28 de abr. (Dow Jones) -- A medida que se generaliza tanto el uso de las tarjetas de crédito como los sistemas de pago digitales tales que Venmo y Android Pay, los estadounidenses usan cada vez menos dinero para adquirir cosas. Sin embargo, la cantidad de billetes y monedas en circulación sigue creciendo: el dólar como porcentaje del producto interno bruto de Estados Unidos se ubica ahora en 8.6%, su nivel más elevado desde principios de los años cincuenta, una era mucho anterior al uso generalizado del plástico y los teléfonos inteligentes. Europa, Japón y Australia tienen tendencias similares.

La razón más probable de la paradoja del dinero, dijeron analistas: una próspera economía subterránea global de evasión fiscal, crimen organizado y financiamiento del terrorismo. Los pagos digitales pueden ser más rápidos y eficientes, pero el dinero en efectivo protege las transacciones que se realizan en privado.

En un informe de 2015 titulado “¿Por qué el dinero sigue siendo el rey?”, la agencia policial europea, Europol, llegó a la conclusión de que “mientras que el dinero está perdiendo poco a poco el favor de los consumidores, éste sigue siendo el instrumento preferido de los malechores”.

“La Fed sabe desde hace mucho tiempo que la mayoría de los billetes de 100 dólares no está en Estados Unidos. No se necesita ser una lumbrera para percatarse de que estos son usados para financiar actividades ilícitas”, dijo en una entrevista Alan Blinder, economista de Princeton University y ex vicepresidente de la Fed.

Estas preocupaciones provocaron el año pasado un esfuerzo global contra el efectivo. El libro ‘The Curse of Cash’ (La maldición del efectivo) del economista de Harvard Kenneth Rogoff, propuso eliminar progresivamente los billetes de 100 y 50 dólares. Europa decidió eliminar progresivamente los billetes de 500 euros. India decidió en diciembre eliminar sus billetes de 500 y mil rupias. Países como Corea del Sur y Venezuela han retirado billetes o monedas en los últimos meses.

Sin embargo, el intento por deshacerse del efectivo está enfrentando obstáculos en todas partes. India, por ejemplo, está volviendo a introducir parcialmente sus billetes de 500 y mil rupias después que el abrupto programa de desmonetización del gobierno provocó fuertes críticas por afectar a su población rural que depende del efectivo.

Estados Unidos no muestran ninguna inclinación por disminuir sus billetes de elevada denominación.

“Estoy muy consciente de que el billete de 100 dólares es la moneda de reserva del mundo, y todos los bancos centrales tienen muchos fajos de billetes de 100 dólares en lugar del oro acostumbrado”, dijo el secretario del Tesoro Jacob Lew en una entrevista con la agencia de noticias Dow Jones poco antes de dejar su cargo en enero.

Una de las razones por las que no funciona en Estados Unidos: Cerca de 8% de las personas no cuentan con una cuenta de cheques o de ahorros, por lo que es imposible que ellos participen en una economía sin dinero en efectivo.

Proscribir el efectivo “provocaría muchas dificultades a la economía y a mucha gente si se pone en vigor”, dijo John Cochrane, economista de Hoover Institution.

En la economía normal, los sistemas basados en tarjetas y los sistemas digitales que ofrecen cada vez más velocidad, seguridad y comodidad, han ido invadiendo constantemente el papel moneda, incluso en las pequeñas transacciones de consumo.

Euromonitor International, una firma de investigación de mercados, dijo que el volumen de pagos globales en efectivo en 2016 por primera vez cayó por debajo de los pagos con tarjetas de crédito y débito.

Parte del crecimiento del efectivo puede atribuirse a la crisis financiera y sus secuelas, cuando las personas perdieron la fe en los bancos, y cuando las tasas de interés ultra bajas y los anémicos rendimientos de las inversiones redujeron los costos de oportunidad que implicaban mantener los ahorros en efectivo. El número de billetes de 100 dólares en circulación, con valor de 1.15 billones de dólares en diciembre, ha aumentado 76% desde 2009, de acuerdo con datos de la Reserva Federal.

Rogoff ve usos siniestros del efectivo. “La idea de que las grandes tenencias de efectivo de hoy en día son explicadas principalmente por personas dedicadas a actividades legales que aprovechan las bajas tasas de interés es una tontería”, dijo en una entrevista.

La economía subterránea es, por definición, difícil de medir, pero grande. En el caso de Europa, donde hay altos impuestos, representó 18% del PIB en 2015, y alrededor de 8% en Estados Unidos, Japón y Australia de acuerdo con Friedrich Schneider, economista de la Universidad de Linz, que ha escrito extensamente sobre la economía subterránea.

En 2012, el año más reciente del que hay datos disponibles, el volumen de negocios de la delincuencia organizada a escala mundial se estimó en 870 mil millones de dólares por la Oficina contra los Estupefacientes y Delincuencia de Naciones Unidas, superior al PIB de los Países Bajos.

Sin embargo, no está claro si reducir el dinero en efectivo sería eficiente para reducir la delincuencia o simplemente incitaría a los criminales ingeniosos a encontrar otros medios para hacer negocios.

“Si imponer un límite en las transacciones en efectivo fuera un medio eficaz para combatir el crimen organizado, entonces ya no habría mafia en Italia”, dijo un parlamentario alemán durante un debate el año pasado sobre si su país debería emular a Italia y España en la imposición de límites máximos sobre el tamaño de las transacciones individuales en efectivo.

Alemania, al igual que Estados Unidos, se ha resistido hasta ahora a emular a sus vecinos, debido en parte a preocupaciones relacionadas con las libertades civiles.

Puntos de vista similares provocan objeciones de los conservadores estadounidenses. “La verdadera razón de esta guerra contra el dinero en efectivo... es el feo poder de control que tiene el Gran Gobierno”, escribió el editor conservador Steve Forbes en una columna de su revista el año pasado.

El aumento de los tasas de interés también está quitando algo de impulso al argumento para acabar con el dinero en efectivo.

Los bancos centrales de Europa y Japón han experimentado con tasas de interés negativas en los últimos años para estimular el gasto y la inversión. Debido a que el dinero en efectivo socava los efectos de las tasas negativas, algunos economistas han argumentado a favor de deshacerse del efectivo.

Pero ahora que las tasas están subiendo en Estados Unidos y que potencialmente otros lugares seguirán su ejemplo, el argumento contra el efectivo se vuelve aún menos convincente.

El efectivo bien puede tener sus aspectos oscuros, pero sigue siendo el rey.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 28/04/2017

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