5 de dic. (Dow Jones) -- El equipo económico de Donald Trump se divide perfectamente en dos grupos principales a partir de una pregunta fundamental: ¿La economía se beneficiaría más con premios o con castigos?

     Trump obtuvo la presidencia con una pequeña coalición de asesores cuyas opiniones públicas divergen agudamente en varios frentes, especialmente en política comercial, tema que el presidente electo hizo una pieza central de su campaña. Las decisiones personales revelarán en las próximas semanas qué lado prevalece.

     Un grupo, que apareció ascender en las últimas semanas de la campaña, rechaza en gran medida el pensamiento económico general sobre el comercio y cree que la eliminación del déficit comercial debe ser el objetivo general de la política estadounidense. Ese campo considera que los castigos o palos --aplicación de aranceles a los socios comerciales e impuestos a las empresas que muden empleos al extranjero-- como una herramienta crítica para revertir la caída de 15 años en los ingresos de los estadounidenses de la clase media.

     El campo opositor está más cerca del tradicional centro de gravedad del Partido Republicano en relación a los impuestos y regulaciones, e incluye a muchos políticos veteranos que integran el equipo de transición y asesoran al vicepresidente electo Mike Pence.

     Esos asesores han apoyado durante mucho tiempo la economía del lado de la oferta y rechazan la posición de línea dura sobre el comercio de que la ganancia de un lado debe ser a expensas del otro. Al ofrecer más zanahorias o premios --reducir la burocracia y los impuestos para convertir a Estados Unidos en el principal destino de las empresas-- afirman que eso evitaría la necesidad de recurrir al proteccionismo comercial.

     “Son los que están a favor de la oferta frente al montón de mentalidad suma cero”, dijo Andy Laperriere, estratega político de la firma de investigación Cornerstone Macro que observa de cerca estos desarrollos de política.

     Un tercer grupo de asesores está formado principalmente en su mayoría por asociados empresariales de Trump que no son particularmente ideológicos.

     La pregunta es qué dirección tomará Trump. Las próximas semanas de informes de personal y política de la Casa Blanca han adquirido una importancia aún mayor para los mercados y la industria porque Trump no ha desempeñado cargos de elección, perfeccionado alguna ideología política consistente o cultivado un grupo de asesores de confianza. Su campaña no ha publicado el tipo de documentos detallados de política típicos de las pasadas elecciones presidenciales.

     Trump ha culpado a los malos acuerdos comerciales por la pérdida de empleos en Estados Unidos y prometió renegociar y potencialmente abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Canadá y México, o TLC, calificándolo como el peor acuerdo comercial “que alguna vez haya firmado cualquier parte”. Llamó a la Asociación Transpacífica de 12 naciones, completada el año pasado pero que aún no es aprobada por el Congreso de Estados Unidos, una “violación continua de nuestro país”.

     Como gobernador de Indiana, Pence había apoyado al TPP pero le revocó su apoyo al pacto y a los acuerdos de libre comercio anteriores, luego de que Trump le pidió que se uniera a su fórmula.

     El fin de semana, Trump escribió que reduciría sustancialmente los impuestos y regulaciones a las compañías, pero que impondría cuotas de 35% a las empresas que decidan mudar su producción fuera del país.

     David Malpass, el economista encargado de manejar la cartera económica durante la transición, se negó a comentar sobre el tema. Otros asesores han rechazado hablar de tensiones.

     “Lo que estamos viendo es un grupo muy ordenado de personas que trabajan en nombre del pueblo estadounidense”, dijo Anthony Scaramucci, miembro del comité ejecutivo del equipo de transición que maneja la firma de fondos de cobertura SkyBridge Capital, a reporteros en Nueva York recientemente.

     Los nombramientos clave se extienden no sólo a las posiciones de gabinete a nivel de los departamentos de la Tesorería y el Comercio, sino también a roles posiblemente más influyentes, como director del Consejo Económico Nacional y presidente del Consejo de Asesores Económicos.

     Esas nominaciones podrían moldear la forma de gobierno de Trump, ya sea como un republicano más tradicional enfocado a la reducción de impuestos y regulación, o como un populista que va en contra el sistema que promueva más aranceles e impuestos a las empresas que subcontraten puestos de trabajo.

     Hasta ahora, un acuerdo entre ambos bandos de asesores sobre la necesidad de reducir los impuestos y las regulaciones les ha permitido --y también al Partido Republicanos en general-- documentar los mayores desacuerdos sobre el comercio.

     “Habrá un acto de equilibrio”, dijo Stephen Moore, un importante asesor económico sobre impuestos durante la campaña y que no está de acuerdo con Trump en el tema del comercio. "Va a haber algunos desacuerdos incluso dentro de la administración sobre cuál debe ser la prioridad... No sé cómo resultará todo eso”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 05/12/2016

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