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23 de ago. (Dow Jones) -- Recientemente, el gobierno británico publicó propuestas sobre cómo el Reino Unido podría desarrollar lo que calificó como “el posible comercio más libre y sin fricciones de bienes” con la Unión Europea, después de Brexit.
Pero éstas, como siempre, han dejado confundidos a los exportadores sobre el futuro del comercio a través del Canal de la Mancha, y a los importadores con indicios de la posible y pesada burocracia futura.
Las propuestas dejaron algo muy en claro: Reino Unido trataría de asociarse temporalmente con la unión aduanal de la Unión Europea después de Brexit. Esto implica que durante algunos años la Unión Europea estará dispuesta, si es que está de acuerdo, a aplicar el arancel externo común del bloque a las mercancías no pertenecientes a la Unión Europea y aranceles de cero a los productos de la Unión.
El gran beneficio para Gran Bretaña sería evitar los aranceles de la Unión Europea que aplica a los bienes y adherirse a las normas de origen --que obliga a los exportadores el establecer y certificar de dónde provienen los componentes de sus exportaciones.
Aparte de eso, el futuro se ve tan nublado como siempre. El documento no pretendió presentar la posición negociadora del Reino Unido y en algunos casos sólo sugirió algunas ideas no probadas para lograr una deseada futura relación comercial que aún está por definirse.
Éste se centró en las aduanas, lo cual se relaciona con el comercio de mercancías y, por consiguiente, no tuvo nada que ver con el importante comercio de servicios. Tampoco abordó el tema que potencialmente será una fuente futura y aún mayor de fricción fronteriza que las aduanas: la retirada de Reino Unido del mercado único, la zona de regulación común del bloque.
Michel Barnier, el principal negociador de la Unión Europea en Brexit, ya ha reconocido que la unión aduanal no es una panacea. “He escuchado a algunas personas en el Reino Unido argumentar que uno puede abandonar el mercado único y formar una unión aduanal para lograr un “comercio sin fricción”, eso no es posible".
La adhesión a la unión aduanal obligaría a Reino Unido a implementar otros acuerdos comerciales, aunque los británicos no esperan esa capacidad para negociar e incluso firmarlos.
Hay otros inconvenientes, como lo demuestra Turquía, que mantiene un antiguo acuerdo de unión aduanal con la Unión Europea.
Turquía debe abrir su mercado a los países con los que la Unión Europea se compromete a negociar acuerdos comerciales, pero no tiene acceso automático y libre a esos países. La unión aduanal abarca principalmente los bienes industriales --por lo que no incluye los productos o servicios agrícolas. No hay ningún acuerdo de transporte con la Unión Europea, lo que limita la libertad de los camiones turcos para viajar por las carreteras del bloque europeo.
Esto crea frecuentes suspensiones prolongadas que Reino Unido quisiera evitar, por lo que cualquier unión aduanera temporal Reino Unido-Unión Europea destinada a prevenir los controles fronterizos también tendría que incluir la agricultura y el transporte.
Las propuestas de Reino Unido retratan dos futuros acuerdos técnicos que suponen que Gran Bretaña estará a más largo plazo fuera del paraguas de la unión aduanal y del mercado único.
La primera sería utilizar la tecnología y otros arreglos, como la adhesión a un convenio de tránsito establecido con la Unión Europea, para facilitar los procedimientos fronterizos. El documento admite que “seguirá habiendo un aumento en la administración en comparación con estar dentro de la unión aduanal”.
La segunda es una “asociación de aduanas” sin precedentes con la Unión Europea, a la que llama “innovadora y no probada”. En ésta, Reino Unido reflejaría los aranceles de la Unión Europea en las mercancías destinadas en última instancia a la Unión que serían rastreadas tecnológicamente cuando pasen por Reino Unido.
Henry Newman, director del grupo de expertos de Open Europe, sostiene que esto sería un obstáculo. Eso sería difícil negociar con la Unión Europea, legalmente cuestionable y supondría una gran carga administrativa para las empresas y el gobierno. También sería un reto político, sobre todo porque Reino Unido tendría que remitirle a la Unión Europea los derechos de aduana que recaude.
Hay otras pistas sobre el pensamiento del gobierno en otro documento publicado por Reino Unido en Irlanda. Donde sugirió que una manera de evitar los controles fronterizos sobre si los productos agrícolas cumplen con las normas de salud de la Unión Europea, mismo que sería a través de una “equivalencia regulatoria”. Esto implicaría que cada parte reconozca que la regulación del otro tiene los mismos altos estándares, con flexibilidad en cómo se logra la regulación. El que la Unión Europea lo acepte o no, eso aún queda por ver.
Existen otras fuentes de fricción comercial y burocrática para los exportadores e importadores aún poco debatidas. Allie Renison, responsable de Europa y de la política comercial del grupo de cabildeo no empresarial Institute of Directors, dijo que uno surgirá de la administración del impuesto al valor agregado en la frontera.
En lo que discuten y lo que no discuten, los documentos británicos comenzaron a sugerir lo complicado que será para el gobierno y para las empresas sacar a Reino Unido de la Unión Europea. También demuestra por qué será necesario el tiempo de negociación adicional concedido por un acuerdo de transición --que probablemente tendrá que cubrir mucho más que la prolongación temporal de la unión aduanal-- con el fin evitar la interrupción del comercio en marzo de 2019 cuando Reino Unido salga de la Unión Europea.
Traducido por Luis Felipe Cedillo
Editado por Michelle del Campo
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Fecha de publicación: 23/08/2017
Etiquetas: Reino Unido Brexit Comercio Unión Europea Brexit Negociaciones Aduanas Acuerdo Aduanal Tarifas Aranceles