14 de feb. (Bloomberg) -- Cuando JFE de Japón anunció el año pasado que construiría una planta en México para fabricar acero para automóviles, la empresa no previó que el próximo presidente de Estados Unidos llegaría y renegociaría el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, o TLC. Tampoco esperaba que sus clientes claves --compañías como Toyota Motor-- fueran atacados por instalar plantas en el lado equivocado de la frontera.

JFE es una de miles de compañías japonesas que tienen operaciones en México. Estas van desde nombres familiares como Toyota, hasta la miríada de empresas menos conocidas que forman parte de la cadena de suministro global y bancos japoneses con operaciones en el país.

Así que mientras que el tweet de enero de Donald Trump sobre Toyota – “¡De NINGUNA MANERA! Construyan su planta en Estados Unidos o pagarán grandes impuestos fronterizos” -- puso a la automotriz en los reflectores, las consecuencias para las empresas Japón podrían ser mucho más amplias.

Nissan Motor y Mazda Motor también tienen fábricas en México, al igual que los proveedores de autopartes japoneses como Denso y Takata. Aisin Seiki está construyendo su tercera planta en el país, con el objetivo de comenzar en enero del próximo año la producción de quemacocos y piezas para puertas para suministrarle a Toyota y a otras automotrices, incluyendo General Motors.

Un portavoz de Aisin Seiki dijo que la empresa no está tratando de cambiar sus planes en este momento, pero que se mantendrá al pendiente de cualquier cambio en el TLC.

JFE, que construirá su fábrica en una empresa conjunta con Nucor con sede en Carolina del Norte, tiene como objetivo comenzar a producir acero en 2019. Ésta planea continuar por ahora y pretende contribuir a la industria automotriz de Norteamérica, no sólo en México, dijo un portavoz.

     JFE no es la única siderúrgica japonesa en México. Nippon Steel & Sumitomo Metal abrieron una fábrica para producir acero automotriz en 2013, en una empresa conjunta con Ternium.

“Este es un problema realmente complejo”, dijo Koji Endo, analista de automoción de SBI Securities en Tokio. Si las automotrices como Nissan no pueden vender tantos vehículos a Estados Unidos, éstas tratarán de vender más en México, América del Sur y Europa, pero hay problemas con esto, incluyendo diferentes especificaciones, dijo.

Takeshi Kunibe, presidente de la Asociación Japonesa de Banqueros y quien también es presidente de la principal unidad de préstamos del Grupo Financiero Sumitomo Mitsui, dijo el mes pasado que las empresas japonesas en México están preocupadas por la situación.

Sumitomo Mitsui ha creado un equipo en Estados Unidos para explicar a sus clientes qué políticas podría seguir la administración Trump y cómo las relaciones comerciales con México y otras naciones podrían verse afectadas, dijo Kunibe.

Los mayores rivales japoneses de Sumitomo Mitsui, Mitsubishi UFJ Financial Group y Mizuho Financial Group, han invertido en México para atender al creciente número de empresas japonesas con operaciones en el país.

Mientras tanto, Toyota, que también tiene una huella muy grande en Estados Unidos, ha anunciado que invertirá 600 millones de dólares y que añadirá 400 puestos de trabajo a una planta de ensamble de Indiana.

Apesar de lo grande que es la presencia de Japón en México, ésta se ve empequeñecida por la inversión de la nación del Sol Naciente en Estados Unidos, país que es el principal destino de la inversión extranjera directa japonesa, la cual representa alrededor de un tercio del total, frente a menos de 1% para México a finales de 2015.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo      

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Fecha de publicación: 14/02/2017

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