23 de feb. (Sentido Común) -- Dos de los más cercanos miembros del equipo de trabajo del presidente estadounidense Donald J. Trump visitaron México por primera ocasión para tratar temas cruciales para ambos países y de alguna forma calmar los temores de quienes creen que las políticas más severas del país vecino del norte afectarán a miles de mexicanos que radican allá.

     “Déjenme ser muy claro, no habrá deportaciones masivas” de personas desde Estados Unidos hacia México, dijo John Kelly, el secretario de Seguridad estadounidense, en un mensaje dirigido a medios de comunicación tras el encuentro con funcionarios mexicanos. “No habrá participación de fuerzas militares en operaciones de migración”.

     Con lo que no contaban Kelly y Rex Tillerson, el secretario de Estado de Estados Unidos, fue con Trump, quien en un encuentro con 24 directores de empresas manufactureras de su país, dijo justamente lo contrario y presumió que esa operación militar, que ordenó en la frontera con México, está diseñada para detener el flujo de personas.

     “Ustedes saben lo que pasa en la frontera. Estamos recibiendo pandillas criminales, narcotraficantes, tipos realmente malos llegan a este país, a un nivel que no se había visto antes, de los realmente malos”, dijo el político de 70 años a los empresarios. “Es una operación militar, porque se les ha permitido llegar a este país, cuando vean que la violencia está subiendo mucho”.

     El propio presidente de Estados Unidos reconoció en ese encuentro con empresarios que el viaje de Tillerson y Kelly iba a ser “rudo”, porque ambos gobiernos iniciarían las pláticas sobre las nuevas decisiones que se han tomado desde la Casa Blanca.

      Trump, desde que fue candidato y una vez ya instalado en su cargo, ha insistido en la urgencia de edificar un muro en la frontera con México porque considera que desde ahí cruzan criminales y drogas hacia su territorio.

     De hecho, en su campaña, el empresario de bienes raíces causó polémica al decir que México exporta criminales al norte y que, por ello, el gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto debería pagar por levantar la barda fronteriza.

     El tema migratorio es crítico para la relación de ambas naciones por la especulación sobre si el gobierno de Estados Unidos comenzará una campaña de deportaciones masivas que incluso podría ocasionar que fueran enviadas hacia México personas que no tengan la nacionalidad mexicana.

     “Las deportaciones están enfocadas a personas con actividades criminales que ingresaron a Estados Unidos” de forma ilegal, dijo Kelly.

     Así, de nuevo mientras por un lado el gobierno estadounidense intenta suavizar la tensión con los mexicanos, por otro lado el presidente parece no tener intenciones de moverse de sus promesas de campaña que lo llevaron a derrotar en las urnas a Hillary Clinton.

     “Las diferencias entre México y Estados Unidos subsisten”, dijo Luis Videgaray, el secretario de Relaciones Exteriores de México, en el mensaje que dieron ambos equipos de trabajo para agradecer la visita de Tillerson y Kelly. “Para superar los agravios, para superar los sentimientos negativos que sin duda hoy prevalecen, más que las palabras lo que habrá de importar son los hechos”.

     Tillerson, quien antes de incorporarse al gobierno estadounidense dirigió la petrolera multinacional ExxonMobil, reconoció que la seguridad de la frontera es una responsabilidad compartida por ambos países.

     Tanto él como Videgaray, que son los responsables de las relaciones diplomáticas en ambos países, destacaron la importancia de entender que buena parte de la migración de personas proviene de Centro y Sudamérica, de ahí que es fundamental buscar un acuerdo con varias naciones que permita concretar acciones que apoyen el desarrollo regional y ayuden a desalentar la llegada de nuevos ilegales.

     “Tenemos problemas en ambos lados de la frontera”, dijo Tillerson, el ex director de la petrolera, en su mensaje. “Entendemos también la importancia de detener flujo de armas” hacia México.

     Videgaray dijo que el gobierno de México expresó su rechazo a que se tomen medidas unilaterales que afecten a ambas naciones, como los nuevos protocolos que firmó Kelly para endurecer las acciones para expulsar a los migrantes que estén en el país vecino del norte de forma no legal.

     Así, la primera reunión oficial en el país de ambos equipos giró en torno a la seguridad de la frontera y a la migración. El tema del comercio, otro de los focos de tensión entre México y Estados Unidos, será tratado más adelante, dijo Videgaray Caso.

     Otra de las promesas de campaña de Trump que está a punto de convertirse en realidad es la renegociación del tratado comercial que ambos países firmaron hace más de dos décadas, el cual incluye también a Canadá.

     Trump piensa que ese acuerdo es injusto y ha ocasionado afectaciones graves a las compañías de su país, por lo que buscará o bien conseguir mejores condiciones o bien cancelarlo.

     Los funcionarios que asistieron al encuentro acordaron que ambos países seguirá en conversaciones para alcanzar acuerdos y, de hecho, Tillerson dijo que muy probable que la siguiente reunión se lleve a cabo en Washington, D.C., la capital estadounidense.

     “México requiere de Estados Unidos y también Estados Unidos requiere de México”, dijo Miguel Osorio, el secretario de Gobernación. “Nuestras naciones siempre serán vecinas, por lo tanto, lo que más conviene so acuerdos que nos sirvan por igual a partir del respeto mutuo”.

 

 


Fecha de publicación: 23/02/2017

Etiquetas: México EUA Trump Peña migración seguridad empleo TLCAN comercio