Tokio, 8 de mar. (Dow Jones) -- La reputación de calidad sin defectos en la manufactura y la eficiencia de Japón transformó la economía de posguerra del país, cambió las prácticas empresariales a nivel mundial y dio pie a toda una librería de manuales administrativos y libros de asesoría empresarial. Ahora, ese modelo está resquebrajándose.

Kobe Steel, Mitsubishi Materials y Subaru admitieron en los últimos meses manipular las inspecciones de calidad, aunque todas dijeron que no surgieron problemas de seguridad. Takata se declaró en bancarrota el año pasado luego de admitir haber suministrado más de 50 millones de bolsas de aire defectuosas en Estados Unidos. Mitsubishi Motors admitió haber encubierto fallas en vehículos y falsificado datos sobre la economía de combustible.

Nissan Motor, la quinta automotriz más grande del mundo, reveló en septiembre que sus fábricas japonesas permitieron a empleados no calificados realizar inspecciones finales de calidad en algunos automóviles, una práctica que podría datar de la década de los noventa. Durante las auditorías, los supervisores proporcionaban rutinariamente a los aprendices insignias de inspectores calificados, dijo la empresa.

Debido a que los resultados de las inspecciones de automóviles nuevos se registraron en papel y se almacenaron en encuadernadoras, fue casi imposible determinar cuántos automóviles se vieron afectados, de acuerdo con una persona familiarizada con el proceso.

Nissan llamó a revisión 1.2 millones de vehículos en Japón, casi todos producidos en los tres años hasta septiembre. Dijo que la seguridad nunca se vio comprometida.

Las malas prácticas corporativas ocurren en todo el mundo, pero los escándalos de Japón llegan hasta los cimientos de lo que ha mantenido populares a las marcas japonesas, así como la percepción que tiene el país de sí mismo. Las marcas japonesas, alguna vez sinónimo de calidad, obtienen buenas calificaciones en muchas encuestas de calidad, pero las automotrices estadounidenses las han superado en los últimos dos años en el estudio de calidad inicial de J.D. Power, y los fabricantes de otros productos también están alcanzando el mismo nivel.

Los escándalos amenazan con acelerar la erosión de la participación de mercado global de Japón en los productos manufacturados, lo que da a su principal rival, China, un mayor impulso en su marcha para convertirse en la economía más grande del mundo. También ponen en tela de juicio una de las teorías de gestión y fabricación más influyentes del mundo.

El modelo de Japón, elogiado en publicaciones como Harvard Business Review, se basa en el concepto de kaizen, a menudo traducido del japonés como “mejora continua”. En la práctica, significa eliminar las actividades innecesarias, reducir el exceso de inventario y usar el trabajo en equipo para solucionar problemas cuando estos surgen.

Éste les confiere una enorme responsabilidad a los trabajadores de línea a nivel planta, conocido como genba, para realizar las operaciones diarias y generar innovación. A esos trabajadores, considerados por muchos japoneses como artesanos, se les ha garantizado trabajos de por vida a cambio de su dedicación a lograr los objetivos de su compañía.

En uno de los ejemplos citados con frecuencia, a los trabajadores de Toyota Motor se les dio la autoridad de tirar de una cuerda para detener la línea de montaje cada vez que detectaban un problema grave. Los tornillos o herramientas errantes en la fábrica eran considerados como fallas importantes de disciplina y corregidos.

El problema hoy es que muchas empresas japonesas ya no pueden permitirse el lujo de garantizarles empleo de por vida a los artesanos en los pisos de las fábricas. Delegarles tanta autoridad a los trabajadores de línea ha dejado a las empresas expuestas al fraude y a la reducción de costos, mientras les permite a los ejecutivos eludir esa responsabilidad, de acuerdo con consultores administrativos y abogados corporativos conocedores de los problemas.

“La genba ya es obsoleta”, dijo Hideaki Kubori, un abogado de Tokio con experiencia en el manejo de escándalos corporativos. La incapacidad de las empresas para controlarla completamente ha provocado un “tipo de crisis” en la industria japonesa, dijo.

Kobe Steel, que tiene su sede cerca de Osaka, fabrica productos de acero de alta gama para trenes, automóviles y cohetes. Recientemente admitió falsificar documentos de certificación de calidad de cientos de miles de productos para más de 500 clientes.

Un informe interno de la empresa, completado en octubre, encontró que los trabajadores de la línea estaban saturados de trabajo ya que la empresa trataba de mantener la rentabilidad, mientras que los ejecutivos no tenían contacto con la fábrica.

No obstante, Japón sigue siendo una potencia de fabricación. Ocupa el tercer lugar en producción manufacturera, detrás de China y Estados Unidos, y justo por delante de Alemania, según datos de las Naciones Unidas.

Cerca de 700 mil millones de dólares de productos japoneses se exportan anualmente, principalmente maquinaria, automóviles y partes como pantallas y microcircuitos de memoria para iPhones y fuselajes de aviones para Boeing.

Las fábricas de propiedad japonesa también son una potencia en Estados Unidos, al fabricar productos para marcas tales como Nissan y Toyota en Kentucky, Texas y otros lugares.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 08/03/2018

Etiquetas: Japón Modelo Fabricación