9 de oct. (Dow Jones) – En el caso de los estadounidenses, enriquecerse no hace que la gente gaste como solía hacerlo antes. Eso debería preocuparle menos a la Reserva Federal cuando se trata de los consumidores, pero preocuparse más cuando se trata de los precios de los activos.

Impulsada por los crecientes precios de las viviendas y el boyante mercado bursátil, la riqueza familiar de Estados Unidos llegó a un récord de 96.2 billones de dólares en el segundo trimestre, informó la Fed el mes pasado, lo que representa un incremento de 1.7 billones de dólares contra el primer trimestre. Eso se compara  con los 68.2 billones registrados una década antes, exactamente antes de la recesión. El cociente riqueza a ingresos subió a un nuevo máximo de 670%.

Pero si los hogares se sienten acaudalados, éstos no están actuando como tales. El gasto del consumidor ha sido tibio, y la gente ha estado mucho menos dispuesta a aprovechar la riqueza para gastar su dinero como solía hacerlo.

Bank of America Merrill Lynch estima que para cada dólar de ganancia en riqueza familiar, la gente aumenta su gasto en sólo dos centavos, frente a cinco centavos a mediados de los años noventa. En lo referente a las ganancias de las acciones, la cifra ha caído a un centavo de cuatro centavos.

Hay pocas razones probables que dieron pie a este cambio de comportamiento.

En primer lugar, la gente no confía mucho en la estabilidad del poder adquisitivo de las ganancias en la riqueza. Las grandes caída del mercado bursátil después del colapso de las empresas punto com y la crisis financiera son difíciles de olvidar, y la burbuja inmobiliaria terminó con la vieja noción de que los valores domésticos son seguros.

En segundo lugar, una mayor proporción del mercado de valores de Estados Unidos y de la riqueza familiar se concentra en las manos de los ricos, que no aumentan su gasto en respuesta a los aumentos de riqueza como lo hacen otras personas.

Por último, los estándares crediticios más estrictos han dificultado más aprovechar la riqueza familiar de lo que era antes de la crisis financiera.

Durante los primeros años de la recuperación, cuando los precios de los activos mejoraron pero la economía avanzó escasamente, la Fed probablemente deseó que los estadounidenses no estuvieran tan reticentes a gastar su riqueza.

Pero ahora, con una economía más sana y la Fed endureciendo su política monetaria, el banco central probablemente se complace de no tener que controlar el gasto de los consumidores imprudentes, dijo la economista Michelle Meyer de Merrill.

La desventaja es que si el comportamiento del consumidor y el de los precios de los activos siguen divergiendo, la Fed podría enfrentar algunas opciones difíciles.

Digamos que el gasto del consumidor sigue siendo limitado, que la economía crece al mismo ritmo constante y que la inflación sigue siendo baja como resultado de eso. Además, supongamos que los precios de las acciones siguen aumentando, ampliando las valuaciones hasta el punto donde parecen espumosas.

Bajo estas circunstancias, ¿debería la Fed mantener las tasas constantes y arriesgarse a provocar una burbuja? ¿O bien, aumentar las tasas para enfriar los precios de los activos, y correr el riesgo de impulsar el gasto del consumidor y la inflación peligrosamente más abajo?

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 09/10/2017

Etiquetas: EUA Economía Gasto Riqueza Familiar Fed Activos Precios