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9 de feb. (Dow Jones) -- El dólar de Estados Unidos se encuentra en el centro de una maraña de bucles de retroalimentación negativa que está enturbiando a los mercados financieros y a las economías de todo el mundo. La situación está llegando hasta el punto en el que la Reserva Federal podría tener que tratar de abrirse paso ante ese nudo.
La fortaleza del dólar registrada en el último año y medio no tiene precedentes. Éste ha ganado 23% frente al euro y 17% frente al yen --movimientos que se ven eclipsados por lo que ha ganado frente a una serie de monedas de los mercados emergentes. El dólar ha ganado 76% contra el real de Brasil, 51% frente al rand sudafricano y 121% respecto al rublo de Rusia.
Estos movimientos están dificultado que las empresas estadounidenses compitan a nivel mundial en precios, y también está enfriando la ya de por sí baja inflación en un momento en el que la Fed quiere que suba más. Una mayor fortaleza del dólar correría el riesgo de empeorar aún más la situación y esto también intensificaría las presiones globales que podrían poner en riesgo a la economía de Estados Unidos.
Reconociendo esto, la Fed y su presidenta, Janet Yellen, bien podrían terminar no sólo posponiendo los aumentos en las tasas previstos para este año, sino también cancelándolos para 2016 en su conjunto. Los mercados de futuros, que a principios de año calculaban en 50% las probabilidades de que hubiera un aumento en las tasas en la reunión de marzo de la Fed, mostraron que los inversionistas ahora esperan que el banco central haga una pausa.
Entre las diferentes fuerzas relacionadas con la subida del dólar: La economía de Estados Unidos se ha comportado mejor que muchas otras economías, lo que la convierte en una apuesta aparentemente más segura para los inversionistas globales. La Fed ha actuado para subir las tasas, mientras que sus contrapartes están añadiendo estímulos económicos. Los precios del petróleo y de otras materias primas también se han reducido drásticamente, poniendo en riesgo a los productores de materias primas y ejerciendo una mayor presión en el crecimiento global.
Pero el alza del dólar está intensificando ahora muchas de las tensiones que han ayudado a impulsarlo a un nivel más alto.
Un vertiente de esto es la cantidad sustancial de deuda en dólares que se ha extendido a prestatarios no bancarios fuera de Estados Unidos. Muchas empresas turcas, por ejemplo, obtuvieron prestado en gran medida en dólares en los últimos años, a pesar de que tenían muy pocos ingresos en dólares.
El aumento de 38% del dólar frente a la lira de los últimos 18 meses ha hecho que esos préstamos sean difíciles pagar, tanto sus intereses como su capital. Tales tensiones producto del endeudamiento oscurecen las perspectivas económicas e intensifican la necesidad de dólares. Pero eso sólo hace que el dólar se aprecie más.
Productores de materias primas endeudados en dólares se están viendo seriamente afectados por dos razones. El petróleo, mineral de hierro y la soya que exporta Brasil a nivel mundial se manejan en dólares. Así que cuando un alza del dólar hace que los precios de estos caigan, estos exportadores ganan menos. Aunado al deterioro del real, esto crea una intensa necesidad de dólares que obliga a los productores de productos básicos a vender con un mayor descuento.
Mientras tanto, la debilidad de otras monedas de los mercados emergentes está haciendo aún menos competitiva a una China en desaceleración. Eso hace que aumente más la presión que se ejerce en los responsables políticos chinos para que devalúen aún más el yuan.
La preocupación de que esto pudiera suceder está intensificando la presión en los precios de las materias primas, ya que un yuan depreciado dificultaría más que las empresas chinas adquieran materias primas. Esto también se retroalimenta en otras monedas ya que el mercado de divisas descarta la posibilidad que haya un yuan devaluado.
Las preocupaciones sobre el yuan están contribuyendo a la salida masiva de capitales que China está experimentando, a medida que los ciudadanos chinos sacan su dinero del país para protegerse contra futuras devaluaciones. Los responsables políticos chinos han estado liquidando bonos del Tesoro de Estados Unidos para mantener estable el yuan en medio de las salidas de capitales, pero como lo muestra la disminución de los rendimientos de los bonos del Tesoro, ha habido muchos compradores listos para adquirir esta deuda.
En efecto, la disponibilidad de estos bonos del Tesoro puede haber drenado la liquidez de otra deuda denominada en dólares, empeorando así una ya de por sí mala situación.
En su mayor parte, los problemas que impulsan al dólar más alto están ocurriendo fuera de Estados Unidos. Pero no hay escape a sus efectos adversos.
Al enfriar la inflación y perjudicar el comercio, el efecto del dólar en la economía de Estados Unidos se está volviendo demasiado pronunciado como para que la Fed lo ignore fácilmente. Si bien el mandato del banco central se centra totalmente en Estados Unidos, el papel del dólar como moneda de reserva del mundo significa que el mundo puede convertirse rápidamente en un problema para la Fed.
Para frenar el alza del dólar, y cortar los bucles de retroalimentación, muy pronto la Fed podría indicar la intención de posponer sus planes de aumentar las tasas de fondos. El riesgo es que incluso eso no funcione ante el ruido que hay en la economía.
Traducido por Luis Felipe Cedillo
Editado por Michelle del Campo
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Fecha de publicación: 09/02/2016