26 de ago. (Dow Jones) -- Los bonos catastróficos se inventaron en la década de los noventa para ayudar a las compañías de seguros a mitigar el riesgo de los desastres naturales tales como los huracanes y terremotos. Hoy en día, al igual que las mismas tormentas contra las que protegen, los bonos catastróficos están dando un vuelco al negocio de los seguros.

La popularidad de estos excéntricos valores se ha disparado, impulsada por los planes de pensiones, fondos soberanos y las familias ricas que buscan mejores rendimientos. Bancos de inversión y operaciones de corretaje de las aseguradoras emiten miles de millones de dólares en bonos de catastróficos anualmente.

Hay "bonos catastróficos" que reditúan si demasiadas personas mueren en una pandemia. Otros cubren el problema opuesto de las personas que viven más allá de sus tiempos de vida esperados.

Una unidad de American International Group vendió bonos catastróficos esta primavera para asegurarse contra una potencial erupción de ejecuciones hipotecarias.

Una venta de bonos de Credit Suisse Group de mayo aseguró al banco suizo contra el riesgo de los operadores sin escrúpulos, la piratería cibernética y el fraude contable.

Tradicionalmente, las aseguradoras recaban capital y lo utilizan para respaldar las políticas que son valuadas por los actuarios de las compañías. Para reducir algunos de sus riesgos, las aseguradoras pagan primas a las empresas conocidas como reaseguradoras, un sector de bajo perfil de la industria que funge como seguro para las aseguradoras.

Los bonos de catástrofes han alterado esta forma de hacer negocios. Los bonos son vendidos por compañías aseguradoras o la propia entidad que busca asegurarse; como por ejemplo, un gobierno o una agencia local de tránsito.

Una firma independiente de modelos de riesgo calcula las probabilidades de que ocurra un desastre en particular. Los inversionistas pagan tasas de interés relativamente altas, pero pierden su capital, si ocurre un desastre.

Como resultado, el precio del reaseguramiento está cayendo, al igual que sus beneficios. Estos bonos también le han inyectado una nueva fuente de inestabilidad al mundo de los seguros de otra manera, puesto que los flujos de dinero son impulsados por fuerzas más amplias en el mercado de bonos.

En total, hay 72 mil millones de dólares de bonos catastróficos e inversiones similares en circulación. Un total equivalente a 12% de los 565 mil millones de dólares del capital del negocio de reaseguro.

En general, se espera que se duplique el volumen de los bonos catastróficos y las inversiones asociadas en los próximos años, una señal de que la transferencia del riesgo de la industria de los seguros a los mercados de capitales ha abierto el acceso a una fuente aparentemente ilimitada de fondos.

Eso significa que este nuevo mercado de renta fija "está actuando como una gigantesca compañía de seguros", dijo John Seo, un doctorado en biofísica y ex corredor de seguros de riesgo, que co-fundó Fermat Capital Management en 2001 para invertir en bonos catastróficos y otros valores.

El aumento es parcialmente una consecuencia no deseada de los esfuerzos de estímulo económico de los bancos centrales. Las bajas tasas de interés están motivando a los inversionistas, así como a los fondos de pensiones, a buscar una mayor rentabilidad.

Los bonos ordinarios pagan a los compradores intereses para cubrir el riesgo de incumplimiento por parte del emisor. Con los bonos catastróficos, los pagos compensan a los compradores por asumir el riesgo de eventos extremos, por lo general durante varios años.

United Services Automobile Association, o USAA, patrocinó 250 millones de dólares en bonos catastróficos en mayo pasado para ayudar a cubrir las pérdidas potenciales provocadas por las tormentas, incendios forestales, impactos de meteoritos y una erupción solar de Estados Unidos. Las empresas suelen vender los bonos a través de una entidad formada especialmente para eso.

Si cualquiera de estos desastres se produce en un período de cuatro años y provoca pérdidas en USAA de entre 910 millones y mil 200 millones de dólares, los compradores de la parte de mayor riesgo de la operación perderán parte o la totalidad de su dinero, dijo una persona familiarizada con el acuerdo. Una firma independiente de modelos de riesgo calcula la probabilidad de que haya una pérdida de mil 200 millones de dólares en 7.6%.

A cambio, los inversionistas obtendrán un rendimiento de 11.5% anual, más los intereses del capital que se mantienen en reserva, mismos que se invierten en bonos del Tesoro de Estados Unidos. Los inversionistas que adquieran la parte menos arriesgada, que entra en acción solamente si las demandas exceden los mil 900  millones de dólares, recibirán un interés anual de 3.25%.

Las primas de reaseguramiento que cubren daños catastróficos a la propiedad, la línea de negocios más grande de los reaseguradores, se ha reducido a la mitad desde 2011, de auerdo con Bryon Ehrhart, un alto ejecutivo de la correduría de seguros Aon, en parte debido a este nuevo flujo de dinero. La racha de varios años sin huracanes graves de Estados Unidos está agravando la presión.

Citizens Property Insurance, firma dirigida por el estado de Florida, utiliza una combinación de bonos catastróficos y de reaseguramiento convencionales para comprar tres mil 900 millones de dólares en cobertura del año pasado, 20% más con respecto a 2014. Los ciudadanos también pagan menos: alrededor de 282 millones dólares en 2015, en comparación con los 304 millones del año anterior.

Esto supone un ahorro de gran ayuda para los residentes de Florida como Greg Truax de Tampa. Cuando abrió el paquete de renovación de la póliza de este año de Homeowners Choice Property & Casualty Insurance, vio que su prima había caído 5.7% en relación al año anterior, ahorrándole 233 dólares.

Dulce Suarez-Resnick, una agente de seguros en NCF Associates en Miami, dijo que las tasas más bajas han sido un "salvavidas" para los clientes que están reconstruyendo sus finanzas a raíz de la crisis financiera y la recesión.

Sawgrass Mutual Insurance ha reducido la prima anual de la casa de Suárez-Resnick en 484 dólares, o 15%, desde 2013. "Por suerte las tasas comenzaron a caer y a ser más asequibles", dijo.

Warren Buffett, cuya empresa Berkshire Hathaway posee algunas de las mayores reaseguradoras, tuvo una reacción diferente. Buffett acostumbraba jactarse de la escala y rentabilidad del negocio.

En la reunión anual de Berkshire del año pasado, Buffett se quejó con los accionistas de que el reaseguramiento se había convertido en "una clase de activo de moda". Al enfrentar precios más bajos y una escasa rentabilidad, Berkshire está logrando hacer un menor número de tratos.

Ehrhart, el ejecutivo de Aon, dijo que acostumbraba calificar la reducción de las ganancias "la batalla de seis y 16". Las reaseguradoras históricamente tenían como objetivo rendimientos de 16% anuales. Los fondos de pensiones que compran bonos catastrófico son felices con obtener únicamente 6%.

Sin embargo, el año pasado el rendimiento global de los reaseguradores rastreados por Fitch Ratings había caído a 9.9%.

Durante la década pasada, los rendimientos de los bonos catastróficos superaron a los bonos calificados como especulativos, o basura, en medio punto porcentual y a los valores de alta calidad en más de tres puntos porcentuales.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 26/08/2016

Etiquetas: Bonos Catastróficos Seguros Industria