3 de may. (Sentido Común) -- Las ventas de refrescos están aumentando dos años después de que México impuso un impuesto de más o menos 10% a las bebidas azucaradas, un punto positivo para una industria que ha temido ser considerada como el próximo tabaco.

El impuesto de México fue un intento por limitar las alarmantes tasas de obesidad y diabetes en un país donde el consumo de gaseosas per capita es el más alto del mundo. Éste se presentó en un momento en el que el alcalde Michael Bloomberg, estaba tratando de limitar las ventas de bebidas en la ciudad de Nueva York, y que más países están sopesando aplicar un impuesto similar.

Sin embargo, las compras de refrescos están aumentando en México después de registrar una caída inicial, lo que convierte al país en un mercado de crecimiento clave para los gigantes refresqueros Coca-Cola y PepsiCo.

Algo que recalca la capacidad de recuperación de las bebidas azucaradas, es que el impuesto de un peso por litro ha permitido recabar más de dos mil millones de dólares desde enero de 2014, alrededor de un tercio más de lo que había previsto el gobierno.

"La Coca-Cola es como los cigarrillos, te convierte en un adicto", dijo Luis de León, de 24 años de edad, quien trabaja en un estacionamiento de la Ciudad de México, que estaba de pie junto a una botella de tres litros que recientemente compartió con otros dos ayudantes del estacionamiento.

De León dijo que dejó de tomar refrescos durante un mes después de ver una campaña publicitaria financiada por Bloomberg Philanthropies que vincula la diabetes con las bebidas azucaradas y que preguntó a los mexicanos si se comerían 12 cucharadas de azúcar, aproximadamente la cantidad que contiene la popular botella de 600 mililitros de Coca-Cola.

Mientras que la campaña de salud pública concluyó hace tiempo, los fabricantes de refrescos continúan anunciando sus productos bastante y dicen que es injusto señalar algo que representa menos de 10% de la ingesta calórica diaria.

Coca-Cola Femsa, el mayor embotellador de Coca-Cola del país, dijo el miércoles pasado que sus volúmenes de ventas de refrescos en México aumentaron 5.5% en el primer trimestre contra el mismo periodo del año anterior. Arca Continental, el embotellador número dos de Coca-Cola, reportó que sus los volúmenes de ventas de refrescos aumentaron 11%.

El cambio de tendencia empezó el año pasado, cuando los volúmenes de la industria refresquera mexicana subieron 0.5% después de caer 1.9% en 2014, dijo el servicio de datos Canadean. Los consumidores en su mayoría no están prefiriendo los refrescos que no contienen calorías libres de impuestos.

Las cuotas de mercado de los refrescos plenos de calorías Coca-Cola y Pepsi-Cola subieron más el año pasado a 48% y 11%, respectivamente, de acuerdo con Euromonitor, otro servicio de datos.

Los grupos que están en contra de los refrescos aún no están dispuestos a declarar un fracaso el impuesto y dijeron que las ventas recibieron un impulso por el clima inusualmente cálido.

El Instituto Nacional de Salud Pública de México estima que el consumo per capita de bebidas endulzadas con azúcar fue 8% menor en 2015 que en el período previo al impuesto de 2007 a 2013, después de hacer los ajustes que incluyen el crecimiento de la población y la actividad económica.

Una comisión de la Organización Mundial de la Salud recomendó en enero que los gobiernos gravaran las bebidas a las que se les añade azúcar para reducir la obesidad infantil, citando un estudio conjunto realizado por funcionarios de salud de México y University of North Carolina.

Esa encuesta revisada por expertos estimó que las compras de bebidas azucaradas de 2014 se redujeron 6% con relación al promedio de los dos años anteriores. Ésta encontró que la disminución se aceleró 12% en el último mes de 2014, frente a los dos diciembres anteriores.

Varios países están debatiendo la aplicación de impuestos especiales a las bebidas gaseosas, incluyendo India, Sudáfrica y Filipinas. En Estados Unidos, el alcalde de Philadelphia ha propuesto un impuesto de tres centavos de dólar por onza a las bebidas endulzadas.

The American Beverage Association está luchando contra esa propuesta y pone énfasis en un nuevo estudio que encontró que la industria refresquera de México perdió alrededor de tres mil puestos de trabajo en el primer trimestre de 2014, debido al impuesto. La encuesta, realizada por Beverage Marketing, estimó que el consumo de refrescos de México volvió a los niveles de antes del impuesto, a mediados de 2015.

Incluso el descenso inicial sólo redujo la ingesta calórica diaria promedio de México de seis a siete calorías, o 0.2%, de acuerdo con el estudio.

“Sabemos que estos impuestos no funcionan”, dijo Muhtar Kent, director ejecutivo de Coke en la junta anual de accionistas de la empresa, señalando a México.

Los gobiernos también deben destinar dinero para crear conciencia sobre el consumo de azúcar, demandar etiquetas nutricionales claras y fomentar el ejercicio, entre otras cosas, dijeron expertos en salud.

"El impuesto sobre el azúcar es una parte importante pero no la única'', dijo Kelly Henning, quien dirige el programa de salud pública en Bloomberg Philanthropies. Bloomberg también intentó de limitar los tamaños de las porciones de las bebidas azucaradas sin tener éxito cuando fue alcalde de la ciudad de Nueva York.

Los que están a favor de los impuestos a las bebidas azucaradas dijeron que el gravamen de México debe ser mayor para que éste tenga mayor impacto. El senador Armando Ríos Piter quiere duplicar el impuesto para compensar el aumento de los costos de salud pública para tratar a las personas con diabetes, una enfermedad que afecta de manera desproporcionada a los mexicanos pobres, quienes compran la mayoría de las bebidas azucaradas.

Traducido por Michelle del Campo  

Editado por Luis Felipe Cedillo

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Fecha de publicación: 03/05/2016