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5 de feb. (Sentido Común) -- La decisión del Banco de México de mantener sin cambio su tasa de interés de referencia en 3.25% no sorprendió a nadie.
Sin embargo, para algunos el mensaje que dio el banco central mexicano si fue sorpresivo por mostrar una mayor preocupación de la que muchos anticipaban sobre los efectos negativos que podría tener la reciente depreciación del tipo de cambio en la evolución de los precios.
“El peso mexicano es ahora el principal catalizador de la política monetaria”, dijo la correduría extranjera Credit Suisse en un reporte tras el anuncio de Banco de México.
Los analistas de la filial mexicana de la institución financiera, con sede en Zúrich, dijeron que tras el comunicado es mucho más claro ahora que Banco de México podría “aumentar la tasa de fondeo en el futuro si el peso continúa debilitándose frente al dólar, incluso si la Fed está en espera”.
Esta posibilidad era algo que no estaba en el radar de los analistas, los que en su mayoría consideraban que el banco central mexicano sólo subiría su tasa de referencia si la Fed lo hiciera. Pero no que hubiese una acción individual de las autoridades monetarias mexicanas sin un movimiento previo y similar en Estados Unidos.
La preocupación del banco central mexicano sobre el comportamiento del tipo de cambio podría traducirse en una “restricción monetaria” sin que necesariamente la Fed haga otro movimiento, dijeron también especialistas de Vector Casa de Bolsa, en un reporte, reafirmando la posibilidad que México, ante la caída de su moneda, tenga que tomar una medida hasta ahora inesperada para apoyarla y evitar con ello una mayor inflación.
Hasta ahora, sin embargo, la caída de la moneda mexicana contra el dólar no ha generado mayores alzas de precios. La inflación anual cerró en 2.1% el año pasado, su nivel más bajo de las últimas cinco décadas.
Pero la depreciación de cerca de 6% que registra la moneda mexicana contra el dólar en las primeras cinco semanas del año, y que se suma a la caída de 14.3% de año pasado, es para el banco central motivo de alerta dado que cada vez se está volviendo más complicado para las empresas no trasladar a precios los mayores costos que registran por materias primas o componentes importados.
Esto está generando, de acuerdo a lo que detectaron los economistas, un nuevo nerviosismo en las autoridades monetarias a pesar de que los precios de otras materias primas han caído y permitido compensar el impacto negativo de la devaluación del peso en la evolución de los precios en el país.
“Consideramos que la lectura con balance restrictivo de la evaluación de los mercados financieros, la referencia al cambio desfavorable en la coyuntura actual y los riesgos de que la volatilidad financiera permanezca alta o incluso se incremente -todo esto subrayado por Banxico- apoyan nuestra expectativa” de un alza a las tasas en marzo, escribieron Joel Virgen y Raúl Rodríguez, economistas con Banco Nacional de México (Banamex), en un reporte.
Este pronóstico es incluso adverso al de la mayoría de los analistas, quienes en la última encuesta quincenal de Banamex retrasaron la fecha para la próxima alza de la tasa de referencia de mayo a junio, la segunda vez consecutiva que aplazan ese movimiento.
Claro que la mayoría de las expectativas de esta encuesta se recabaron antes de que el banco central mexicano divulgará el comunicado con las conclusiones de la última reunión de política monetaria del jueves.
A las autoridades monetarias no sólo les preocupa el peso. También dejaron ver por primera vez un cierto nerviosismo por el impacto negativo que podría tener la caída del precio del crudo sobre las finanzas públicas.
En concreto, a los miembros de la junta de gobierno del banco central les inquieta que el gobierno pueda decidir tener un mayor déficit fiscal en 2017.
Por lo general, mayores déficits gubernamentales generan presiones inflacionarias, porque el diferencial entre los ingresos y gastos gubernamentales eventualmente tienen que financiarse y en muchas ocasiones los gobiernos inyectan más fondos a la economía sin que estén respaldados por un crecimiento en la producción de bienes y servicios.
De ahí que Banco de México fuera muy claro en lo que debe hacer el gobierno para no provocar un mayor desajuste a las finanzas gubernamentales en 2017.
(En 2016, no existe esa preocupación porque el gobierno, gracias a sus coberturas petroleras, está protegido frente a la caída reciente de los precios del crudo. Esas coberturas garantizan que México venderá su crudo de exportación a un precio de 49.50 dólares el barril este año, casi 24 dólares más que el precio al que vende hoy su mezcla de exportación de 25.91 dólares).
“Es fundamental mantener un marco macroeconómico sólido en nuestro país, para lo cual será necesario: llevar a cabo los ajustes requeridos en las finanzas públicas, incluyendo a Pemex, para absorber el choque a los ingresos públicos que ha representado la caída y el deterioro de las perspectivas del precio del petróleo”, dijo Banco de México ayer en el comunicado en el que reveló su decisión de mantener su tasa de referencia sin cambio.
Hoy el gobernador de Banco de México, Agustín Carstens, reiteró el mensaje que emitió el banco central ayer al pedir al gobierno ajustar su gasto.
Si no hay un ajuste al gasto en el corto plazo, sobre todo en Petróleos Mexicanos, el proceso de ese ajuste "sería mucho más largo y doloroso, donde sin duda nosotros tendríamos que aumentar mucho más las tasas de interés", dijo Carstens durante un evento en la Universidad Panamericana, de acuerdo al diario El Universal. “Yo creo que ahorita que está iniciando el año es buen momento para que realmente se refleje en el gasto público la nueva realidad de un precio 70% más bajo de lo presupuestado”.
Muchos economistas de hecho esperan que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que ha sostenido que su prioridad es la estabilidad macroeconómica y que en el pasado ha tomado las decisiones adecuadas para conservar ese equilibrio, anuncie en breve el ajuste a las finanzas que está solicitando el banco central mexicano.
“El gobierno disminuirá las preocupaciones sobre las finanzas a pesar de la caída en los precios del petróleo”, dijo el banco británico Barclays en otro reporte.
Claro que otros analistas no percibieron gran preocupación en cuanto al impacto que podría tener en la inflación la depreciación reciente del tipo de cambio, que cotiza ya en niveles cercanos a 18.5 pesos por dólar.
Estos analistas no creen que podría darse un aumento en la tasa de interés en México, a menos que obviamente la Reserva Federal suba sus tasas de referencia.
“Pensamos que Banxico iniciará un ciclo de política monetaria restrictiva en junio luego de que la Fed haga lo propio”, escribieron los analistas del banco Banorte-Ixe en un reporte.
Fecha de publicación: 05/02/2016
Etiquetas: Banco de México tasas de interés economía México Estados Unidos Reserva Federal