22 de mar. (Dow Jones) -- Un calendario incierto para renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) está despertando la preocupación en México de que las complejas conversaciones se enreden con las elecciones presidenciales del próximo año, socavando la posición negociadora de su gobierno y la capacidad para llegar a un acuerdo satisfactorio.

Altos funcionarios mexicanos han dicho que quieren concluir las negociaciones a finales de año. Pero los observadores ven ese objetivo como demasiado optimista y temen que la extensión de las conversaciones hasta ya avanzado el próximo año corra el riesgo de rechazo de quien gane la elección de julio de 2018. Un ya inoperante presidente Enrique Peña Nieto podría tener problemas para obtener apoyo en el Congreso, donde su partido carece ahora de la mayoría absoluta, dijeron los analistas.

A principios de mes, Wilbur Ross,el secretario de Comercio de Estados Unidos, dijo que en las próximas semanas esperaba notificarle al Congreso la intención del gobierno de renegociar el TLCAN, iniciando así un periodo de 90 días para realizar consultas con los legisladores estadounidenses.

“Habrá muchas discusiones sobre muchos temas”, dijo Ross a los reporteros tras reunirse con el secretario de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo. El inicio inmediato de las consultas en Estados Unidos podría permitir que las conversaciones comerciales formales comiencen en julio, adecuándose así al calendario preferido de los funcionarios mexicanos para minimizar los riesgos políticos, pero aun así se alargarían hasta el próximo año.

“El proceso probablemente se extendienda hasta la segunda mitad del próximo año”, dijo Jaime Zabludovsky, ex funcionario mexicano que ayudó a negociar el TLC a principios de los años noventa. “Las negociaciones comerciales corren el riesgo de convertirse en la piñata electoral de México”.

Las negociaciones durante la temporada política de México podrían aumentar aún más la incertidumbre, que ya afectó a la moneda mexicana, obstaculizando la inversión y frenando el crecimiento, dijeron los analistas.

Un peso más débil podría ampliar aún más el superávit comercial de México con Estados Unidos al impulsar las importaciones mexicanas más baratas y reducir la demanda en México de los productos estadounidenses más costosos.

Trump hizo de la renegociación del TLC, que ha calificado como el “peor acuerdo comercial de la historia”, una promesa de campaña clave. Él sorprendió a los mexicanos con las afirmaciones de que el pacto --quien también incluye a Canadá-- ha beneficiado injustamente a México, país que el año pasado registró un superávit comercial de 63 mil millones de dólares.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, también dijo a principios de mes que su gobierno está preparado para cualquier renegociación propuesta del TLC. Este no es un “juego de suma cero en términos de negociaciones”, añadió Trudeau.

Trump ha tratado de acelerar la renegociación del TLC y sus asesores han dicho que los nuevos aspectos del tratado podrían servir de plantilla para las negociaciones bilaterales con otros países como Japón y Reino Unido. Pero el Congreso de Estados Unidos también está ansioso por desempeñar un papel en el establecimiento de las prioridades de las conversaciones y podría retrasar el proceso, que también podría ser complicado por las elecciones de mitad del periodo presidencial de 2018 en Estados Unidos. Algunos legisladores están preocupados por abrir el TLCAN a cambios.

“Los próximos dos años parecen política y electoralmente difíciles para ambas partes”, dijo Tony Payan, un académico de Baker Institute de Rice University en Houston. “Es por eso que los acuerdos de libre comercio a menudo se negocian en la oscuridad”.

Los comentarios de Ross de que “esperaba que las conversaciones no tardará más de un año” provocó asombro en México. Un proceso tan prolongado podría debilitar el capital político de Peña Nieto tanto con los legisladores como con el público, si su administración es vista como perdedora en las conversaciones, dijeron los analistas.

Un TLC revisado requeriría la aprobación del senado de México, donde el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernante sólo tiene una mayoría simple. Si las negociaciones se prolongan hasta bien entrado el próximo año, los candidatos presidenciales probablemente las utilizarán –así como la profunda impopularidad de Trump en México-- para atacar a la administración Peña Nieto.

Recientes encuestas de opinión sitúan al izquierdista Andrés Manuel López Obrador a la cabeza de lo que se espera sea una campaña electoral presidencial amargamente disputada. Aunque ha hablado favorablemente del TLC en los últimos meses, López Obrador ha sido un crítico severo de las políticas de libre mercado de Peña Nieto y otros presidentes recientes.

“Puede haber suficiente tiempo, pero eso es difícil decir hasta que haya más claridad sobre qué es exactamente lo que Estados Unidos quiere cambiar”, dijo Moisés Kalach, un empresario que coordina el grupo de asesoría empresarial del gobierno sobre las negociaciones comerciales. “Si quieren hacer una revisión profunda, eso podría ser problemático”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 22/03/2017

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