Yare, Venezuela, 11 de may. (Dow Jones) -- Jean Pierre Planchart, de un año de edad, tiene el rostro de un anciano y un grito que es algo más que un gemido. Sus costillas se reflejan en su piel. Pesa escasamente cinco kilogramos.

Su madre, Maria Planchart, trató de darle de comer lo que pudo encontrar buscando en la basura --restos de pollo o papa. Finalmente lo llevó a un hospital de Caracas, donde reza que un brebaje de leche de arroz mantenga vivo a su crío.

“Lo vi dormir y dormir, cada vez más débil, todo el tiempo perdiendo peso”, dijo Planchart, de 34 años de edad. “Nunca pensé que vería a Venezuela en esta situación”.

En otros tiempos, su país era el más rico de Latinoamérica y hasta producía alimentos para su exportación. Pero ahora, Venezuela si siquiera puede producir lo suficiente como para alimentar a su propio pueblo en una economía afectada por la nacionalización de las granjas privadas, los controles de precios y la moneda.

Venezuela tiene la inflación más alta del mundo --el Fondo Monetario Internacional estima que llegará a 720% este año-- lo que hace casi imposible que las familias adquieran lo necesario con el dinero que tienen disponible. Desde 2013, la economía se ha contraído 27%, de acuerdo con el banco de inversión local Torino Capital; las importaciones de alimentos han caído 70%.

Hordas de gente, muchos con niños a cuestas, buscan en la basura, una imagen poco común hace un año. La gente en el campo incursiona en las granjas por las noches, para hurtar de todo, desde frutas que cuelgan en los árboles hasta calabazas en el suelo, lo que recrudece la miseria de los agricultores afectados por la escasez de semillas y fertilizantes. Los saqueadores asaltan las tiendas de comida. Las familias ponen candados a sus refrigeradores.

Tres de cada cuatro venezolanos dijeron haber perdido un promedio de 10 kilos el año pasado, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, un estudio anual realizado por científicos sociales. La gente de aquí, en una mezcla de frustración y humor, lo llaman la dieta Maduro en honor al presidente Nicolás Maduro.

Durante más de un mes, los venezolanos han protestado contra el gobierno de Maduro que cada vez es más autoritario; hasta hace unos días, 35 personas habían sido reportadas muertas en los disturbios.

El Ministerio de Alimentación del país, la oficina del presidente, el Ministerio de Comunicaciones y el Ministerio de Relaciones Exteriores no devolvieron las llamadas ni los correos electrónicos solicitando comentarios para este artículo.

“Aquí, según el gobierno, no hay niños desnutridos”, dijo Livia Machado, una médico y experta en desnutrición infantil. “La realidad es que esta es una epidemia, y todo el mundo debería prestar atención a esto”.

La Dra. Machado y su equipo de médicos están viendo un aumento dramático en los bebés demacrados traídos al Hospital Domingo Luciani de Caracas, donde trabaja.

El problema no es menor en pueblos como Yare, ubicado al sur de Caracas, donde el movimiento izquierdista del gobierno fue muy popular. “Para comer”, dijo Sergio Jesús Sorjas, de 11 años, “a veces voy a la carnicería y le digo al carnicero: ‘¿Señor, tendrá algunos huesos que me pueda dar?’”

El niño recibe una fórmula nutricional o el tradicional bollo de maíz venezolano. Sergio dijo que no ha probado carne en meses: “A veces no como”.

Cáritas, la beneficencia católica, y un equipo dirigido por Susana Raffalli --una especialista en emergencias alimentarias que ha trabajado en Guatemala, África y otras regiones atormentadas por el hambre-- están monitoreando las condiciones en el país.

El estudio más reciente realizado por Cáritas con 800 niños menores de cinco años en Yare y otras tres comunidades mostró que en febrero casi 11% sufría de desnutrición aguda grave, potencialmente fatal, en comparación con 8.7% en octubre. Cáritas dijo que casi una quinta parte de los niños menores de cinco años en esas cuatro comunidades sufría de desnutrición crónica, lo que impide el crecimiento y que podría marcar toda una generación.

“Lo que es serio no es que estemos en el umbral de una crisis, sino más bien la velocidad con la que llegamos a ella”, dijo Raffalli.

De acuerdo con los estándares de la Organización Mundial de la Salud, u OMS, las conclusiones de Cáritas constituyen una crisis que requiere que el gobierno obtenga ayuda extraordinaria. Pero las autoridades han rechazado las ofertas de alimentos y ayuda del extranjero.

La desnutrición creciente del país se ha agravado por la crisis que enfrenta el sistema de salud, la propagación de enfermedades transmitidas por los mosquitos y lo que la Federación Farmacéutica de Venezuela ha llamado una grave escasez de medicamentos.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 11/05/2017

Etiquetas: Venezuela Crisis Económica Hambruna Política