicitar abrir el mercado y aumentar la competencia en la venta de combustible.

     Las líneas aéreas también enfrentan mayores tarifas aeroportuarias –como las establecidas a inicios del año por el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), con la que pretende financiar una parte del nuevo aeropuerto capitalino—, mayores gastos laborales, entre otros.

     En febrero, el AICM anunció un incremento, adicional al ya establecido a finales del 2017, de 25% a las tarifas que cobra a los pasajeros internacionales por utilizar la terminal aérea.

     “La nueva tasa de salida internacional en México coloca el aeródromo entre los más altos de la región y merma la competitividad de México como destino turístico e incluso de negocios”, dijo Jason Sinclair director de comunicaciones de International Air Transport Association (IATA) para las Américas a Sentido Común, en una respuesta enviada por correo electrónico en febrero. “Más allá de eso IATA cree que ni los pasajeros ni las aerolíneas deberían tener que pagar por una infraestructura que no pueden usar todavía”.

     Para afrontar estos nubarrones, las aerolíneas están apostando a la búsqueda de eficiencias económicas y el traslado del incremento de los costos a sus clientes.

     AeroMéxico dará un mayor impulso a sus mercados internacionales transcontinentales. Volaris girará su capacidad hacia destinos nacionales más redituables, como el Pacífico y Cancún, el destino turístico número uno del país. 

     Además, esta última aerolínea comenzará a cobrar más a sus clientes, debido a que decidió incrementar sus tarifas base –50 pesos (2.52 dólares) para vuelos domésticos y en cinco dólares en destinos internacionales—, para aminorar la presión del alza en los precios de los combustibles en su rentabilidad.

     Aunado a ello, estas líneas aéreas están en espera de recibir nuevas aeronaves de fabricantes como la europea Airbus y la canadiense Bombardier, luego de inversiones millonarias, que alcanzarían más de nueve mil millones de dólares, en el caso de Volaris.

     La llegada de nuevas aeronaves no significa necesariamente un incremento de capacidad, también es una estrategia de rentabilidad, que permite aumentar el número de pasajeros por avión y mejorar la eficiencia en el consumo de combustible.

     Por ejemplo, AeroMéxico está descontinuando sus aviones más antiguos. La empresa, que recibirá algunas aeronaves a lo largo del año, planea cerrar 2018 con 142 unidades, solo un avión más que el año pasado.

     Este tipo de medidas de eficiencia se están volviendo más importantes ante una competencia cada vez mayor.


Fecha de publicación: 15/05/2018

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