6 de sep. (Bloomberg) -- Más de 180 mil personas han muerto en México desde que el entonces presidente Felipe Calderón envió al ejército a combatir las bandas del crimen organizado en su estado natal de Michoacán en 2006.

Pero una pequeña ciudad de ese estado dice que no ha registrado un homicidio desde 2011 porque sus residentes --encabezados por mujeres-- tomaron las armas para expulsar a los grupos que se habían expandido del narcotráfico a la tala ilegal.

Mientras que en Michoacán, las autoridades federales en general dicen que 614 personas han muerto este año, un aumento de 16% contra 2016, la gente de Cherán dijo que se han vuelto inmunes a la delincuencia grave.

Quienes, paradójicamente, expulsaron a los políticos y a la policía local, y los miembros de la comunidad ahora patrullan el área usando uniformes con el lema “Por la justicia, la seguridad y la restauración de nuestro territorio”.

Miembros de la actual policía local, conocida como la Ronda Comunitaria, vigilan un puesto de control en Cherán. La Ronda Comunitaria está conformada por residentes locales, hombres y mujeres, de la comunidad.

Este año, los homicidios en México habían ascendido a 12 mil 155 hasta el mes de junio, de acuerdo con la Secretaría de Gobernación, 31% más que en el mismo período de 2016. Los dos mil 234 asesinatos registrados en junio fueron el mayor número registrado en cualquier mes desde por lo menos 2001.

Cherán se encuentra en el estado mexicano de Michoacán, conocido como uno de los estados más peligrosos de México.

Después del levantamiento de Cherán en 2011, la ciudad construyó el vivero del árbol “San Francisco” que emplea a hombres y a mujeres de la comunidad.

El vivero fue terminado en 2013 y la comunidad estima que ha producido más de un millón de árboles.

Los árboles del vivero se utilizan en proyectos de reforestación o se venden a los pueblos cercanos.

El gobierno mexicano reconoce a Cherán como una comunidad autónoma con un gobierno independiente bajo la disposición legal Usos y Costumbres otorgada a algunas comunidades indígenas de toda Latinoamérica.

Durante los últimos seis años, sus pobladores afirman que han esquivado las estadísticas que afectan al resto de México. Pedro Chávez Sánchez, miembro del consejo de ciudadanos mayores de Cherán, habló con el fotoperiodista César Rodríguez, sobre cómo tiene éxito Cherán aun cuando la violencia se está recrudeciendo en el resto de México, ante la impotencia y corrupción evidente de las autoridades que se niegan a reconocerlo abiertamente.

“Las cosas no pueden cambiar a menos que cambies las cosas desde sus bases, y así es como lo hicimos. Trabajamos como una comunidad para crear el cambio que queríamos. Escuchamos a nuestros mayores, confiamos en nuestras costumbres. Si tenemos un problema, es nuestro problema, lo solucionamos como un todo. No tenemos partidos políticos, y no tenemos crimen organizado”.

Los Guardias Forestales, el equipo de defensa de la comunidad contra los madereros ilegales, patrullan diariamente las tierras.

Si los madereros ilegales son capturados actualmente, sus herramientas y máquinas son confiscadas.

Dependiendo de la extensión del daño a la tierra, los madereros ilegales son multados y pueden enfrentar un periodo en prisión.

No hay permisos para talar pinos o robles sanos. Los únicos árboles que se pueden cortar son los que están muertos o que han sido dañados por el clima severo, y que han recibido la aprobación previa del consejo de la comunidad.

Un encargado del bosque verificó el permiso de unos hombres que se consideraron taladores ilegales. Se determinó que el permiso era inválido y sus herramientas fueron confiscadas.

“Desde el principio hemos querido tres cosas: seguridad, justicia y la restauración de nuestras tierras. La seguridad fue posible gracias a nuestra patrulla comunitaria. La reconstitución de nuestras tierras ha sido posible gracias al vivero de los árboles. La justicia, sin embargo, esa no es tan fácil de restaurarla. El pueblo de Cherán ha perdido a sus seres queridos, tiene familiares que siguen desaparecidos, tienen dolor, por lo que la justicia es la más difícil de lograr, pero estamos progresando”, dijo Pedro Chávez Sánchez.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 06/09/2017

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