1 de dic. (Dow Jones) -- Los inversionistas han decidido que el presidente electo Donald Trump será muy bueno para las acciones y muy malo para los bonos. Pero no deberían tener tanta confianza en sus convicciones.

La realidad es que nadie, excepto tal vez Trump sabe qué políticas proseguirá, e incluso Trump no sabe cómo esas políticas afectarán a la economía.

“El hecho de que Trump sea un político no tradicional significa que la gama de resultados es amplia”, dijo Mike Cloherty, estratega de tasas de RBC Capital Markets. “Sin embargo, en los precios vemos una alta probabilidad de que los eventos se desarrollen de una manera determinada”.

El escenario base de la actual la racha al alza del mercado bursátil y la liquidación del mercado de bonos es que Trump pueda promulgar rápidamente un recorte de impuestos y un estímulo fiscal. El mercado cree que esa política aumentará el crecimiento con el efecto colateral de una creciente inflación.

Las acciones ganan en este escenario porque aumentan las ganancias, y debido a que los ingresos aumentan con mayores precios, las acciones también contienen por lo menos una cobertura parcial contra la inflación. Al intensificarse el crecimiento en un momento de casi pleno empleo, la competencia por los trabajadores aumentará, impulsando con ello los costos laborales y la inflación. Los bonos del Tesoro, que no se benefician del crecimiento y que se ven afectados por la inflación, sufren.

Incluso en tiempos más mundanos, los inversionistas son bastante malos para predecir el futuro. Hay muchas cosas que pueden resultar mal en los primeros meses de administración Trump. Primero, ¿Trump y el Congreso podrán promulgar algo rápidamente?

En segundo lugar, ¿tendrá lo que aprueben el impacto que prevén? Por ejemplo, las reducciones de impuestos de Trump se enfocarán principalmente a los altos ingresos que tienen más probabilidades de ahorrar las ganancias imprevistas que gastarlas.

La exención de impuestos para las empresas que repatríen dinero en efectivo varado en el extranjero podría generar a mayores pagos de dividendos y recompras de acciones, lo que también beneficiaría a los ricos. Este escenario sería menos convincente para las acciones y probablemente mejor para los bonos.

En tercer lugar, el estímulo se presentaría después de años de crecimiento económico y cerca del pleno empleo. Normalmente el estímulo económico se presenta durante períodos de debilidad económica y con altos niveles de desempleo --periodos en los que la Reserva Federal está reduciendo las tasas de interés. Ahora, cualquier signo de aumento de la demanda podría inducir a la Fed a aumentar las tasas más rápidamente, compensando el estímulo.

En cuarto lugar, los inversionistas parecen estar descartando la posibilidad de que Trump cumpla las amenazas de retirarse de los acuerdos comerciales e imponer tarifas comerciales. Durante mucho tiempo, los economistas han considerado estas barreras para el comercio internacional como un aspecto negativo para el crecimiento económico.

Sin duda alguna, estas podrían ser malas para las acciones. Las compañías estadounidenses dependen de las cadenas de suministro que se extienden por todo el mundo y que, si se interrumpen, podrían provocar grandes problemas.

Las medidas de represalia de otros países podrían perjudicar a los exportadores, así como a las sustanciales operaciones que muchas multinacionales estadounidenses tienen en el exterior.

La elección de Trump es uno de los mayores cataclismos políticos que Estados Unidos haya enfrentado y los inversionistas no deberían estar tan seguros de dónde se asentará el polvo.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 01/12/2016

Etiquetas: Mercados Trump Políticas Bonos Acciones