14 de feb. (Dow Jones) -- Israel Concha trasgredió la ley estadounidense cuando apenas tenía cuatro años de edad.

Fue entonces que sus padres pasaron ilegalmente al infante a través del río Grande con dirección a Texas. Tres décadas más tarde, después de asistir a la universidad y establecer su propia compañía de taxis en Corpus Christi, fue deportado a México, una tierra que apenas conocía.

“Treinta años de mi vida se fueron por el caño”, dijo Concha en un inglés fluido, recordando el día de 2014 cuando un agente de inmigración lo puso en un puente de Laredo, Texas, y le dijo que “vete a casa”. Llevaba lo que le quedaba de sus pertenencias en una bolsa de arpilla.

El trauma de Concha ahora podría ocurrirle a aproximadamente 1.8 millones de inmigrantes indocumentados que fueron llevados a Estados Unidos cuando niños y que enfrentan la deportación si el Congreso y la administración Trump no logran acordar un amplio plan de inmigración que se negocia actualmente.

El grupo, conocido como Dreamers, goza de mucha simpatía en Estados Unidos ya que una encuesta de Pew Research muestra que 74% de los estadounidenses está a favor de legalizar su situación migratora. El presidente Donald Trump propuso una vía para que ellos obtengan la ciudadanía, si el Congreso acepta promulgar otras estrictas reformas migratorias.

El tema es muy contencioso, teniendo a una minoría vocal de estadounidenses y legisladores en contra de otorgarles a los Dreamers lo que ellos consideran una amnistía. Las disputas políticas sobre dicho grupo --que incluye a unas 700 mil personas protegidas temporalmente de la deportación con base en un programa de la era Obama conocido como Deferred Action on Childhood Arrivals, o DACA (Acción Diferida para los Arribados en la Infancia)-- provocó un breve cierre del gobierno de Estados Unidos recientemente. Trump canceló el programa y por ello DACA expirará el próximo 5 de marzo.

Las deportaciones han caído durante la administración Trump, reflejando así la disminución en los cruces fronterizos ilegales en un año de su gobierno.

Sin embargo, Estados Unidos está arrestando a más personas en el interior del país que, como los Dreamers, han estado en Estados Unidos durante mucho más tiempo, que han echado raíces y contribuido al desarrollo económico de la nación.

Además de las deportaciones forzadas, cientos de miles de personas han regresado voluntariamente a México y otros lugares para unirse a sus familiares deportados.

José Manuel Torres tenía cinco años cuando sus padres lo llevaron furtivamente a él y a su hermano de un año de edad en 1998 al otro lado de la frontera cerca de Nogales, Arizona. Llegar a Estados Unidos significó muchas primicias para el niño: su primer viaje en avión, su primera hamburguesa, etc.

En 2011, después de graduarse en Meadowcreek High School de Atlanta y jugar en el equipo de fútbol americano de la escuela secundaria, Torres estaba en un avión otra vez, pero ahora rumbo a México para seguir a su padre, que había sido deportado tres meses antes después de una revisión de tráfico rutinaria. Su madre no quería dejar sólo al padre de Torres, un diabético.

“Cuando despegamos, me di cuenta de que esa podría ser la última vez que volviera a ver este lugar”, dijo Torres, ahora de 25 años, ataviado con una gorra de béisbol de los Bravos de Atlanta y con la visera hacia atrás.

Otro gran grupo de personas que no son Dreamers también está en riesgo de ser deportado, las personas que nacieron en Estados Unidos, pero que son hijos de inmigrantes indocumentados.

México ahora es el hogar de cientos de miles de menores de edad oriundos de Estados Unidos que se unieron a sus padres después de que fueron deportados o que decidieron regresar.

“No todos son Dreamers. Hay muchos ciudadanos estadounidenses que han regresado, y muchas otras personas nacidas en México que no están clasificadas como Dreamers”, dijo Ariel Mojica, un académico en México que estudia a los inmigrantes que regresan.

Todos esos grupos pasaron la mayor parte de su infancia en Estados Unidos y se consideran a sí mismos como estadounidenses, compartiendo experiencias como la de motivar al equipo local de béisbol, asistir a su baile de graduación y pasar el rato en el centro comercial.

El regreso a México a menudo es traumático. Saltan de la economía más desarrollada del mundo a una nación donde la mitad de la población vive en la pobreza.

Muchos que regresan hablan un deficiente español y han tenido problemas para ingresar a escuelas públicas o ser atendidos en los hospitales públicos porque no pueden probar su identidad mexicana.

Regresan sabiendo más sobre Abraham Lincoln y la Guerra de Secesión que de Emiliano Zapata y la Revolución Mexicana. Para ellos, el día de la independencia es el 4 de julio, no el 16 de septiembre. Miden en yardas y libras, no en metros y kilogramos.

“Fue impactante”, dijo Dulce Rosario, una adolescente de 15 años que creció en Houston y que regresó a México cuando cursaba el segundo grado de preparatoria, siguiendo a su padre que fue deportado. “Me sabía 'The Star-Spangled Banner' (el himno de EUA), no el himno mexicano".

Joseph Ambríz de 15 años nació en Carolina del Norte y se mudó a México, una tierra que nunca había visto, hace cuatro años, cuando su abuela se enfermó y que la madre de José quería verla.

Joseph, quien es disléxico, tuvo dificultades en una escuela pública local. Su acento y su ropa lo hicieron destacar. Un día, un estudiante intentó estrangularlo. Su madre se quejó con el director, quien respondió sugiriéndole sacar a José de la escuela. Él ahora asiste a una escuela privada, y se niega a hablar inglés.

México no tiene un equivalente a los programas de inglés como segundo idioma típicos de Estados Unidos para ayudarles a los estudiantes a ponerse al corriente.

“Lo mismo que sucede con los inmigrantes que van al norte, que tienen que aprender un nuevo idioma, una nueva cultura y que enfrentan el rechazo --eso también les pasa cuando llegan al sur”, dijo Mojica, el académico.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo               

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Fecha de publicación: 14/02/2018

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