17 de oct. (Sentido Común) -- Las cuarta ronda de negociaciones para tratar de modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o TLCAN, concluyó mostrando ya claras diferencias entre los tres países socios --Canadá, Estados Unidos y México--, lo que incluso llevó a los negociadores a posponer por un par de semanas su siguiente encuentro a fin de intentar seguir avanzando con el propósito de modernizar ese acuerdo comercial con 23 años de antigüedad. 

     A pesar de que en ese encuentro surgieron ya de forma oficial claras discrepancias, los jefes negociadores se postraron aún optimistas y dijeron que esperaban terminar este proceso en un periodo razonable, aunque eso no ocurrirá sino hasta entrado el próximo año.

     Mientras tanto, los gobiernos de los tres países socios en el TLCAN acordaron volver a reunirse entre el 17 y 21 de noviembre en la Ciudad de México, poco más de dos semana después de lo que muchos anticipaban por el ritmo al que habían convocado las rondas de negociación anteriores. 

     En la cuarta ronda, los negociadores lograron avances significativos en varios grupos de negociación, incluyendo aduanas y facilitación del comercio, comercio digital, buenas prácticas regulatorias, y algunos anexos sectoriales.

     Sin embargo, al mismo tiempo, el gobierno del presidente estadounidense, Donald J. Trump, quien no ha podido reconocer los beneficios que el TLCAN ha dado a su economía por centrarse sólo en las plantas que se han desplazado a México y generado pérdidas de empleos, puso finalmente sobre la mesa de negociaciones propuestas polémicas como la imposición de contenido doméstico en la manufactura de autos o la revisión quinquenal del acuerdo, temas que sus otros dos socios consideran impensables porque restarán competitividad a la región, a costa de dar una ventaja a uno de los tres socios, y porque se limitarían los planes de inversión de largo plazo en la región. 

     En esta ocasión, además, la Casa Blanca mostró su inconformidad en otros puntos en los que no ha logrado convencer a sus socios y que ya habían aceptado en otra negociación, como son temas en materia de comercio electrónico y telecomunicaciones.

     “Francamente estoy sorprendido y decepcionado por la resistencia al cambio de nuestros socios en la negociación”, dijo el representante comercial estadounidense, Robert Lighthizer, en una conferencia de prensa al terminar la cuarta ronda en Arlington, Virginia. “Hemos encontrado negativas para aceptar lo que es claramente el mejor texto disponible a pesar de que ya habían aceptado eso en el pasado”.

     Lighthizer, quien es el interlocutor comercial del gobierno del presidente Trump, hizo esta crítica en referencia a lo que su país, Canadá y México ya habían acordado en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, o TPP.

     Las posturas canadiense y mexicana en estos temas parecerían indicar que ante la dureza de Estados Unidos en otros temas, los gobiernos de esos dos países han mostrado también cierta dureza en ciertos temas de negociación, con la intención quizás de usarlas como piezas de intercambio.

     Canadá y México podrían ceder en ciertos temas, a cambio de que Estados Unidos haga los mismo en otros --una táctica común en negociaciones pero que se antoja difícil que tenga efecto con el gobierno actual de Estados Unidos que es, hasta cierto punto, contrario o enemigo del TLCAN. 

     Trump ha descrito ese acuerdo como el "más malo en la historia de Estados Unidos" sin ofrecer pruebas para sustentar su observación.

     Como prueba de que el TLCAN no ha sido el peor acuerdo, sino quizás uno de los mejores que haya firmado Estados Unidos, es el incremento en las exportaciones de ese país hacia sus dos socios, lo que ha provocado que millones de empleos en Estados Unidos dependan en cierta medida del TLCAN:

     Por su parte, Canadá mostró un fuerte rechazo a las intenciones proteccionistas de Estados Unidos. De hecho, en cada conferencia de prensa tras cada ronda de negociaciones, Chrystia Freeland, la ministra de Asuntos Exteriores canadiense, ha dicho que los déficits no son la forma correcta de medir los beneficios del comercio.

     Sólo que ahora, además, hizo evidente que varias de las cosas que se pusieron sobre la mesa son, a juicio del gobierno canadiense y del mexicano, temas en los que no se puede conceder.

     En la cuarta ronda “hemos visto una serie de propuestas no convencionales que han sido mucho más retadoras”, dijo Freeland, en la reunión de cierre de la cuarta ronda. Esas propuestas “dañarían seriamente nuestras cadenas productivas y pondría en juego decenas de miles de trabajos”.  

     Incluso, fue muy clara al rechazar las propuestas estadounidenses al decir que aceptarlas representaría "un retroceso de varios años en el desarrollo de la región".

     Antes de la conferencia en la que concluyeron la cuarta ronda, la cadena de televisión CNBC ya había reportado que tanto Guajardo como Freeland habían dicho a Lighthizer que no aceptarían propuestas sobre cambios en reglas de origen o revisiones periódicas en esta ronda, pero que deberían continuarlas en la quinta tanda.

     Ahora, aunque las negociaciones seguirán al menos hasta noviembre y probablemente durante el inicio de 2018 por parte de las tres naciones, no parece haber un tono alentador para el futuro del tratado comercial.

     “Tan difícil como ha sido este proceso, no veo ninguna indicación de que nuestros socios quieran cambiar cualquier cosa que resulte en equilibrar el tratado y reducir el gran déficit”, dijo Lighthizer, al insistir en la postura estadounidense de que la renegociación debe dar como resultado una reducción del déficit comercial que su país tiene con México, principalmente, pero que cientos de economistas consideran como un planteamiento absurdo ya que el tratado y el déficit son temas diferentes que no están vinculados. 

     Los economistas consideran que si se busca vincularlos entonces se desvirtúan los fines de lograr un acuerdo de libre comercio entre naciones, algo que, sin embargo, Lighthizer y Trump se rehúsan a reconocer a pesar de que lo han planteado varios premios Nobel de economía.

     Lighthizer incluso piensa que la dureza de Canadá y México contras sus medidas proteccionistas responde a los "supuestos" beneficios que ambos países han obtenido del tratado en términos de superávit comercial.

     “Entiendo que después de muchos años de beneficios injustos los países son reacios a ceder sus ventajas”, dijo el negociador estadounidense, demostrando su poco conocimiento económico. Lighthizer es abogado de profesión.

     El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, dijo en una conferencia de prensa que no se toman a la ligera los comentarios de los representantes comerciales de Estados Unidos y agregó que México está comprometido para incorporar los altos estándares del TPP en el nuevo TLCAN.

     Además de ordenar la renegociación del acuerdo de Norteamérica, Trump retiró a Estados Unidos del TPP a inicios de este año, apenas unos días después de iniciar su gestión, por su animadversión a los acuerdos comerciales que él ve como las causas de la mudanza de fábricas a China, México y otras latitudes, así como la pérdida de empleos manufactureros, sin considerar que esos fenómenos se explican por variables mucho más complejas que los acuerdos comerciales.

     Claro que es comprensible la retórica de Trump, pues gracias a ella convenció a muchos votantes estadounidenses a elegirlo como presidente bajo la falsa promesa de protección que dará a sus empleos por su política anti-libre comercio. 

     El problema es que al final del día la mudanza de fábricas o la pérdida de empleos manufactureros estadounidenses se dará sin o con acuerdos por los menores costos de fabricación en otras lados y por la automatización que registra el sector industrial mundial.

     Para mantener los niveles de vida en Estados Unidos, que sin duda han sufrido un menoscabo en las últimas décadas, Trump tendría que invertir mucho más en re-educar y re-entrenar a su fuerza laboral para que ésta encuentre empleo en nuevas industrias, más intensivas en mano de obra.

     Tras el mensaje por el término de la cuarta ronda de negociaciones del TLCAN, el tipo de cambio recuperó parte del terreno perdido en las últimas sesiones. Si bien la moneda cerró oficialmente la jornada con un avance de 0.5% en 18.97 por dólar, posteriormente siguió ganando terreno y operó alrededor de 18.77 unidades, en operaciones electrónicas after hours.

 

 


Fecha de publicación: 17/10/2017

Etiquetas: TLCAN cuarta ronda renegociación comercio Nafta México EUA