Xalapa, México, 14 de mar. (Dow Jones) -- Un día de octubre pasado, el gobernador estatal de Veracruz tenía programado presentarse en un programa matutino de noticias. Javier Duarte nunca apareció.

En su lugar, Duarte desapareció, ese mismo día las autoridades le habían pedido a un juez una orden para arrestarlo. Muchos en México piensan que alguien le avisó.

Duarte ya ha sido acusado de crimen organizado y de usar fondos obtenidos ilegalmente. Los investigadores creen que utilizó prestanombres y una red de empresas fantasma para desviar fondos públicos y adquirir bienes raíces en México, Houston y Miami. Al estar en desorden los asuntos del estado de Veracruz, los auditores federales y estatales dijeron que su administración no rindió cuentas del gasto de dos mil 500 millones de dólares de fondos estatales.

Duarte, que antes de desaparecer negó irregularidades en una serie de entrevistas con los medios, se ha convertido en la cara pública de la corrupción en México y en una vergüenza para el gobernante Partido Revolucionario Institucional, o PRI.

Sus esperanzas de retener el poder en las elecciones del próximo año se ven obstaculizadas por la presunta malversación financiera no sólo de Duarte, sino también de media docena más de ex gobernadores estatales.

El domingo, el gobernador interino que sustituyó a Duarte después  de su desaparición fue detenido y acusado de ayudarlo a huir. El ex gobernador, Flavino Ríos, dijo en una entrevista de radio que había sido acusado de prestarle un helicóptero a Duarte, añadiendo: “Demostraré que soy inocente”.

El misterio de la desaparición de Duarte ha incrementado la molestia de los mexicanos, aún con el intenso enfoque noticioso de este año en otras cuestiones que pueden afectar sus vidas y economía: las políticas comerciales y fronterizas del presidente estadounidense Donald Trump.

Tiempo después de que esas controversias hayan menguado, muchos en México dijeron que su país todavía tendrá que resolver el problema de corrupción que está profundamente arraigado en el país, si quiere convertirse en un país totalmente moderno.

Los gobernadores que se comportan como reyes con frecuencia y que no rinden cuentas de su comportamiento ante nadie representan una amenaza constante para el bienestar económico de México y para la lucha por establecer el estado de derecho y político universal, dijeron analistas políticos.

Durante siglos, México fue dirigido por líderes fuertes, desde emperadores aztecas hasta virreyes españoles. Durante gran parte del siglo XX, poderosos presidentes de un solo partido gobernaron durante seis años y cedían el poder a los sucesores que ellos escogían.

Ese sistema terminó a finales de los noventa, en parte debido a su reputación de corrupción, con el surgimiento de las elecciones competitivas. Con la nueva democracia llegó el intento de descentralizar el poder.

Los gobiernos estatales alguna vez débiles ganaron tanto mayor autoridad como un torrente de dinero en efectivo. Las transferencias federales de dinero de los impuestos a los 32 gobiernos estatales se dispararon desde 1996 a la fecha en un factor de más de 20 hasta más de 88 mil millones de dólares en 2016.

Lo que los estados no recibieron fueron instituciones suficientemente fuertes para asegurarse de que todo el dinero fuera gastado de forma adecuada. Cuarenta y uno de los gobernadores de México tuvieron que enfrentar casos de corrupción de uno u otro tipo de 2000 a 2013, incluyendo cargos formales así como también acusaciones por parte de las oficinas de auditoría y el periodismo de investigación, de acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad.

“Son peores que los potentados”, dijo José Antonio Crespo, politólogo del Centro de Investigación y Docencia Económicas de México.

En Tamaulipas, estado que comparte frontera con Estados Unidos, dos ex gobernadores han sido acusados por Estados Unidos por cargos de lavado de dinero, el paradero de uno de ellos es desconocido; ellos han alegado ser inocentes. Un ex gobernador interino del estado de Coahuila también ha sido acusado de cargos similares, quien se declaró inocente antes de también desaparecer.

Un ex gobernador de Sonora está a la espera de ser procesado en México por malversación de fondos, lo cual ha negado. Un ex gobernador de Quintana Roo, donde se encuentra el destino turístico de Cancún, ha sido encarcelado tanto en Estados Unido como en México, donde actualmente cumple una condena por narcotráfico y lavado de dinero.

Otros dos gobernadores que dejaron su cargo recientemente están bajo investigación federal, de acuerdo con personas de la oficina de l Procuraduría General de la República; los ex gobernadores dijeron que no han hecho nada malo. Siete de estos gobernadores, excepto el de Sonora, pertenecen al partido gobernante de México, conocido como PRI.

“La descentralización de la corrupción es un gran inconveniente de la democratización”, dijo Denise Dresser, analista política mexicana. “Los gobernadores utilizan la opacidad de los gastos del Estado para canalizar el dinero a sus bolsillos y pagar elecciones”.

En ninguna parte la mezcla del poder ejecutivo, escasa rendición de cuentas y ríos de dinero en efectivo se salió más de control que en Veracruz, el largo y estrecho estado que abraza al Golfo de México. Después de que despareció Duarte en octubre, las arcas del estado se encontraron casi vacías.

Decenas de alcaldes, enojados debido a que paró el flujo de dinero destinado a sus ciudades, ocuparon la oficina del gobernador interino durante semanas. Profesores, médicos y burócratas no remunerados protestaron regularmente en la montañosa capital de Xalapa, convirtiendo en un caos el tráfico vehicular.

Auditores federales están investigando los contratos estatales para suministrar uniformes de la policía, coches patrulla, hospitales, escuelas y muchos otros asuntos.

Las autoridades fiscales federales están investigando 33 empresas, que ellos creen ficticias, que los funcionarios dijeron que recibieron 168 millones de dólares de las ramas del gobierno de Duarte sin proporcionar los productos o servicios contratados.

Los investigadores creen que los representantes que eran parte del círculo cercano a Duarte enmascararon sus adquisiciones de bienes raíces con dinero del Estado y que usaron 112 cuentas bancarias para borrar los rastros del dinero del estatal, de acuerdo al funcionario de la oficina del procurador..

Dicen que Duarte compró, a través prestanombres, un rancho de 550 hectáreas ubicado en las montañas de pinares de Valle de Bravo, la elegante población vacacional y de fin de semana de México, con establos para 20 caballos, un helipuerto y una mansión de estilo cabaña con troncos que fue honrada por Architectural League de Nueva York.

Otro rancho que los investigadores creen que Duarte adquirió a través de un prestanombres fue entregado al estado después que las autoridades llegaron a un acuerdo con el líder que lo compró de parte del ex gobernador, de acuerdo con las autoridades.

Éste, ubicado en un entorno selvático exuberante rodeado de cascadas, tenía una colección con calidad de museo de pinturas modernas y una bodega llena de costosos vinos franceses, dijeron las autoridades.

Hasta ahora, la oficina del procurador general de la república ha verificado cuatro propiedades que se supone fueron adquiridas por Duarte a través de asociados, y la investigación continúa, de acuerdo con un funcionario de la oficina. Los investigadores han vinculado tentativamente 140 propiedades estadounidenses, muchas de ellas en Houston y Florida, con Duarte y sus asociados, dijo un ex investigador.

Un abogado que está cooperando con los investigadores les ha dicho que compró dos departamentos de tres millones de dólares en Ixtapa, una ciudad vacacional del Pacífico, y terrenos frente al mar en la Península de Yucatán a nombre de Duarte, de acuerdo a los investigadores. Quienes añadieron que el abogado les dijo que se habían usado fondos estatales para comprar joyas, relojes de lujo y un anillo de 200 mil dólares para la esposa del gobernador.

“Con Duarte la corrupción llegó a niveles inimaginables”, dijo Alberto Olvera, sociólogo de la Universidad de Veracruz.

Duarte, en sus negativas públicas de mal comportamiento antes de que desapareciera, dijo que sólo poseía dos casas, y que no era el dueño de los ranchos y otras propiedades que citan los investigadores. Un abogado que se cree que representa a Duarte no ha hablado con la prensa y no pudo ser contactado para hacer obtener sus comentarios al respecto.

Duarte es un hombre polifacético de 43 años que alguna vez le dijo a un entrevistador de radio que era admirador del fallecido dictador español Francisco Franco, tanto por su “fuerza y energía” y porque, como él, Franco tenía una voz aguda.

Duarte ascendió al poder en Veracruz después de una carrera como burócrata en el gobierno federal y estatal, parte de ésta durante el gobierno de Fidel Herrera. Como su ayudante personal, Duarte solía llevar el maletín del gobernador a las reuniones. Más tarde se convirtió en secretario de finanzas de Herrera y luego ganó la aprobación del PRI para postularse para gobernador de Veracruz, ganando el cargo en 2010.

Habría enfrentado poca resistencia práctica si deseaba aprovechar los fondos federales, dijo Olvera, de la Universidad de Veracruz.

En ese estado como en muchos otros, el gobernador controla las autoridades electorales y la legislatura, que a su vez nombra a los principales jueces. Los gobernadores también controlan los presupuestos de las agencias electorales estatales, lo que potencialmente les da la oportunidad de obstaculizar los retos políticos que enfrentan.

Los funcionarios y legisladores mexicanos a menudo dependen de los auditores para ignorar las irregularidades en los contratos públicos, dijeron varios auditores estatales.

Un auditor describió cómo, poco después de asumir el cargo, encontró una Chevrolet Suburban negra en el camino de entrada a su casa y una tarjeta que decía que era un regalo de un alto funcionario estatal.

El auditor que dijo que a menudo le habían ofrecido sobres de dinero en efectivo de constructoras y legisladores para ocultar las irregularidades de contratos, los cuales dijo que rechazó.

“Estamos expuestos a fuertes presiones políticas, sin duda alguna”, dijo Lorenzo Portilla, quien fuera auditor de Veracruz durante los últimos cuatro años, hablando en términos generales. “Los gobernadores ejercen una influencia significativa sobre nosotros”. Portilla dijo que no sucumbió ante tales presiones.

El Instituto Mexicano de la Competitividad estima que la corrupción le cuesta a la economía del país 5% del producto interno bruto. International Finance Corp., entidad del Banco Mundial, dijo que la cifra es de 9% del PIB.

La desaparición de Duarte representa un dolor de cabeza político para el PRI. Este es el partido que dominó el gobierno durante gran parte del siglo XX. Su reputación de corrupto desempeñó un papel importante en su histórica derrota en las elecciones presidenciales de 2000.

Doce años más tarde, el exitoso candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, prometió a los votantes que se podía confiar en que el partido gobernaría una vez más. Como ejemplos de lo que él calificó como el nuevo PRI, señaló a tres jóvenes gobernadores.

Uno era Duarte. Los otros dos también están bajo investigación, dijeron los fiscales. Ellos han negado haber cometido malas acciones. El PRI perdió el control de los estados de esos tres jóvenes gobernadores en las elecciones del año pasado.

Peña Nieto, por su parte, tuvo la tasa de aprobación pública más baja que cualquier otro presidente mexicano moderno, alrededor de 12%, en una encuesta realizada por el periódico Reforma en enero. Peña Nieto no ha sido acusado hasta ahora de cometer algún delito. Es su administración la que está investigando a Duarte.

Durante la campaña electoral de 2012, los partidos de oposición acusaron a Duarte en Veracruz de ayudar a financiar la campaña de Peña Nieto con dinero desviado del estado.

Uno de los colaboradores más cercanos de Duarte fue detenido en el aeropuerto del estado natal de Peña Nieto portando maletas con dos millones de dólares en efectivo. El ayudante, detenido brevemente, dijo que el dinero era para pagar el entretenimiento de los futuros festivales estatales.

La campaña de Peña Nieto negó que el dinero fuera para la contienda, y más recientemente, un portavoz del presidente dijo que todas esas nociones sólo eran ataques con motivación política.

Ríos, el ex gobernador de Veracruz acusado de ayudarle a huir a Duarte, fue detenido por presunto tráfico de influencias y abuso de autoridad, de acuerdo con un comunicado de la fiscalía estatal.

Desde la desaparición de Duarte, han aparecido pistas tentadoras sobre su paradero. En noviembre, autoridades del estado de Chiapas, ubicado en la frontera con Guatemala, arrestaron a un hombre que llevaba pasaportes falsos para Duarte, retratado con un tupido bigote-- y para su esposa, que también está desaparecida. El hombre fue interrogado, pero los investigadores no han revelado lo que dijo.

Un funcionario de la oficina del fiscal general federal dijo que la policía buscaba a Duarte particularmente en Centroamérica. Hay una recompensa de 765 mil dólares por información que conduzca a su arresto.

Este año, Duarte o alguien con acceso a su cuenta de Facebook ha estado publicando mensajes, a menudo conmemorando eventos de su administración, como una exitosa oferta de bonos estatales.

En Veracruz, mientras tanto, aún continúa el escrutinio de las 33 empresas que se sospechosa son falsas. Dos tienen direcciones en Xalapa, la capital del estado. Una es un edificio donde el PRI tiene una oficina en la que los ciudadanos pueden pedir información de los partidos. La oficina es conocida como la “unidad de transparencia”.

La dirección obtenida de otra compañía es un edificio deteriorado propiedad de la madre de un funcionario del PRI. Éste alberga una pequeña y vetusta panadería.

La operadora de la pequeña panadería, Emma López, se sorprendió al saber que una compañía supuestamente con sede en esa dirección había recibido más de un millón de dólares en contratos públicos de Veracruz.

Me temo que los criminales pensarán que soy rica y vendrán a secuestrarme y no podré pagar el rescate --dijo López, limpiándose el sudor de la frente-. “Duarte hizo sus fechorías y ahora estamos pagando las consecuencias”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 14/03/2017

Etiquetas: México Corrupción Gobernadores Ex Malversación Fondos Sobornos Fraude PRI