6 de dic. (Sentido Común) -- Cuando México finalmente aprobó una serie de reformas para permitir que los capitales privados pudieran participar en la extracción de crudo tras casi ocho décadas de prohibición, los ruidosos aplausos que generaron los cambios legales y constitucionales fueron rápidamente silenciados por el desplome que registró el precio del crudo a finales de 2014.

     Las expectativas de que llegarían al país cerca de 50 mil millones de dólares en los siguientes seis años --poco más de ocho mil millones al año-- pronto se desvanecieron ante el temor de que la caída del los precios de los hidrocarburos hicera poco atractiva la apertura de la industria petrolera en el país.

     El pobre resultado que tuvo la primera licitación de yacimientos que organizó el gobierno de México entre inversionistas interesados --las autoridades sólo pudieron asignar dos de 14 campos subastados-- confirmó para muchos que la tan esperada reforma energética había llegado demasiado tarde tras la caída del precio del crudo de más de 110 dólares el barril a cerca de 30 dólares. 

     Hoy, sin embargo, a año y medio de ese primer esfuerzo y parcial fracaso, la reforma energética parece estar comenzando no sólo a dar los resultados esperados, sino incluso a re-encender las expectativas que en un inicio despertó entre especialistas de la industria petrolera la reforma energética mexicana.

     El hecho de que ayer el gobierno de México pudiera asignar ocho de 10 yacimientos en aguas profundas y de que Petróleos Mexicanos, la empresa petrolera estatal, consiguiera un socio para explorar su campo Trión, ubicado también mar adentro, está reviviendo cierto optimismo sobre el futuro del sector petrolero nacional.

     “Los resultados de estos procesos son reflejo de la evolución, en casi dos años, de un nuevo modelo energético mexicano”, dijo la Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (Amexhi), en un comunicado. “Este modelo continuará evolucionando para seguir incentivando la inversión en un entorno económico global aún complejo”.

     El éxito de esta subasta, junto con otras anteriores en donde el gobierno tuvo un buen porcentaje de asignación de los campos subastados, ha confirmado para muchos las buenas expectativas que diversas empresas petroleras, tanto medianas como grandes, tiene sobre el futuro petrolero de México.

     “La asignación [de ayer] fue muy exitosa, ya que los proyectos resultaron atractivos a pesar de la mayor inversión necesaria para desarrollarlos, en comparación a otro tipo de campos”, escribió el equipo de análisis económico del banco Banorte-Ixe, en un reporte.

     Claro que para llegar a este punto, el gobierno tuvo que aprender de sus errores para ir modificando los términos en que participarían empresas privadas en la extracción de crudo mexicano, sin tener que ceder demasiado de la renta petrolera que el país debe obtener por la extracción de ese recurso no renovable.

     Así, el gobierno fue aprendiendo la lección, lo que le permitió modificar tanto las bases de las licitaciones, como los contratos y los valores mínimos para poder hacer más atractivas las inversiones multimillonarias que se requerirán para desarrollar los campos petroleros que ha subastado hasta ahora y que subastará más adelante.

     Estos cambios tuvieron el efecto esperado. En la segunda convocatoria, por ejemplo, el gobierno adjudicó tres de los cinco bloques que subastó, mientras que en la tercera su porcentaje de éxito fue de 100% al asignar los 25 yacimientos que subastó.

     Ayer, ese porcentaje se ubicó, si se incluye el campo de aguas profundas Trión de Pemex, en 81.8%, o un nivel de éxito muy superior al que las autoridades estadounidenses han tenido este año en las subastas de campos petroleros de sólo 1.9%, e incluso mucho mayor al nivel de éxito que registraron en 2015 de 9%.

     Por su parte, Pemex también tuvo un resultado inmejorable con la subasta de campos petroleros de ayer, pues no sólo logró asociarse con una de las grandes empresas petroleras en el mundo, la australiana BHP Billiton, para explotar Trión, sino que además logró ganar otro campo en aguas profundas del gobierno y que explotará en asociación con el gigante petrolero estadounidense Chevron y con la japonesa Inpex.

     “Este es un gran día para Pemex, es un día histórico”, dijo José Antonio Anaya, director general de Pemex, en una conferencia de prensa, tras conocerse los resultados de la licitación internacional que convocó la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), el ente que regula la industria petrolera mexicana. “Desde hace casi 79 años, en los cuales Pemex no se había asociado con privados especialmente en temas de riesgo”.

     Claro que a pesar del éxito que está comenzando a tener la reforma energética, la industria petrolera mexicana aún tiene serios retos para los próximos años, que podrían afectar las inversiones de capitales privados.

     Para Amexhi, las autoridades deberán otorgar certeza jurídica y asegurar el cumplimiento de los contratos de la primera ronda, para asegurar la participación de empresas en las subastas futuras.

     El gobierno comenzará una nueva ronda de subasta de yacimientos petroleros, llamada Ronda 2, en marzo de este año. La primera licitación será sobre campos ubicados en aguas someras y el éxito de esta nueva ronda dependerá, al igual que la primera, de los términos y condiciones que fijen las autoridades petroleras, de energía y fiscales para hacer atractivas las futuras inversiones en esos yacimientos.

     Además, México podría enfrentar otros riesgos externos que pudiesen descarrilar la reforma energética y frenar las inversiones en el sector petrolero, o en el sector eléctrico que también ha comenzado a registrar una creciente participación de compañías privadas, tanto nacionales como extranjeras.

     Para algunos especialistas, si el presidente electo de Estados Unidos, Donald J. Trump, cumple sus promesas de campaña, el atractivo actual de México como un participante más en el mercado energético de Norte América podría decaer.

     Si eso ocurre, algunos inversionistas podrían ver con ojos menos atractivos a México y llevarse sus recursos a otras regiones o países que ofrecen también oportunidades atractivas de inversión.

     Trump además prometió eliminar algunas regulaciones que hoy inhiben la industria energética estadounidense. Si logra eso, el presidente electo de Estados Unidos podría dar un nuevo impulso a las inversiones energéticas en Estados Unidos y restar atractivo a ese sector en el país.

     “Si Trump facilita y hace más atractiva la extracción [de petróleo] en Estados Unidos, entonces eso podría ser negativo para nosotros” en el mediano plazo, dijo Felix Boni, el director general de análisis de la agencia calificadora HR Ratings, en una conferencia.

     Aunque claro que Trump también podría fomentar la integración energética en Norteamérica al “facilitar, por ejemplo, la construcción de infraestructura”, dijo Boni.

     No obstante, las autoridades están confiadas de que la reforma energética, a través de las subastas de campos petroleros, podría seguir atrayendo inversiones al país en los próximos años.

     “Las subastas del día de ayer van a detonar un proceso de inversión a lo largo de la vida de los campos”, dijo José Antonio Meade, el secretario de Hacienda y Crédito Público, en un evento de la agencia encargada de recolectar los impuestos en México, mejor conocida como Servicio de Administración Tributaria (SAT). “Esta es la primera vez en 78 años que se anuncia una operación como ésta, que trae a México capital y tecnología, y que le permite a Pemex seguir siendo un actor de su propio destino”.

 

 


Fecha de publicación: 06/12/2016

Etiquetas: Pemex CNH subasta campos petróleo México industria