22 de nov. (Sentido Común) -- La junta de gobierno del Banco de México estimó que la inflación tardará un poco más de lo previsto en alcanzar la meta de 3%, a pesar de que ya inició una tendencia a la baja luego de alcanzar un nivel máximo hace un par de meses.

    La evaluación del banco central, que presentó a nombre de la junta, Agustín Cárstens, el gobernador del Instituto Central, advirtió que el alza de los precios al consumidor ha enfrentado mayores obstáculos para su desaceleración debido a la fortaleza que ha registrado la inflación no subyacente, o aquella que refleja las variaciones de los productos más volátiles de la economía, como alimentos y energía.

     “El comportamiento de este subíndice ha sido el que ha hecho menos rápido, por decirlo así, el proceso de convergencia al 3%”, dijo Carstens, en su última presentación informe trimestral sobre la inflación ante su inminente partida a Suiza para convertirse en el director general del Banco Internacional de Pagos, o Bank for International Settlements (BIS). “Estamos viendo un proceso más lento de convergencia. . . en parte [también] por la depreciación que hemos visto del tipo de cambio”.

     El informe del organismo responsable de dictar la política monetaria incluso detalló que el cambio en algunos productos agropecuarios, las tarifas que aprueba el gobierno y los precios de ciertos combustibles, son algunos de los factores que más claramente han impedido que los precios al consumidor regresen a la banda de confort de la institución, de una alza anual de entre 2 y 4%.

     La inflación en México tuvo un repunte considerable desde inicios de este año, debido, principalmente, al ajuste que realizó el gobierno a los precios de las gasolinas como parte del proceso para crear un mercado de venta de combustibles que no estuviera controlado.

     De ahí que, al aplicar incrementos de entre 14 y 20% a los precios de las gasolinas, los precios al consumidor sufrieron una aceleración hasta alcanzar un máximo de 6.7% en agosto de este año, su mayor nivel en 16 años y más de dos y medio puntos porcentuales por arriba de la parte alta de la banda objetivo del banco central.

     No obstante, a pesar de ese crecimiento de los precios al consumidor, el banco central considera que las acciones tomadas permitieron anclar las expectativas inflacionarias, considerando que el horizonte de acción de la política tiene un rezago.

     El Instituto Central espera que la inflación general de 2017 “exhiba cambios moderados a la baja”, mientras que para 2018 la evaluación considera que “se acentúe la tendencia a la baja, conduciendo a la convergencia al objetivo de 3% a finales de 2018”.

     De cualquier manera, los cinco funcionarios que componen la junta de gobierno calcularon que la inflación tardará un poco más de lo esperado en alcanzar la meta de 3%, de modo que ahora estiman que sea en el cuarto trimestre de 2018 y no en el tercero cuando se cumpla el objetivo.

     Claro que este proceso de la desaceleración de los precios podría darse de forma más pronta si tiene éxito el proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entre Canadá, Estados Unidos y México, así como ante la posibilidad de mayores reformas estructurales o un mayor dinamismo de la economía.

     Por el contrario, este objetivo puede retrasarse si el proceso para negociar el TLCAN falla --lo que acarrearía una caída de las inversiones--, así como una mayor debilidad del peso frente al dólar, o el encarecimiento de algunos productos agropecuarios, agregó el Banco de México en su reporte.

     Por su parte, el escenario para la economía no es tan alentador, al menos para este año, debido a los efectos negativos que ocasionaron algunos fenómenos naturales como los sismos de septiembre y algunos huracanes.

     De ahí que el Banco Central ajustó a la baja el pronóstico de crecimiento de la economía en este año, de un rango de entre 2 y 2.5% a uno que va de 1.8 a 2.3%.

     No obstante, esa misma debilidad que ocasionó el ajuste a la previsión del desempeño de la economía en 2018 es percibida como transitoria, por lo que el pronóstico del año entrante se mantuvo en un rango entre 2 y 3%.

     Con su partida a Basilea, Suiza, sede del BIS, Carstens, con 59 años de edad, se convertirá en el primer funcionario latinoamericano en dirigir esa institución que es considerada como el “banco de bancos centrales”.

 

 

 


Fecha de publicación: 22/11/2017

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