El Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, o GACM, la empresa estatal que está en proceso de construir la nueva terminal aérea de la Ciudad de México, inició los trámites para listar en bolsa una fibra E, con la que proseguirá su plan de financiamiento para construir el que muy probablemente se convertirá en uno de los aeropuertos más grandes del mundo.

     La empresa, que también es la controladora del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (ACIM), aún no revela el monto a recabar, número de fibras a emitir o la fecha tentativa de la emisión, no obstante, dijo en su incipiente prospecto de colocación que la fibra contempla utilizar el total de los recursos que recoja para suscribir acciones tanto del viejo aeropuerto como del grupo aeroportuario.

     “Se anticipa que el nuevo aeropuerto sea uno de los más grandes en Latinoamérica en términos de tráfico de pasajeros y sea un centro regional importante, diseñado para cumplir con la demanda proyectada a largo plazo del transporte aéreo en la Ciudad de México”, dijo GACM en el prospecto de colocación.

     Los dueños de la fibra obtendrán a cambio el derecho de recibir en un principio 39% del flujo de la administradora aeroportuaria, pero a partir de 2026 ese porcentaje ascenderá dos puntos porcentuales cada año hasta un tope de 49%.

     Claro que las intenciones reveladas por el grupo aeroportuario podrían estar aún en un nivel exploratorio y políticamente muy expuesto.

     Esto es así porque si GACM concreta la colocación, esta podría llegar en un momento que  no garantiza que el próximo presidente de México busque continuar con el proyecto. En las elecciones presidenciales de este año podría salir victorioso Andrés Manuel López Obrador, el precandidato de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), quien ha hecho pública, en numerosas ocasiones, su oposición al proyecto.

     “Las elecciones presidenciales y legislativas nacionales en México se llevarán a cabo en 2018 y podrían generar inestabilidad social, política y económica”, dijo GACM, en el prospecto. “El Nuevo Aeropuerto está sujeto a las decisiones políticas o cambios en los planes de desarrollo del Gobierno Federal que esté en turno, por lo que su construcción y desarrollo podría verse afectado”.

     López Obrador lleva años diciendo que de llegar a ser presidente preferiría hacer modificaciones al aeropuerto militar de Santa Lucía, ubicado en el Estado de México, antes que continuar con la construcción de la nueva sede.

     “Se construirán dos pistas en el aeropuerto militar de Santa Lucía para resolver el problema de saturación en el actual aeropuerto de la Ciudad de México”, dijo López Obrador en diciembre tras registrar su precandidatura.

     Claro que las obras del nuevo aeropuerto están avanzadas --tal vez no como lo esperaría el gobierno federal-- y dar marcha atrás a un proyecto de esa envergadura podría ser complicado, incluso repercutir financieramente de forma más adversa para México.

     GACM ya concluyó la construcción de la barda y camino perimetral, de 48 kilómetros de caminos de acceso, campamento, drenaje temporal, limpieza y nivelación y la remoción de escombros. Además están ya en proceso la subestación eléctrica, las pistas 2, 3 y 6, el edificio terminal y su losa de cimentación, la torre de control y el sistema de seguridad general, entre otras.

     La obra, que está planeada para comenzar a funcionar con tres pistas de operación simultánea de las seis contempladas, requiere de una inversión aproximada de 13 mil millones de dólares.

     La estimación actual contempla que 60% de la construcción del inmueble sea financiado por el Gobierno Federal mientras que el restante 40% sea desembolsado por la iniciativa privada.

     La obra, una de las más ambiciosas de la administración de Peña Nieto –a la par de una red de telecomunicaciones nacional para todos los operadores de telefonía--, ya cuenta con mil 250 millones de dólares de fondeo gubernamental y seis mil millones en bonos.

     Los seis mil millones de dólares fueron recabados en cuatro emisiones internacionales catalogadas como verdes, las cuales tienen vencimientos entre 2026 y 2047.

     Los otros seis mil millones de dólares (poco más de 112 mil millones de pesos) están pendientes de financiamiento y no está claro cuánto podría cubrir la colocación de la fibra E.

     Por el momento los ingresos del grupo aeroportuario se basan en lo que produzca el actual aeropuerto, el cual ingresó 509 millones de dólares y generó una utilidad de operación de 276.6 millones en 2017.

     Si llega a bolsa la fibra E, GACM se convertirá en la tercera empresa en aprovechar el instrumento bursátil que fue creado hace tres años por el gobierno de México para impulsar la inversión en infraestructura y energía. Antes del grupo lo hicieron la también empresa eléctrica estatal, Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Pinfra, una compañía que construye y administra autopistas y vías rápidas.





Fecha de publicación: 13/02/2018

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