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Madrid, 24 de nov. (Dow Jones) -- Una de las primeras cosas que notará alguien que visite Madrid estos días son las banderas españolas adornando los balcones de la capital, algo que generalmente sucede cuando juega el equipo nacional de fútbol en un torneo importante.
Lo mismo sucede en otras ciudades españolas. Esto es una muestra de cómo la crisis desencadenada por la decisión del gobierno regional de Cataluña de celebrar un referéndum de independencia, el cual fue ilegal de acuerdo a la Constitución española, y posteriormente declarar su independencia ha despertado el nacionalismo español previamente inerte, incluido el 54% de los catalanes que dijeron en un encuesta reciente que se opone a la independencia.
Una bandera que por razones históricas hasta ahora ha sido considerada por algunos españoles como divisiva se está adoptando como símbolo de unidad nacional y desafío contra lo que muchos consideran una crítica injusta de la respuesta de España al referéndum en algunos medios internacionales.
Subestimar la fuerza del sentimiento que provocaría la presión independentista entre los catalanes que están a favor de España y en otros lugares del país solo fue una de una serie de juicios erróneos de los líderes separatistas de Cataluña, cinco de los cuales incluido el ex presidente, Carles Puigdemont, ahora están exiliados en Bélgica. Otros ocho están detenidos por cargos de sedición, rebelión y uso indebido de los fondos públicos.
Muchos españoles consideran que la independencia catalana es una cuestión existencial para el país: la separación de una de las regiones más ricas llevaría seguramente a demandas de independencia de otras regiones, como la región vasca, a medida que se anulen los acuerdos presupuestales de España.
La creencia de que Cataluña es la piedra angular de un arco --que si se elimina, el país se derrumbará-- le ha asegurado a Madrid un fuerte respaldo público por sus medidas severas y hasta cierto punto violentas por respetar la constitución y el estado de derecho, que han incluido la imposición de un gobierno directo en Cataluña y convocado a nuevas elecciones regionales que se celebrarán el 21 de diciembre.
Los líderes separatistas catalanes tampoco pudieron anticipar el daño económico causado por su intento de independencia. Desde el 1 de octubre, cuando pareció brevemente que el estado español había perdido el control, dos mil 276 empresas que representan 85% de la capitalización bursátil de la región y 36.5% del producto interno bruto regional abandonaron Cataluña, cambiando su domicilio legal a otra parte de España, dijo el grupo de cabildeo empresarial español Círculo de Empresarios.
En particular, los dos mayores bancos de la región, CaixaBank y Sabadell, han cambiado su sede central en un intento por tranquilizar a los depositantes. Estas acciones erosionarán la base impositiva de Cataluña, especialmente si le siguen los empleos y los servicios auxiliares. De hecho, en un mitin reciente efectuado en Barcelona, el primer ministro Mariano Rajoy instó a las empresas a permanecer en Cataluña para evitar causar más daños a la región.
En tercer lugar, los dirigentes catalanes juzgaron mal la reacción internacional a su movimiento de independencia. Habían estado contando con el apoyo de otros países de la Unión Europea que esperaban que actuaran como intermediarios con Madrid.
A pesar que los separatistas catalanes han ganado simpatías populares a nivel internacional tras las agresiones de la policía el día del referéndum, cuyas imágenes fueron transmitidas a todo el mundo, y tras el encarcelamiento de los líderes catalanes, ni un solo gobierno extranjero ha reconocido la declaración de independencia de Cataluña.
En cambio, los gobiernos de la Unión Europea en particular han apoyado a Madrid al insistir en que se trata de un problema interno español que debe resolverse con pleno apego a la Constitución española y el estado de derecho.
En particular, la Unión ha señalado que una Cataluña independiente no puede contar con el ingreso automático de facto al bloque europeo o con la membresía a la zona del euro: para otros Estados miembros de la Unión, muchos de los cuales también enfrentan amenazas separatistas, este también es un problema existencial.
Madrid está cautelosamente optimista de que gracias a estos errores de cálculo, los separatistas están perdiendo respaldo y que los partidos proindependentistas no obtendrán la mayoría en el parlamento catalán en las elecciones de diciembre.
Señalan que la imposición de un gobierno directo y el arresto de los líderes catalanes no ha llevado a un desorden generalizado como algunos habían predicho. También tienen la esperanza de que el fracaso de los tres partidos proindependentistas en llegar a un acuerdo para formar una alianza para las elecciones como lo hicieron en 2015 refleja divisiones tácticas entre los separatistas.
Traducido por Luis Felipe Cedillo
Editado por Michelle del Campo
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Fecha de publicación: 24/11/2017
Etiquetas: España Cataluña Independencia Movimiento Tendencia Preferencias