Ciudad de México, 7 de mar. (Dow Jones) -- Andrés Manuel López Obrador, un nacionalista que hizo carrera bloqueando pozos petroleros y criticando a la élite política, está intentando por tercera vez lograr lo que no pudo las dos veces antes: ganar la presidencia de México.

El candidato izquierdista, de 64 años, encabeza las encuestas antes de las elecciones del 1 de julio, luego de tratar de reinventarse con un nuevo partido, aliados improbables y como el defensor de la unidad nacional que no representa una amenaza para los poderes económicos tradicionales de México.

Aunque alguna vez fue miembro del partido gobernante y jefe de gobierno de la Ciudad de México, López Obrador se está beneficiando de su imagen como ajeno al sistema en un momento en que los mexicanos están hastiados de la violencia, la rampante corrupción en el gobierno y la desaceleración de la economía que ha dañado la popularidad del partido actualmente en el poder.

Lo que está en juego para los Estados Unidos es sustancial.

López Obrador apoyó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pero advirtió que las renegociaciones actuales entre Estados Unidos, Canadá y México deberían suspenderse hasta después de las elecciones de México. Si llega a ser presidente, dijo que renegociaría cualquier acuerdo que dañe los intereses de México.

También ha inquietado a Estados Unidos y otros inversionistas al prometer congelar la reciente apertura de la industria petrolera mexicana a la inversión privada mientras revisa los 91 contratos de exploración y producción que el gobierno ha adjudicado en los últimos tres años en busca de cualquier indicio de corrupción.

Si bien López Obrador ha dicho que mantendrá un déficit presupuestal equilibrado y que respetará la autonomía del banco central, su victoria sería un nuevo modelo económico y social para México. Él propone fomentar el crecimiento con un mayor gasto gubernamental, políticas de sustitución de importaciones y salarios más altos --alejándose del modelo basado en la exportación que ha prevalecido en el país durante los últimos 35 años. López Obrador ha dicho que quiere aumentar el gasto en todo, desde nuevas refinerías de petróleo hasta programas de educación y empleo para los jóvenes desempleados.

Sobre todo, se compromete a luchar contra la corrupción.

El político ha dicho que este es su último intento por ocupar el cargo más alto de la nación. Cinco encuestas recientes lo muestran con una ventaja promedio de 7.5 puntos porcentuales sobre su rival más cercano, Ricardo Anaya, el candidato de una coalición de derecha-izquierda liderada por el conservador Partido de Acción Nacional, también conocido como PAN. El ex secretario de Hacienda José Antonio Meade, el candidato del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) está en el tercero.

Pero muchos mexicanos aún consideran a López Obrador como un populista recalcitrante, en parte por las perturbadoras protestas callejeras que encabezó en la Ciudad de México luego de perder por poco las elecciones de 2006 --que lideró en las encuestas-- y argumentar que se debió a un fraude electoral. Después de su segundo intento, en 2012, formó el Movimiento Nacional de Regeneración, o Morena, cuyas siglas significan piel morena en español.

Ahora, la estrategia de López Obrador apunta a expandir su base política, dijo Tatiana Clouthier, su coordinadora de campaña. Las mujeres, los jóvenes y los mexicanos de clase media que aún desconfían de él son los principales objetivos de la campaña, dijo.

“López Obrador ha aprendido de sus campañas anteriores. Para ganar, necesitamos a todos, ya sean católicos, evangélicos, pobres o ricos”, dijo Clouthier.

También ha buscado suavizar su imagen combativa e imbuirle algo de humor.

Un video reciente lo mostró cantándole feliz cumpleaños a su esposa. Tras las acusaciones de los adversarios de que Rusia está tratando de interferir en las campañas mexicanas a favor de López Obrador, se encogió de hombros ante los comentarios y en broma se refirió a sí mismo como Andrés Manuelovich.

Está obteniendo aliados de los lugares más improbables, incluido un nuevo grupo de evangélicos cristianos que fundaron un partido en 2014. En parte debido a la creciente presencia de evangélicos en México, el partido Encuentro Social de derecha obtuvo 1.3 millones de votos en las elecciones de mitad del año 2015, logrando que ocho de sus candidatos fueran elegidos para integrar la Cámara Baja del Congreso.

Mientras que López Obrador, que se describe a sí mismo como cristiano, ha dicho que el aborto y el matrimonio entre homosexuales no son temas prioritarios para México en la actualidad, muchos miembros del partido son mucho más socialmente liberales. Escasamente en junio pasado, López Obrador señaló que Encuentro Social era parte de un sistema político corrupto.

“López Obrador está consciente de que es vulnerable y que si no amplía su coalición de votantes podría ser derrotado nuevamente”, dijo Gerardo Esquivel, un analista político de El Colegio de México.

Otros que se han sumado a la campaña de López Obrador incluyen a Alfonso Durazo, un ex funcionario de alto rango del PRI y portavoz del ex presidente conservador Vicente Fox; y Gabriela Cuevas, una senadora del PAN que tildó a Obrador de “criminal” en 2005. Ella ahora dice que en ese entonces lo “juzgó mal”.

Alfonso Romo, un acaudalado empresario mexicano, está ayudándole a Obrador a establecer contactos con el sector privado y los inversionistas internacionales.

“López Obrador está construyendo puentes. Eso es positivo”, dijo Esteban Moctezuma, ex alto miembro del PRI y probable integrante del gabinete de López Obrador.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 07/03/2018

Etiquetas: México Elecciones Candidato López Obrador Morena Encuestas