Washington, 26 de may. (Dow Jones) -- En su primer día de trabajo en la Oficina Oval, el presidente Donald Trump excluyó a su país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TTP, por siglas en inglés). Y probablemente pase el resto de sus días como presidente tratando de resucitar partes de él.

El TPP era un pacto comercial de 12 naciones de la Cuenca del Pacífico negociado bajo la tutela del presidente Barack Obama y que se convirtió en objeto de críticas durante las elecciones presidenciales. Trump se opuso a él, calificándolo como “un tratado horrible”, y también lo hizo su adversaria Hillary Clinton.

Sin embargo, el pacto le abrió nuevos caminos favorables a los intereses estadounidenses, al ir mucho más allá de los recortes de aranceles y subsidios incluidos en los tradicionales acuerdos comerciales.

El TPP le habría dado un impulso al comercio electrónico al limitar las restricciones a los flujos de datos y prohibirle a cualquiera de los países participantes, el requerir que los servidores de las computadoras se ubicaran en su país --donde la información es más fácil de censurar o controlar.

También habría requerido que las empresas estatales operasen como empresas comerciales en lugar de ser herramientas políticas del estado. Se habría reforzado la protección de la propiedad intelectual y se habrían reducido las restricciones a la competencia en los servicios.

Todos estos son objetivos de larga data para Estados Unidos, que es un líder en tecnología y finanzas y quiere reprimir los esfuerzos de otros actores que quieren restringir su dominio transfronterizo. Al igual que con todos los acuerdos comerciales, el TPP tenía críticos a la izquierda, que argumentaron que las disposiciones laborales se aplicarían débilmente, y a la derecha, quienes se quejaron que la protección de patentes de los productos farmacéuticos debería haber sido más fuerte.

Críticos de todo el espectro político dijeron que las protecciones de inversión del TPP habrían alentado a las empresas estadounidenses a crear fábricas en el extranjero a expensas de la pérdida de empleos en su territorio.

Sin embargo, éste también habría ayudado a la nueva administración a lograr algunos de sus principales objetivos comerciales. En primer lugar, debido a que incluía a Canadá y a México, era en efecto una renegociación tras bambalinas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o TLCAN, algo que la administración Trump está exigiendo.

En segundo lugar, aunque no incluyó a China, habría consolidado las relaciones con otras naciones asiáticas y le hubiera dado a Estados Unidos una mayor influencia en el trato con Beijing.

“Por qué reinventar la rueda cuando se puede tomar un acuerdo y tratar de mejorarlo”, dijo Jeffrey Schott, economista comercial Peterson Institute for International Economics, organismo que apoya el libre comercio.

Algunos funcionarios comerciales de Trump están empezando a llegar a la misma conclusión. “Deberíamos aprender de los acuerdos comerciales negociados anteriormente”, dijo a mediados de marzo Robert Lighthizer, el representantes comercial de Estados Unidos. “En una renegociación del Tratado de Libre comercio de America del Norte (TLCAN) debemos considerar incorporar esas cláusulas (del TPP), así como mejorar las áreas en las que podamos ir más allá del TPP”.

Dos semanas más tarde, la administración envió los objetivos de la renegociación del TLCAN al Capitolio que hicieron eco de las disposiciones incluidas en el TPP sobre propiedad intelectual, comercio digital y de servicios, empresas estatales y normas laborales y ambientales.

Tales cambios propuestos fueron sorprendentemente moderados, en comparación con la retórica de la campaña de Trump. El Congreso ya había ordenado esos objetivos estilo TPP en 2015, cuando aprobó la llamada ley de vía rápida que la Casa Blanca necesitaría para aprobar cualquier nuevo acuerdo comercial.

México y Canadá ya aceptaron las disposiciones del TPP, dijo Josh Bolten, presidente de Business Roundtable, un grupo de cabildeo de directores ejecutivos. Si las negociaciones se limitaran en gran medida a esas medidas “esa podría ser una negociación bastante rápida y exitosa”.

Sobre China, el TPP también desempeñó un papel importante. El pacto comercial era un símbolo del compromiso de Estados Unidos con la región y ofrecía a las naciones asiáticas una alternativa para no depender exclusivamente de China.

Beijing no era miembro del TPP, pero los negociadores estadounidenses estaban promoviendo las disposiciones del TPP sobre las empresas estatales y el comercio digital, entre otras, como normas mundiales, que se espera que Beijing adopte finalmente.

El presidente Trump dice estar a favor de los acuerdos bilaterales porque cree que Estados Unidos puede usar su poder económico para presionar a las naciones más pequeñas para obtener concesiones. En los acuerdos multilaterales, argumenta él, la influencia estadounidense es más difusa.

Sin embargo, lo contrario es cierto a menudo. Los acuerdos multilaterales pueden ayudar a que los países hagan concesiones. Malasia temía el costo político interno de hacerle concesiones a Estados Unidos de manera que no pudiera concluir un pacto de libre comercio durante la administración Bush, dijeron los negociadores. Pero Malasia fue capaz de firmar el TPP, y acordó bajar los aranceles de los automóviles y otros bienes, ya que podría describir al acuerdo como uno que involucraba a otras naciones del sudeste asiático.

Japón acordó reducir sus aranceles a la carne de vacuno y dejar las tarifas automotrices de Estados Unidos intactas durante 25 años, entre otras concesiones, porque pudo ver a todo el grupo y sumar todas las concesiones que los otros habían hecho para ayudar a la industria japonesa.

Pero un informe de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos ofreció el año pasado una ruta diferente. Al señalar que los acuerdos multilaterales que se enfocan a industrias o temas específicos --cero aranceles sobre el acero o la tecnología de la información, por ejemplo-- han representado un beneficio económico mucho mayor que los acuerdos bilaterales.

De la misma manera, un acuerdo multilateral sobre ciertos aspectos del TPP -- propiedad intelectual, empresas estatales, intercambio de datos-- podría recuperar algunas de las ganancias que se perdieron cuando Estados Unidos renunció al TPP.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

Copyright © 2017 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved

 


Fecha de publicación: 26/05/2017

Etiquetas: EUA TPP Acuerdos Multilaterales Bilaterales Comerciales Ventajas Desventajas