4 de ene. (Dow Jones) -- Los economistas a menudo están desconcertados por los giros que registra el mercado de valores, aunque por el momento los accionistas y la profesión económica simplemente no concuerdan en una de las más grandes suposiciones que los analistas deben hacer: el crecimiento de la productividad.

Las acciones de las compañías con tecnologías disruptivas se han disparado con base en la idea que están alterando una industria tras otra, y en las que están por venir grandes ganancias. La otra cara de la sustitución de los trabajadores por robots o algoritmos debería ser una mejoría en la productividad laboral, pero después de una década de predecir erróneamente un repunte en la productividad, los economistas han reducido las ganancias previstas.

Quizás 2018 sea el año en el que la productividad finalmente comience a mejorar. Tecnologías como el reconocimiento de voz, los chatbots en línea y el aprendizaje de las máquinas se están adoptando rápidamente, el gasto de capital está mejorando y los mercados laborales escasos ofrecen a las empresas un incentivo para encontrar mejores formas de trabajar.

Pero la productividad desafía a los pronosticadores, y la lección del pasado es ser reservados. Esta es una historia de lo poco conocemos sobre lo que mueve a la productividad, a pesar de que es la clave de la prosperidad a largo plazo, y de lo que sucede con la inflación y los precios de las acciones y los bonos.

Comience con lo básico. La productividad laboral es la producción económica real dividida por el número de horas trabajadas, pero ésta más fácil de entender para una empresa: ¿cuántos cafés con jengibre puede batir cada barista de Starbucks por hora? Proporcióneles una máquina mejor o mejor capacitación y la productividad aumentará.

Por extensión, lo mismo se aplica a la economía en general. Muchos economistas citan los años de reducida inversión corporativa y un sistema educativo desesperado por el crecimiento de la productividad de Estados Unidos. Lo que empeora la situación es una fuerza de trabajo que envejece, las empresas “zombis” se mantienen vivas debido a las bajas tasas de interés y al exceso de deuda debido a la crisis financiera de 2008. El cambio de la fabricación de alta productividad a los sectores de servicios de baja productividad perjudica también a las cifras en general.

En contra de esto, la inversión corporativa finalmente está mejorando, los que nacieron con el milenio están en sus mejores años laborales y las tasas de interés están subiendo, teniendo a los operadores de futuros seguros de que la Reserva Federal aumentará nuevamente las tasas. Las tecnologías como los drones y los vehículos autónomos se están adoptando rápidamente, mientras que los recuerdos del colapso de Lehman se han desvanecido.

Desafortunadamente, los economistas no han tenido éxito en encontrar vínculos confiables entre ninguno de estos factores y la productividad.

“Por lo que a mí respecta, la productividad es un milagro”, dijo Neal Soss, vicepresidente de investigación de Credit Suisse y ex asistente de Paul Volcker, el presidente de la Fed. “Simplemente no sabemos realmente de dónde viene”.

Esta incertidumbre puede nublar el futuro, pero también deja abierta la idea de que la productividad podría finalmente mejorar, una idea que muchos abandonaron después de años de decepción.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 04/01/2018

Etiquetas: Productividad Economía EUA