22 de abr. (Sentido Común) -- Los cinco candidatos a la presidencia aprovecharon el primero de los tres debates que tendrán previo a la elección del 1 de julio para reiterar muchas de las propuestas y planteamientos que han realizado a lo largo de sus campañas en materia de combate a la corrupción, la inseguridad y la violencia, al tiempo que también intentaron --como era de esperarse-- desacreditarse.

Con un formato más ágil al de elecciones presidenciales anteriores, en el que los tres moderadores pudieron dar seguimiento con preguntas a las respuestas de los aspirantes y en el que también se permitieron las réplicas a los señalamientos personales, el primer debate transcurrió sin que al parecer pudiese pensarse que cambiará de forma radical el rumbo que hasta ahora lleva la carrera presidencial.

De acuerdo a todas las encuestas, quien encabeza las preferencias electorales para convertirse en el próximo presidente de México es Andrés Manuel López Obrador.

Si bien él, quien compite por la coalición Juntos Haremos Historia, fue en ocasiones el centro de las críticas de los otros aspirantes --aunque entre ellos también se atacaron-- y si bien no tuvo una aparición ejemplar, esperando hasta el final para defenderse, su actuación muy probablemente le permitirá mantener la ventaja que tiene de más de 13 puntos porcentuales sobre su más cercano perseguidor, Ricardo Anaya, de la coalición Por México al Frente.

Anaya, quien para algunos tuvo la mejor presentación, fue un duro crítico de las propuestas y la personalidad de López Obrador a lo largo del debate.

Incluso el candidato de los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y de Movimiento Ciudadano (MC) dijo que él en el pasado había admirado a López Obrador por su postura opositora al sistema, pero a quien ahora ya no respeta por haber aceptado entre sus filas a muchos de los gobernantes que en el pasado criticó, como el senador Manuel Bartlett, a quien muchos acusan de haber orquestado un fraude electoral como secretario de Gobernación durante la contienda presidencial de 1988 contra Cuauhtémoc Cárdenas, quien había gobernado el estado de Michoacán y quien posteriormente gobernó la capital del país.

Anaya, con 39 años de edad, también cuestionó la efectividad de López Obrador en su lucha contra la criminalidad cuando gobernó Ciudad de México de 2000 a 2005, así como su planteamiento de dar amnistía a los criminales y de ahora tener entre sus filas a personas que participaron en el rescate bancario de 1995, que tanto criticó el candidato puntero.

La estrategia contra la inseguridad “no está funcionando”, dijo Anaya. “La tenemos qué cambiar, pero perdonar a los delincuentes como propone López Obrador no es la opción”. 

Anaya en ese sentido propuso no descabezar a las organizaciones criminales como se intentó principalmente en el sexenio de Felipe Calderón, sino desmantelarlas a fin de evitar que el grupo criminal siga actuando, o se divida en más bandas organizadas, que a la postre perpetúan las actividades delincuenciales.

Claro que en cuanto a la propuesta de amnistía, López Obrador, con 64 años de edad, aclaró que lo que ha planteado no es necesariamente impunidad para los criminales y aclaró que de ganar la presidencia el convocará a un grupo de expertos, incluido el papa Francisco, en los meses previos a la toma de poder del 1 de diciembre, para encontrar las mejores soluciones al problema de la violencia e inseguridad en México.

“La amnistía no significa impunidad, porque se ha manejado, desde luego de manera mal intencionada, de que yo quiero sacar de la cárcel a todos los delincuentes”, dijo López Obrador en defensa de su propuesta de explorar la posibilidad de perdonar a los delincuentes. Sin embargo, “no se puede enfrentar la violencia con la violencia, no se puede apagar el fuego con el fuego”.

En ese sentido, el candidato de los partidos Movimiento Regeneración Nacional (Morena), del Trabajo (PT) y Encuentro Social (PES), propuso, cómo ha dicho anteriormente, que lo que debe de hacerse para combatir el flagelo de la violencia y la inseguridad es ir a lo que él cree que es la raíz del problema: el desempleo, el pobre crecimiento económico del país y la falta de oportunidades a los jóvenes.

El primer debate trató, por diseño, de los problemas de violencia, inseguridad y corrupción que aquejan a México.

En ese sentido, José Antonio Meade, quien ocupa el tercer lugar en las preferencias electorales, también criticó la propuesta de dar amnistía a los criminales de López Obrador, ya que desde su punto de vista eso equivale a trabajar a favor de esos grupos y refleja lo que está dispuesto a hacer López Obrador para llegar a la presidencia.

"Andrés Manuel, la amnistía te pon del lado de los criminales", dijo Meade en una de sus intervenciones. "Quieres perdonar lo imperdonable. . . En tu ambición de poder y en tu miedo de perder te has vuelto un títere de los criminales. Yo los voy a meter a la cárcel"

Además de Anaya, López Obrador y Meade, con 49 años de edad, el debate, que tuvo una duración de dos hora, que organizó el Instituto Nacional Electoral (INE) y que se llevó a cabo en el Palacio de Minería de la capital del país, también incluyó la presencia de dos candidatos independientes: Margarita Zavala, la esposa del presidente Felipe Calderón, y Jaime Rodríguez "El Bronco", gobernador del estado de Nuevo León..

En el tema de la corrupción, todos los candidatos prometieron combatirla a fondo, aunque en este punto las recriminaciones fueron generalizadas con Anaya señalando que el principal partido que apoya a Meade --el PRI-- tiene mucho que explicar en torno a los múltiples casos de desvíos de fondos que han surgido en el país, como son los casos de los gobernadores acusados de enriquecimiento inexplicable y lavado de dinero de los estados de Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua.

Incluso, Anaya vinculó las revelaciones de corrupción que dieron a conocer ejecutivos de la empresa de construcción brasileña, Odebrecht, el año pasado por haber sobornado a funcionarios de varios países de América Latina, México incluido, con el partido que representa Meade. 

Los ejecutivos de Odebrecht han dicho en entrevistas y declaraciones judiciales que en el caso de México corrompieron a altos ejecutivos de la empresa petrolera estatal, Petróleos Mexicanos, y que además financiaron la campaña electoral del presidente Enrique Peña Nieto, hace seis años.

En México, a diferencia de otros países de América Latina, ningún ejecutivo de Pemex o del gobierno ha sido acusado de corrupción por recibir pagos indebidos de Odebrecht.  

Por su parte, Meade recriminó a López Obrador no ser transparente ni honesto con su declaración patrimonial, pues en ella no reveló tres departamentos que están a su nombre.

López Obrador aclaró que no tenía esos departamentos y que si así era que se los regalaba a Meade.

El candidato puntero ha aclarado antes a diversos medios de comunicación que no incorpora esas propiedades a su declaración patrimonial pues aunque podrían todavía aparecen a su nombre en el Registro Público de la Propiedad, no son suyas, sino de sus hijos o familiares como demuestran documentos de una donación en vida, aunque aún no se hayan ejecutado el traspaso de la propiedad.

Meade también criticó a Anaya por no ser transparente en cuanto a un crédito hipotecario que obtuvo para hacer un negocio con la compra de un terreno y la posterior edificación y venta de una nave industrial.

Anaya dijo que no tenía nada que esconder y que quien buscase conocer toda la información de ese crédito hipotecario la podría encontrar en su página en internet.

Todos los candidatos dijeron que una manera efectiva para combatir la corrupción sería el nombramiento de un fiscal anti-corrupción independiente, algo que también secundo López Obrador, a quien sus contrincantes acusaron de no apoyar esa fiscalía o bien de buscar nombrar a un allegado que no tendría la autonomía para investigarlo en caso de llegar a la presidencia.

Sobre la posibilidad que ha planteado López Obrador de someter su gobierno, en caso de ganar la presidencia, a una votación a favor o en contra cada dos años --algo que en la jerga política se conoce como revocación de mandato--, Anaya aceptó la propuesta siempre y cuando se legislara y no se realizara esa evaluación de desempeño en asambleas populares y manipulables a mano alzada, un método que en ocasiones realiza el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia para definir ciertas acciones.

López Obrador aceptó, ante esta postura de Anaya, enviar una iniciativa de ley para regular la revocación del mandato, una propuesta que también respaldó “El Bronco”, más no Zavala y Meade.

“Por el amor de Dios, la gente está cansada de los políticos”, dijo Meade, en referencia a la campaña a favor o en contra que provocaría la ejecución de la evaluación del desempeño de la próxima administración cada dos años. “La revocación traería incertidumbre”.

Finalmente, ante los ataques de “El Bronco” a Anaya, López Obrador y Meade por los enormes gastos de campaña que realizan los tres candidatos y que son financiados con recursos de los contribuyentes, los tres develaron que habían ya propuesto regresar parte de los recursos públicos que reciben del INE a fin de contribuir a reducir los costos de las campañas electorales.

 



Fecha de publicación: 20/04/2018

Etiquetas: México política elecciones gobierno economía candidatos presidenciales Anaya López Obrador Meade Rodríguez Zavala