Washington, 13 de mar. (Dow Jones) -- Los legisladores republicanos están mostrando una creciente resistencia a la agenda comercial de presidente Trump, preocupados de que sus planes puedan afectar las exportaciones de sus estados y socaven las alianzas de larga data de Estados Unidos.

Las preocupaciones indican que la mayor amenaza para la política comercial de Trump, la cual enfatiza nuevos acuerdos bilaterales y una postura más estricta contra los países acusados de violar las normas comerciales, proviene de su propio partido. La oposición de los republicanos, que controlan ambas cámaras del Congreso, complica los esfuerzos de Trump para reformar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o TLC, y hacerle frente a las supuestas violaciones comerciales en China.

“Queremos apoyarlo en todas esas cosas, pero aún no llegamos ahí”, dijo el senador Jim Inhofe (republicano por Oklahoma), cuyo estado depende de las exportaciones aeroespaciales y agrícolas.

Mientras muchos demócratas en el Congreso están interesados en trabajar con el gobierno de Trump, los republicanos que han apoyado durante mucho tiempo el libre comercio --muchos de ellos cercanos a los grupos empresariales-- advierten que la imposición de aranceles podría llevar a represalias contra los bienes de Estados Unidos. Los legisladores de los estados agrícolas están molestos porque Trump, en enero, se retiró de la aún no ratificada Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, o TPP, el acuerdo comercial de 12 naciones negociado por Barack Obama.

“Estoy más preocupado por lo que podrían hacer renegociando los acuerdos existentes que por lo que harían bilateralmente con países con los que no tienen acuerdos”, dijo el senador Chuck Grassley (republicano por Iowa), miembro del comité que supervisa el comercio. “Sabemos lo que tenemos, y supongo que no creo que sea tan malo como lo que el presidente piensa que es”, dijo, citando al TLC, que abrió los mercados a las exportaciones agrícolas.

Trump aprovechó la ola de descontento económico para llegar a la Casa Blanca, amenazando con reformar la política comercial tradicional de Estados Unidos y desafiando la ortodoxia de los legisladores republicanos que han respaldado el libre comercio durante mucho tiempo.

Desde entonces, pocos miembros del partido al que pertenece el presidente --o grupos aliados de grandes empresas-- lo han desafiado abiertamente sobre el tema. Muchos están deseosos de cooperar con la Casa Blanca en los objetivos que tienen una alta prioridad y que comparten --notablemente revisar la ley de salud de Obama y reducir los impuestos corporativos-- y no quieren ofender a la nueva administración durante los debates divisivos sobre esas políticas, dijeron colaboradores del Congreso.

Pero a medida que la agenda comercial de la administración avanza en varios frentes, los legisladores están expresando sus reservas. Se espera que estas preocupaciones sean evidentes cuando el Comité de Finanzas del Senado cuestione mañana a Robert Lighthizer, candidato de Trump para fungir como el representante comercial de Estados Unidos.

“Mi preocupación es que estén dificultando demasiado llegar a acuerdos comerciales”, dijo el senador Cory Gardner (republicano por Colorado). “Me preocupa que cuando nos retiremos del campo de las oportunidades multilaterales, nuestros socios comerciales busquen liderazgo en otro lugar --y ese liderazgo puede provenir de países que no siguen las mismas normas y valores que nosotros”, agregó, aludiendo a los intentos de China para llenar el vacío en Asia después de la retirada de Estados Unidos de la TPP.

Trump envió recientemente al Congreso una agenda de políticas comerciales que respalda una dependencia agresiva en la legislación de Estados Unidos que se utiliza muy poco para castigar a los socios comerciales y que cuestiona la autoridad de la Organización Mundial del Comercio (OMC), con sede en Ginebra, como árbitro de las disputas internacionales.

Los republicanos de la Cámara de Representantes que supervisan las cuestiones comerciales respondieron con una fuerte declaración respaldando a la OMC y a los acuerdos existentes de Estados Unidos.

Además, Paul Ryan (republicano por Wisconsin), el presidente de la Cámara de Representantes, en diciembre planteó objeciones a la legislación que requeriría el uso de acero fabricado en Estados Unidos en proyectos acuíferos de infraestructura en Estados Unidos.

Se espera que la promesa de Trump de renegociar el TLC sea una prueba temprana del apoyo del congreso para sus políticas. Los legisladores estadounidenses tomaron nota cuando un legislador mexicano propuso en México una legislación que favorecía los productos latinoamericanos sobre el maíz exportado por Estados Unidos, un ganador clave del TLC. Ese movimiento le siguió a las advertencias de Trump de que el TLC sería renegociado y que México tendría que pagar la construcción del nuevo muro fronterizo.

“He estado preocupado porque otros países han respondido: ‘Quieren que construyamos un muro; bueno, entonces no vamos a comprar su maíz’”, dijo el senador Joni Ernst, un republicano de Iowa. “Si estamos hablando de renegociar al TLC, entonces corremos el riesgo de perder terreno en la agricultura, por lo que tendríamos que trabajar muy, muy cuidadosamente al respecto”.

Si Trump cumple sus amenazas de elevar los aranceles “eso podría causar algunas graves consecuencias económicas”, dijo Mike Lee, el senador republicano por Utah. “Lo escucho constantemente cuando hablo con gente de todo el estado”.

Lee, que desde hace mucho tiempo ha respaldado un mayor papel para el Congreso, este año presentó un proyecto de ley que despojaría al presidente de los poderes para poder imponer tarifas sin la aprobación del Congreso.

El Congreso se ha vuelto más polarizado en el comercio en los últimos años, teniendo a los demócratas aliados con los sindicatos que critican al TLC y otros acuerdos.

El senador Sherrod Brown, demócrata por Ohio, quien comenzó a trabajar con Trump y sus asesores unos días después de las elecciones de noviembre, dijo que le preocupa que los republicanos del Congreso se vayan a interponer en el camino.

“Estoy preocupado de que esto vaya a ser una lucha continua entre el presidente y sus promesas por un lado, y el liderazgo republicano, que suele estar de acuerdo con las empresas”, dijo Brown.

Otros dicen que esperan ver qué medidas implementará el equipo comercial de Trump y quién prevalecerá entre su diverso grupo de asesores, que van desde defensores de la línea dura que buscan un cambio brusco hasta líderes de las finanzas inmersos en las ventajas de la globalización.

“Honestamente ha habido cierta inconsistencia”, dijo el senador John Cornyn (republicano por Texas), miembro del liderazgo republicano del Senado, así como del comité que supervisa el comercio. “Parte de la retórica ha sido un poco agitada, pero lo que realmente cuenta es lo que ellos hacen”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 13/03/2017

Etiquetas: Trump Agenda Comercio Republicanos Reto OMC México China