10 de feb. (Dow Jones) -- Volver a hacer grandiosa a la economía no es una tarea nada sencilla.

El presidente Donald Trump está proyectando un crecimiento económico anual de 4% en Estados Unidos, una meta que no es realista o, si es factible, probablemente se lograría a expensas de una inflación más alta y un mayor déficit.

La lectura inicial del Departamento de Comercio del producto interno bruto del cuarto trimestre, que se publicó el viernes pasado, demostró cuánto terreno aún tiene que avanzar la economía para acercarse a la meta de Trump.

Economistas encuestados por el diario The Wall Street Journal calcularon que el PIB avanzó a una tasa anual de 2.2% en los últimos tres meses de 2016, por debajo del 3.5% registrado en el tercer trimestre. Eso cerró otro año inconsistente de crecimiento de aproximadamente 2%, extendiendo lo que ha sido la expansión económica más reducida en la era de la posguerra.

La mejoría continua en el gasto de los consumidores y una mejor inversión de las empresas en equipos y propiedad intelectual son áreas clave a observar en el informe. Pero a más largo plazo, ¿cuán difícil será lograr que la economía vuelva a crecer a 4%?

Tome en cuenta que desde la crisis financiera sólo ha habido dos trimestres en los que el crecimiento del PIB superó 4% en términos anualizados --el cuarto trimestre de 2011, un repunte tras la degradación crediticia de la deuda de Estados Unidos; y el tercer trimestre de 2014, que fue apoyado por el aumento inusualmente mayúsculo en el gasto militar.

La economía no ha superado el crecimiento de 3% en un año completo desde 2005. Además, no ha registrado un crecimiento de 4% desde 2000. La última vez que creció cuando menos esa cantidad durante una expansión total fue en la década de los ochenta, con el crecimiento debilitándose en cada ciclo posterior. En general, desde 1950, la economía de Estados Unidos ha crecido en promedio cercano a una tasa anual de 3%.

Ciertamente, los planes de Trump de reforzar el gasto en infraestructura, reducir los impuestos corporativos, renegociar los acuerdos comerciales y relajar las regulaciones deberían, en teoría, darle un impulso a la economía. Pero estas políticas no pueden lograr gran cosa.

A principios del mes pasado, el Banco Mundial dijo que los planes de Trump de reducir los impuestos a las personas físicas y corporativas podrían impulsar el crecimiento de Estados Unidos en 0.3 puntos porcentuales este año y 0.8 puntos porcentuales en 2018. En general, el banco prevé un crecimiento estadounidense de 2.5% este año y 2.9% el siguiente.

En un informe aparte, la Oficina de Presupuesto del Congreso proyecta un crecimiento de alrededor de 2% en la próxima década. A finales del año pasado, el Comité para un Presupuesto Federal Responsable consideró que el crecimiento del 4% “es casi imposible de lograr durante un período sostenido, sin los factores transformadores que están fuera del control del gobierno”.

Por supuesto, la economía estadounidense está lejos de estar en ruinas. El constante crecimiento del empleo y el aumento de los salarios se han visto acompañados de una mejoría en las lecturas de las manufacturas, la vivienda y la producción industrial. El optimismo de las pequeñas empresas y la confianza general del consumidor han aumentado desde las elecciones.

Todo esto ha contribuido a que el Economic Surprise Index (Índice de Sorpresas Económicas) de Citigroup haya subido a su nivel más alto registrado desde septiembre de 2014. El indicador, que mide cómo los datos económicos se están desempeñando en relación con las expectativas, ha ido mejorando constantemente después de haber estado profundamente negativo hace un año.

Las expectativas son bastante altas, sin embargo el poder del pensamiento positivo tiene sus limitaciones.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo               

Copyright © 2017 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved

 


Fecha de publicación: 10/02/2017

Etiquetas: EUA Crecimiento Económico Meta Trump