20 de abr. (Dow Jones) -- Durante mucho tiempo, Washington ha visto que el personal se traduce irremediablemente en política, lo cual es cierto. Si quiere evidencias, basta con ver la evolución de la política exterior del presidente Donald Trump.

La estrategia de Trump en materia de seguridad nacional empieza a parecer -- ¿nos atrevemos a decirlo?-- algo casi convencional. Las tendencias de “¡Estados Unidos Primero!” y neo-aislacionistas se han desvanecido. El ataque con misiles en Siria, en castigo por los supuestos ataques químicos del régimen contra sus propios civiles, fue una medida hasta cierto punto común que mereció elogios de ambos partidos.

 Por supuesto, aún quedan muchas señales entremezcladas. Pero la cercanía del equipo de campaña de Trump con Rusia, durante la temporada electoral, cada vez más es cosa del pasado. No ha habido una súbita guerra comercial con China, el acuerdo nuclear de Irán no ha sido derogado, la embajada de Estados Unidos en Israel no se ha mudado a Jerusalén. Un grupo de navíos con un portaaviones se está acercando a Corea del Norte como advertencia por los trabajos nucleares de su régimen, otro signo de que la administración Trump está adoptando, en lugar de retractarse de ejercer un rol mundial.

 Todas estas medidas podría haber sido tomadas por un presidente republicano más convencional, o incluso por la demócrata Hillary Clinton. Lo sorprendente no es que sean inusuales, aunque no lo sean.

 ¿Qué indica este alejamiento de la retórica de campaña? Parte de la explicación reside, sin duda, en las simples realidades del cargo que han presionado al presidente Trump.

 Pero también es fácil ver las huellas del grupo denominado los “Cinco Grandes” en la configuración de la estrategia de la administración: el secretario de estado Rex Tillerson, el secretario de defensa Jim Mattis, el consejero de seguridad nacional HR McMaster, el secretario de comercio Wilbur Ross y el yerno presidencial y asesor Jared Kushner.

Juntos, han estabilizado la estrategia de la administración y la han llevado hacia una ruta más convencional. Mientras tanto, Michael Flynn, el primer consejero de seguridad nacional de la administración, ya se fue; el estratega presidencial Steve Bannon ya está fuera del comité de directores del Consejo de Seguridad Nacional; y el perfil del asesor comercial Peter Navarro ha menguado. Todos tienen opiniones diferentes, no conformistas, menos en consonancia con el consenso del sistema establecido.

Tillerson y Mattis son los protagonistas. Ellos difícilmente están cortados de la misma tela: Mattis es un general retirado que ha estado inmerso en debates y decisiones de seguridad nacional durante años, mientras que Tillerson es un ex ejecutivo de Exxon Mobil, cuyas opiniones sobre el mundo se desarrollaron en una sala corporativa en lugar de hacerlo en el Pentágono o en el campo de batalla en Irak.

Sin embargo, ellos han decidido ser aliados en los debates de la administración acerca de los importantes asuntos de seguridad nacional. Trabajaron juntos para conseguir que Irak, un país con el cual Estados Unidos está aliado en una guerra, fuera excluido de la prohibición inicial del presidente para los viajeros de un conjunto de países de mayoría musulmana.

Ambos están convencidos sobre Irán, pero no pensaron que descartar el acuerdo nuclear de la administración Obama con Teherán fuera una decisión coherente; el cual aún permanece intacto.

Juntos, han diseñado un esfuerzo a nivel administración para reiterar la importancia de las alianzas tradicionales, y especialmente con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a pesar de los comentarios despectivos sobre los aliados proferidos durante la campaña de Trump.

Tal vez lo más sorprendente sea que ellos han liderado el camino para establecer un tono más severo contra Rusia, especialmente Tillerson. Esto es un poco sorprendente para un hombre que ha desarrollado cierto tipo de amistad con el presidente ruso Vladimir Putin durante su carrera empresarial. Es posible que ambos hayan tenido la oportunidad de haber renovado sus vínculos cuando el secretario visitó Moscú hace algunos días.

Tillerson ha criticado sin rodeos a Rusia en los últimos días. Eso fue especialmente cierto, a raíz del ataque con misiles de Estados Unidos contra el régimen sirio de Bashar al-Assad, el cual está siendo apoyado por el Kremlin.

En una aparición en un programa de la cadena televisora CBS, Tillerson dijo que los recientes ataques con armas químicas de Siria muestran que los rusos fueron “cómplices” o “simplemente incompetentes” o “burlados por el régimen de Bashar al-Assad”. En cualquier caso, agregó, “Rusia ha fracasado” en su compromiso de librar a Siria de las armas químicas.

El teniente general McMaster, por su parte, está reformando el Consejo de Seguridad Nacional y su personal muy a su gusto. Bannon está excluido como miembro oficial del consejo, y el consejero adjunto de seguridad nacional, K.T. McFarland, se va a convertir en embajador en Singapur.

Por su parte, Ross ha llevado la retórica comercial de las amenazas de realizar una acción unilateral precipitada a los canales más tradicionales. La reunión de la cumbre reciente con China produjo un acuerdo para sostener algunas conversaciones bilaterales serias, pero ninguna ruptura de la relación. Todavía está por decidirse la nueva estrategia comercial, pero es probable que la administración utilice canales tradicionales para responder a la percepción del mal comportamiento chino, la cual ya ha dicho que el país no manipula su moneda.

Ross también ha mitigado la tensión comercial con México; El Tratado de Libre Comercio de América del Norte será revisado, pero aparentemente de manera metódica.

El papel de Kushner es más difícil de discernir, pero ha logrado hacer alianzas con los demás actores clave. Ellos, a su vez, lo han cortejado a él y también la influencia que tiene el yerno con su suegro.

Todavía es prematuro, pero los efectos ya se están viendo. Algunos fanáticos de Trump están descontentos con esta tendencia hacia lo convencional. Mientras tanto, el sistema que con frecuencia ha sido objeto de mofa ahora está respirando un poco más fácil.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 20/04/2017

Etiquetas: Trump Política Administración Personal Comercio Relaciones Exteriores