25 de ene. (Sentido Común) -- La depreciación de 7% que registra el tipo de cambio este año y que lo ha llevado a niveles nunca antes vistos, cercanos a 18.5 pesos por dólar o más, está generando gran ansiedad entre muchos mexicanos.

     La principal preocupación, desde ejecutivos hasta trabajadores, es que esa alza se traduzca en mayores precios y que estos reduzcan a su vez el poder de compra de los mexicanos.

     Sin embargo, y a pesar de esos temores, fundados en experiencias pasadas, algunos economistas están confiados que la caída que ha registrado el tipo de cambio no tendrá el efecto temido de una mayor inflación, o al menos no lo tendrá en la proporción que muchos esperan.

     “Para 2016, esperamos bajas de precio en las gasolinas, gas doméstico, y electricidad” que permitirán contrarrestar otras alzas de precios, escribió Guillermo Aboumrad, director de estrategias de mercado de la casa de bolsa Finamex, en un reporte publicado hace unos días. El descenso en los precios de los combustibles “permitirá bajar la inflación de mediano plazo de 3.5 a 3%”.

     Si para muchos resulta difícil concluir que frente al encarecimiento del dólar no habrá una mayor inflación, hablar de un descenso generalizado en el ritmo de crecimiento de los precios podría sonar a ciencia ficción.

     Pero los especialistas recurren al desempeño que tuvo la inflación el año pasado, cuando el peso cayó aún más de lo que ha descendido este año para demostrar que la depreciación de la moneda mexicana no necesariamente tiene que traducirse, como ocurría en el pasado, en mayor inflación.

     En 2015, el peso perdió más de 14% de su valor frente al dólar y sin embargo los precios, contra los temores de muchos, solo subieron 2.1%, o el menor avance de la inflación en casi cinco décadas.

      La inflación de 2015 pudo incluso ser quizás la más baja desde la Segunda Guerra Mundial, pero la falta de cifras comparables hacen imposible saber si antes de 1968 hubo una inflación menor.

     Además, para los especialistas existen este año nuevas condiciones en la economía mexicana que permiten confiar en que el posible impacto negativo de la devaluación del peso contra el dólar en los precios de bienes importados, no se vea reflejado en la inflación.

     Desde el 1 de enero de este año, los conductores mexicanos han observado por primera vez en décadas una caída del precio de la gasolina y diésel de 3%.

     Ese descenso no sólo dará un ligero impulso al poder de compra de los dueños de vehículos, sino que además representará un menor costo para el transporte y distribución de cientos de miles de mercancías en el país lo que podrá más que compensar el impacto negativo en costos de componentes importados.

     De ahí que si bien, por un lado, algunas empresas enfrentan mayores costos porque han subido en pesos los precios de piezas fabricadas en el extranjero y cotizadas en dólares, por otro, están también registrando, por el descenso de los precios de los combustibles, menores costos para llevar sus productos y mercancías hasta los consumidores.

     Walmart de México y Centroamérica, la mayor cadena de supermercados en el país, dijo en su reporte de resultados del tercer trimestre, antes del descenso en los precios de los combustibles, que estaba registrando menores alzas en precios que la inflación.

     “Nuestra inflación interna en México está creciendo a la mitad del ritmo de crecimiento de la inflación oficial del país”, dijo la empresa en aquel entonces, lo que refleja que si bien la debilidad del peso impactaba ciertos productos, otros precios, como el de materias primas, pueden en ocasiones más que compensar esos incrementos.

     Los precios de esas materias primas, como el acero, el cobre y otros metales continúan deprimidos al inicio de 2016, por lo que si a esos menores costos se añade ahora la caída de los precios de algunos combustibles, los pronósticos inflacionarios a la baja de los especialistas comienzan a aparecer mucho más factibles y realistas.

     “El impacto de la devaluación en los costos de producción se ha compensado en buena medida con la baja en los precios en dólares de varios insumos de producción”, escribió Aboumrad, en otro reporte que elaboró para los clientes de Finamex, para explicar porque hoy a diferencia de ayer, los mayores costos que está provocando la devaluación de la moneda no se han visto reflejados en un incremento generalizado de precios.

     La confianza de los especialistas de que la inflación no se disparará por la debilidad del peso contra el dólar quedó más que reflejada en el resultado sobre los pronósticos inflacionarios que arrojó la última encuesta de Banco Nacional de México, o Banamex, el segundo banco más grande de México y filial de Citigroup.

     De acuerdo a ese sondeo, los 24 especialistas entrevistados estimaron que en promedio los precios subirán 3.1% este año, un alza de un punto porcentual con relación a la inflación de 2015 pero un pronóstico inferior al que esperaban dos semanas atrás de 3.2%.

     La caída del peso en los últimos días no sólo no afectó ese pronóstico, sino que incluso fue incapaz de cambiar la trayectoria descendente de esa estimación. Hace un año, los economistas esperaban que la inflación cerrará 2016 en 3.5%, pero desde entonces ha ido gradualmente cayendo.

     La última expectativa de 3.1% para la inflación de este año es de hecho la más baja desde que Banamex comenzó a recabar ese pronóstico en enero de 2015, otra clara señal de que el impacto de la caída del peso a lo largo de 2015 y en los primeros días de 2016 ha sido prácticamente nula en sus expectativas inflacionarias.

     De acuerdo a un estudio realizado por Finamex, sólo 20% de los productos y servicios que consumen los mexicanos están expuestos a bienes y servicios de importación, por lo que ese temor de muchos en México de que a mayor devaluación mayor inflación, no esté totalmente fundamentado.

    Otras empresas han corroborado también en sus comunicaciones que si bien han experimentado mayores costos por la caída del peso frente al dólar, estos en ocasiones han sido más que compensados por el descenso de los precios de las materias primas.

     Nuestro margen de ganancia creció en el tercer trimestre “en 40 puntos base como resultado de menores costos de materias primas en la mayoría de las regiones” donde operamos, dijo Grupo Bimbo en el comunicado en el que reveló sus resultados del periodo julio-septiembre del año pasado.

     Más recientemente, Kimberly-Clark de México, la empresa productora de bienes para el consumo como los pañuelos Kleenex, dijo en su reporte del cuarto trimestre de 2015 que “el impacto del tipo de cambio en los costos fue contrarrestado por más volumen, mejores precios y mezcla, el programa de ahorro de costos y mayores eficiencias operativas”.

     Otras empresas que a finales del año pasado destacaron las ventajas que habían tenido por el descenso en los costos de algunas materias primas, que más que compensaron la debilidad del peso, fueron Volaris, la segunda mayor aerolínea del país, por un descenso del precio de la turbosina, y Mexichem, el conglomerado fabricante de químicos y tubos de plásticos, que registró un descenso en los precios de insumos, como el cloruro de vinilo monómero, que utiliza para producir PVC, el ingrediente con el que elabora diversos productos, como sus tubos de plástico.

     Estas circunstancias que enfrentan las empresas, combinadas con acciones que están tomando al interior para volverse más eficientes, es lo que en buena medida explica y sustenta las conclusiones de los especialistas de que la caída del peso no necesariamente generará más inflación, a pesar de los temores que esto está generando en la población.

     Claro que otros especialistas consideran que si bien hasta ahora los precios no han resentido la caída del peso, si lo podrán resentir más tarde en el año, aunque aun así de manera acotada.

     “Yo creo que en algún momento [la depreciación del peso] va a impactar la inflación, de hecho me sorprende un poco que no lo haya hecho ya”, dijo Valeria Moy, directora México ¿Cómo vamos?, un centro de investigación en economía y políticas públicas, en una entrevista con el periodista Carlos Puig, en Milenio TV.

 



Fecha de publicación: 25/01/2016

Etiquetas: Inflación depreciación peso dólar economía México