13 de feb. (Dow Jones) -- General Motors reportó otra ganancia récord en su principal mercado norteamericano el año pasado, pero un factor clave en su desempeño regional es vulnerable a la represión propuesta por el gobierno de Trump a las importaciones.

Alrededor de 20% de los camiones ligeros altamente rentables de la empresa son armados en fábricas mexicanas por trabajadores que ganan una fracción de lo que perciben los miembros del sindicato United Auto Workers (UAW) en las plantas estadounidenses, de acuerdo con WardsAuto.com. GM está actualmente traslandando más producción a México y ya está reubicando el ensamble de ciertos vehículos deportivos-utilitarios.

El gobierno de Trump ha amenazado con imponer barreras a los automóviles y las mercancías importadas por Estados Unidos.

GM aumentó su exposición a México después que se promulgó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o TLC, a mediados de los años noventa, y hoy se encuentra entre los mayores productores del país. Incluso un impuesto fronterizo más modesto que se está analizando actualmente le restaría una cuarta parte a las ganancias regionales de GM.

GM tiene problemas para ganar dinero fuera de Norteamérica. Su operación rentable en China paga un dividendo de dos mil millones de dólares a la operación global de GM, o una fracción de los beneficios que obtiene en su región de origen.

La dependencia en México refleja la dependencia más amplia que tiene GM en las tercerías globales, la empresa que vende más automóviles en el extranjero que en casa. La compañía vendió un récord de 10 millones de vehículos el año pasado y China se ubica como su primer mercado, superando con creces las entregas que realiza en Estados Unidos.

Estas tendencias están configurando cada vez más los productos en las salas de exposición estadounidenses. El año pasado, por ejemplo, la compañía aumentó su apuesta a las tercerías de los mercados emergentes para sus concesionarias Buick que están en dificultades y que también venden automóviles armados en Europa y Corea del Sur. Muchos de los principales proveedores de GM --incluyendo compañías que alguna vez poseía—mudaron casi toda la producción de autopartes de los Estados Unidos durante la reestructuración de bancarrota y otros esfuerzos de reorganización.

Entre los principales beneficiarios de las grandes ganancias de GM se encuentran 52 mil miembros de UAW. Estos recibieron un promedio de 12 mil dólares de participación en las ganancias de 2016, un récord para los trabajadores de ensamble de automóviles, y ese pago se basó en la rentabilidad total de Norteamérica, no solo en el dinero ganado en Estados Unidos donde están empleados.

Aunque Chuck Stevens, el director financiero de GM, dijo que espera que GM se vea menos afectado que otras, un impuesto fronterizo de 20% en las 400 mil camionetas que produce ahí podría representar más de tres mil millones de penalidades anuales, con base en las cifras que proporcionaron GM y WardsAuto. Com.

Una empresa como Ford Motor podría verse mucho menos afectada porque depende de México para la producción de coches pequeños y que vende a precios mucho más bajos y en cantidades mucho más pequeñas.

Ford ya descartó sus planes para construir una planta valuada en mil 600 mil millones de dólares en México. Sergio Marchionne, el director ejecutivo de Fiat Chrysler Automobiles, dijo el mes pasado que podría imaginar que gran parte de la actual producción mexicana de camiones de la empresa regrese a Estados Unidos.

Ejecutivos de GM dijeron que es demasiado prematuro para comentar las consecuencias específicas de un impuesto en la frontera. Muchos fabricantes de automóviles extranjeros, incluyendo Nissan Motor y Volkswagen, utilizan México como base de exportación para varios países alrededor del mundo, incluyendo Estados Unidos.

Trump ha propuesto aplicar un impuesto arancelario o fronterizo de hasta 35%   las automotrices y otros que trasladan empleos a México u otros países, y que luego envían esos productos de regreso a Estados Unidos. Trump le ha exigido al Congreso aprobar un “ajuste fronterizo” que también es complicado, en especial un impuesto dirigido a las tercerías.

Las camionetas de carga de GM rutinariamente se venden en alrededor de 45 mil dólares. Los productos que provienen de México ayudan a compensar los escasos márgenes o las pérdidas asociadas con la venta de autos compactos, como el Chevrolet Cruze, o los sedanes como el Malibu que son esenciales para sus ganancias.

La automotriz rediseñó muchos de esos coches de pasajeros y dijo recientemente que el fortalecimiento de la demanda de esos productos en el cuarto trimestre en realidad fue un lastre en sus ganancias.

Mary Barra, la directora ejecutiva de GM, trató disminuir recientemente las preocupaciones sobre la exposición de GM a un impuesto fronterizo, diciendo a los analistas que la automotriz está en un “diálogo constructivo” con la administración sobre varios asuntos, incluidos el comercio.

Barra es asesora de Trump actualmente en asuntos de negocios y ha viajado a la Casa Blanca dos veces en las últimas semanas para discutir la industria automotriz y asuntos corporativos de mayor alcance. Además del comercio, GM y sus rivales de Detroit están buscando mitigar la estricta regulación referente a la economía de combustible y una mejor solución a la exposición a las divisas.

GM dijo que “está trabajando a todos los niveles de la administración para asegurarse de que estemos proporcionando la información necesaria”.

Barra dijo que ha explicado la complejidad de la cadena de suministro y los largos plazos de la industria en los planes de producción y fabricación, lo que extiende el periodo que necesita una empresa para responder a los cambios en las políticas.

GM recientemente se comprometió a añadir más puestos de trabajo e inversión en Estados Unidos, pero esos planes ya estaban en la mesa mucho antes de que Trump fuera elegido en noviembre.

Chuck Stevens, el director financiero de GM, dijo a periodistas recientemente que la compañía apoya la reforma fiscal corporativa, pero que un impuesto fronterizo sería “complicado”. Más tarde señaló que el porcentaje de partes importadas por la industria automotriz estadounidense está en el “rango medio de porcentaje de 50”, y que la cifra de GM es menor.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

Copyright © 2017 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved

 


Fecha de publicación: 13/02/2017

Etiquetas: General Motors Ganancias GM Impuesto Fronterizo Trump Importaciones EUA