11 de ago. (Bloomberg) -- Cuando Elvira Fernández decidió convertir su departamento de la Ciudad de México en un espacio de alquiler temporal a través de Airbnb, ni en sus sueños más febriles se imaginó que estaría cobrando hasta 50% más de lo que le hubiera redituado un contrato normal de arrendamiento a largo plazo.

Fernández tiene una larga lista de razones por las que Airbnb es su mejor opción: no tiene que lidiar con abogados, garantes, rentas sin pagar o malos inquilinos. Recibe su renta a tiempo, directamente de Airbnb, y puede cancelar inmediatamente una reservación si un visitante se comporta mal. Y no es que haya tenido que recurrir a eso; su experiencia ha sido casi perfecta hasta ahora.

“Mi primera renta fue una pareja que se quedó un mes y medio, así que he tenido mucha suerte”, dijo vía telefónica la historiadora de 39 años desde la Ciudad de México. Al principio, pensó que sería difícil de rentar porque su departamento está en un suburbio residencial, no precisamente un imán turístico. Pero no ha sido así. “Tengo mi departamento reservado de enero a mayo del próximo año. ¡Imagínsese! Es dinero garantizado”.

Airbnb ha notado el éxito de los propietarios como Fernández. La plataforma de compartición de vivienda ha puesto sus ojos en la capital mexicana como su próximo gran mercado después de que sus negocios casi se triplicaron en el país en 2016, convirtiéndose en una de las ciudades con mayor crecimiento de la empresa.

 

Nueva estrategia

Airbnb abrió sus primeras oficinas en la Ciudad de México a principios de este año y, en una medida que sorprendió a muchos, trató de evitar las críticas que la han plagado en otras partes del mundo al acordar con el gobierno local recaudar y pagarle 3% de impuesto por servicios de hospedaje.

Anunciado en mayo, el nuevo impuesto es igual a lo que pagan los hoteles en la ciudad. En una especie de prueba, la empresa trató de evitar los múltiples problemas legales que ha enfrentado en ciudades como Nueva York y Barcelona, dando a las autoridades y asociaciones hoteleras más de lo que anhelan: adherirse a la regulación.

“Tenemos muy buenos resultados en México”, dijo Nathan Blecharczyk, cofundador y director de estrategia de Airbnb, en una entrevista en San Francisco. “Compartir la vivienda es muy popular ahí y el gobierno local está entusiasmado con los beneficios que podemos aportar”.

La compañía registró más de 1.5 millones de visitas en el país a través de su plataforma de junio de 2016 a mayo de 2017, dijo. Los viajes al interior de México subieron en los primeros meses de este año debido a que un peso más débil hizo más accesible para los extranjeros llegar a disfrutar las famosas playas, mientras que desalentó a los lugareños para viajar al extranjero.

Airbnb está valuada en 31 mil millones de dólares, superando las capitalizaciones de mercado de Hilton Worldwide Holdings y Accor Hotels en Europa. El sitio electrónico para compartir vivienda cobra una comisión que va de 6 a 12% de los honorarios de los huéspedes, además de una pequeña tarifa que les cobra a los anfitriones. La empresa no tiene gastos relacionados con el mantenimiento y limpieza de propiedades.

El impuesto de 3% en México es el primero de su tipo en Latinoamérica y la compañía está estudiando si éste se puede replicar en otras ciudades. “Queremos lograr el equilibrio adecuado entre los gobiernos y nuestros usuarios”, dijo Blecharczyk. “Si hay preocupaciones, podemos trabajar juntos para solventarlas”.

México requiere esos ingresos adicionales. En 2015, el país ocupó el último lugar entre todos los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su cociente de impuestos a PIB, que al ser de 17.4% corresponde a 50% del promedio de la organización, de acuerdo con los últimos datos disponibles. Otra cuestión es si el acuerdo de Airbnb será suficiente para mitigar las preocupaciones de las cadenas hoteleras.

Mientras que Alberto Albarrán, director de la Asociación Hotelera de la Ciudad de México, acordó que la medida es “positiva”, dijo que ésta no llega lo suficientemente lejos. “Todavía tenemos que pagar licencias, permisos, seguridad social, impuestos sobre la renta, alarmas contra incendios, alarmas sísmicas y nóminas, sólo para nombrar algunos”, dijo en una entrevista en su oficina. “Todavía hay muchos desafíos”.

¿La respuesta de Blecharczyk? “Siempre habrá un poderoso grupo de cabildeo que quiera más”.

 

Ingresos crecientes

Airbnb ya se ha convertido en una industria artesanal en México que genera más empresarios. Fernández ofrece asesoría y establece perfiles para los posibles propietarios de Airbnb por dos mil pesos (alrededor de 110 dólares).

Agustin Sámano, un ingeniero mecánico de 34 años que ha recibido huéspedes de Airbnb, creó AlohaBNB, una plataforma para ayudar a los anfitriones a administrar sus alquileres.

“Cambiar las sábanas, darle la bienvenida a los invitados y limpiar todo lleva bastante tiempo”, dijo en una entrevista telefónica desde Zapopan, Jalisco, donde se encuentra la compañía. AlohaBNB cobra 10 a 15% de la renta, dependiendo de qué paquete elige el anfitrión.

Airbnb ahora cuenta con 73 mil huéspedes en México. El estado más popular es Quintana Roo --hogar de destinos de fama mundial como Cancún, Playa del Carmen y Tulum. El cual es seguido por la Ciudad de México, Jalisco y Baja California Sur, estado sede de Los Cabos.

En México, donde la tasa de asesinatos es la más alta desde por lo menos 2001, Airbnb aún no ha enfrentado retos adicionales debido al aumento de la violencia y está confiando en los controles de seguridad establecidos en todo el mundo para alertar a los viajeros de los malos vecindarios y las viviendas que no son muy recmendables, dijo Blecharczyk. “Eso nos ha funcionado bien en México”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

®2017 BLOOMBERG L.P. ALL RIGHTS RESERVED

 


Fecha de publicación: 11/08/2017

Etiquetas: Airbnb Hotelería Hospedaje Temporal Impuestos Gobierno