Tijuana, México, 7 de dic. (Dow Jones) -- Una de las víctimas potenciales más relevantes de la actual escaramuza comercial entre México y Estados Unidos es también uno de los favoritos productos de consumo de Estados Unidos: los televisores baratos de alta definición y pantalla plana.

Cada año, los consumidores de Estados Unidos compran más de 40 millones de televisores de pantalla plana, de los cuales hasta el 75% de ellos son ensamblados en fábricas de aquí, el eje manufacturero de productos electrónicos de México ubicado en la frontera con California.

El viernes negro, el día posterior al Día de Acción de Gracias en Estados Unidos, muchos de estos compradores se formaron afuera de las tiendas Wal-Mart y Best Buy para comprar sus televisores. Todos los años, los precios de las pantallas planas disminuyen, a medida que los nuevos modelos llegan al mercado y que los minoristas compiten entre sí para ofrecer mayores descuentos.

Pero detrás de dicha tradición festiva anual hay un frágil modelo de negocios que se basa en márgenes de ganancias estrechos, redes de producción ágiles y el comercio libre de aranceles entre México, el mayor productor de televisores del mundo, y Estados Unidos, el principal comprador.

El final del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o TLCAN, haría que se mude más producción de componentes de televisión a Asia, lo que provocaría precios más altos para los consumidores estadounidenses y no generaría nuevos empleos en Estados Unidos, dijeron ejecutivos y analistas de la industria manufacturera.

El presidente Donald Trump calificó al TLCAN, que permite que esas televisiones ingresen sin aranceles a Estados Unidos, un “desastre total” que le ha  costado millones de puestos de trabajo a Estados Unidos y se comprometió a retirar a su país del mismo si no se renegocia en beneficio de los trabajadores estadounidenses. La quinta ronda de conversaciones del TLCAN, escenificada recientemente en Ciudad de México, terminó sin grandes avances.

Para algunas industrias, incluida la fabricación de automóviles, la actualización del TLCAN con normas más estrictas podría conducir a algunos aumentos de puestos de trabajo en Estados Unidos, dijeron economistas. Pero no para los fabricantes de televisores de pantallas planas.

Eso es porque durante décadas, la mayoría de los componentes electrónicos se han fabricado exclusivamente en China y otros países asiáticos que basan su producción en los bajos salarios, y porque los salarios de ensamble de Estados Unidos para unir esos componentes son demasiado elevados como para competir con ellos.

“Estados Unidos ni siquiera cuenta con los componentes para producir este producto al doble del precio”, dijo James Lin, director ejecutivo de Unis, un importador de City of Industry, California, que distribuye millones de televisores fabricados por Samsung, LG, Vizio y otras marcas.

Un análisis más detallado de cómo se fabrican los televisores muestra el por qué.

Casi todo el valor de una televisión proviene de Asia. La mayoría --entre 60 y 80%, dependiendo del tamaño-- proviene de una sola parte: el panel de cristal LCD. Solo siete compañías del mundo producen paneles lo suficientemente grandes para los televisores de pantalla plana, y todos están en China, Japón, Taiwán y Corea del Sur.

Los únicos componentes que se producen en América del Norte son, por lo general, los empaques y los bastidores de plástico moldeado o metálicos externos de los televisores de fabricación mexicana. Casi todas las demás partes, incluídas los procesadores de imagen y audio, transistores, condensadores e incluso los tornillos, son hechos en fábricas de Asia y llegan en barcos portacontenedores al puerto de Los Ángeles y Long Beach.

Una vez en Estados Unidos, se transportan en camiones a través de la frontera --sin aranceles-- a las plantas de ensamblado de Tijuana, donde se ensamblan, empacan y transportan en camiones a través de la frontera hasta los centros de distribución del sur de California.

Producir esas partes en Estados Unidos, especialmente las pantallas de televisión, sería imposible, dijeron los fabricantes, porque las fábricas no existen, al menos no todavía.

En julio, Foxconn Technology Group, el gigante manufacturero por contrato de Taiwán, anunció planes para construir una fábrica de 10 mil millones de dólares en Wisconsin para fabricar pantallas planas. Pero la planta, que sería la primera planta de este tipo en América del Norte, dependerá de miles de millones de dólares en subsidios gubernamentales inciertos y podría tomar años en construirse.

Con el TLCAN, los fabricantes de televisores, que emplean a unos 15 mil trabajadores en México, evitan las tarifas de importación de 5% de acuerdo con las reglas de la Organización Mundial del Comercio, u OMC, tarifas que se aplican a casi todos los televisores montados fuera de México.

“Si termina el TLCAN, esa ventaja competitiva se difuminará”, dijo Sergio Langarica, director de comercio internacional y cumplimiento legal de Sony Electronics, con sede en San Diego.

Sin el TLCAN, el trabajo de ensamblado que se realiza actualmente en México se trasladaría a otros lugares de bajo costo como Vietnam, concordó Lin, el importador de televisores del sur de California.

Si se cancela el TLCAN y se imponen aranceles, los fabricantes tendrán que absorber esos costos más altos porque los consumidores estadounidenses generalmente no están dispuestos a pagar precios más altos por los televisores, dijo Paul Gagnon, director de investigación de televisores de la consultora IHS Markit.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 07/12/2017

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