5 de oct. (Bloomberg) -- Una docena de naciones que conforman la llamada Cuenca del Pacífico acordaron un pacto histórico entra ellas para reducir las barreras comerciales en artículos que van desde automóviles hasta arroz, lo que dará pie a votaciones contenciosas para su ratificación, principalmente en el Congreso de Estados Unidos.

Después de una semana de conversaciones finales en la ciudad de Atlanta, las autoridades de los distintos países que conforman la llamada Asociación Trans-Pacífica, o Trans-Pacific Partnership (TPP), anunciaron el fin de las discusiones, que tomaron cinco años, para alcanzar ya un acuerdo definitivo que está diseñado para impulsar el comercio entre las naciones participantes a través de la eliminación de aranceles.

Los países que conforman el TPP representan 40% de la producción económica mundial.

El acuerdo para México, en particular, representa, en caso de ser ratificado por los países miembros, la apertura de nuevos mercados a los que tenía acceso limitado y que podrán ahora aprovechar diversos sectores productivos, desde compañías manufactureras hasta agrícolas.

A su vez, el acuerdo consolida el lugar que tiene el país dentro de la región comercial de América del Norte y que ahora se une a la cuenca del Pacífico como zona de libre comercio.

Para México, el acuerdo “abre nuevas oportunidades de negocio para el sector productivo mexicano en seis mercados de Asia-Pacífico (Australia, Brunei, Malasia, Nueva Zelandia, Singapur y Vietnam)”, dijo la Secretaría de Economía, en un comunicado. “Además, el TPP fortalece la integración de las cadenas productivas de México, Estados Unidos y Canadá”.

Otros países también resaltaron los beneficios que el TPP traerá para sus economías y para sus empresas y trabajadores.

"Esta asociación nivela el terreno para que nuestros agricultores, ganaderos y fabricantes, mediante la eliminación de más de 18,000 impuestos que varios países les imponen en sus productos", dijo en un comunicado el presidente Barack Obama, quien considera el pacto como un elemento clave en su decisión de prestar una mayor atención e interés a "Asia" como parte de una deliberada política exterior.

"Es un acuerdo que le da prioridad a los trabajadores estadounidenses y que ayudará a salir adelante a las familias de la clase media", agregó en referencia a la valoración que su administración da al pacto acordado.

El acuerdo permitirá un comercio libre de impuestos para la gran mayoría de los bienes que intercambian las naciones y reducirá los aranceles que imponen a otros.

También permitirá el reconocimiento mutuo de muchas regulaciones, incluyendo un período de exclusividad para los medicamentos biológicos, que son derivados de los organismos vivos, y la protección de patentes de los productos farmacéuticos, que fueron algunos de los temas finales que se resolvieron en conversaciones maratónicas, ya que las naciones en desarrollo buscaron tener un acceso más rápido a los medicamentos genéricos.

 

Contrapeso de China

China fue excluida del acuerdo. Los partidarios de crear una zona de libre comercio en la zona del Pacifico promovieron de hecho el pacto a fin de contar con un contrapeso ante la creciente influencia de China en la región del Pacífico.

     "Cuando más de 95% de nuestros clientes potenciales viven fuera de nuestras fronteras, no podemos permitir que países como China establezcan las reglas de la economía global", agregó Obama.

La Casa Blanca enmarcó el acuerdo como la ampliación de los mercados para los bienes fabricados en Estados Unidos y oportunidades de trabajo para sus ciudadanos, algo que también hicieron los representantes de las otras naciones que participaron en la elaboración del acuerdo.

Si el acuerdo logra implementarse tras su ratificación en los distintos países que así lo requieran, sería el mayor acuerdo comercial que Estados Unidos, México y Canadá hayan negociado desde que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, o Nafta por sus siglas en inglés, en 1994.

Los tres firmantes de ese acuerdo, Estados Unidos, Canadá y México, están incluidos en éste, así como también Japón, con quien México cuenta con un tratado de libre comercio.

 

Oposición de Ford

Algunos legisladores claves criticaron o reservaron su juicio sobre el acuerdo mientras una de las mayores automotrices de Estados Unidos pidió al Congreso que lo rechace.

Ford Motor pidió al Congreso rechazarlo, ya que no aborda de manera adecuada las manipulaciones de las moneda en el extranjero, lo que puede inclinar la balanza a favor de ciertos países contra otros.

En un comunicado, Ziad Ojakli, vicepresidente de relaciones gubernamentales y comunitarias del grupo Ford, instó a la administración en un comunicado "a renegociar el TPP e incorporar reglas de divisas fuertes y aplicables. Este paso es fundamental para lograr el libre comercio en el Siglo XXI".

El representante Paul Ryan, republicano por Wisconsin y presidente de Ways and Means Committee, dijo que no ha tomado aún una postura con respecto al acuerdo.

"Estoy reservando mi juicio hasta que pueda revisar el texto final y consultar con mis colegas y mis electores", dijo Ryan en un comunicado, enviado por correo electrónico.

La representante Debbie Dingell, demócrata por Michigan y cuyo estado es la sede de las tres mayores automotrices de Estados Unidos, criticó el acuerdo por ignorar la manipulación de las monedas, diciendo que es un "mal negocio para los trabajadores de la industria automotriz estadounidense".

 

Estándares medioambientales

Los ministros de comercio de las 12 naciones dijeron que el acuerdo mejorará las normas laborales y ambientales en los países incluidos.

"Esperamos que este histórico acuerdo promueva el crecimiento económico, que apoye empleos mejor remunerados, mejore la innovación, la productividad y la competitividad, que eleve los niveles de vida, reduzca la pobreza y que promueva la transparencia, el buen gobierno y el trabajo fuerte y la protección del medio ambiente en nuestros países ", dijeron los ministros de comercio de las naciones que firmaron el TPP en un comunicado conjunto.

Los negociadores discutieron por largo tiempo sobre diversos temas, incluyendo el sistema de gestión del suministro de productos lácteos y otros productos agrícolas de Canadá, así como la demanda de Australia para tener un acceso adicional al mercado del azúcar de Estados Unidos y las reglas regionales sobre el valor de los automóviles y autopartes.

Obama persuadió al Congreso hace unos meses para que le otorgaran la medida de negociar el tratado en la modalidad de fast track --lo que significa que se someterá a un voto a favor o en contra en el Congreso, sin enmiendas.

Obama tendrá que notificarle al Congreso 90 días antes de firmar el acuerdo, y publicar el texto 60 días antes.

 

'Valores estadounidenses'

Los 12 países del TPP son Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam y Estados Unidos.

"El TPP es un acuerdo integral que abrirá mercados, establecerá normas de comercio de alto nivel y abordará los problemas del Siglo XXI de la economía global", dijo la oficina de U.S. Trade Representative en documento sobre los antecedentes y perspectivas del acuerdo.

El TPP promoverá el empleo y el crecimiento en Estados Unidos y en toda la región de Asia y el Pacífico, y "compartirá los valores estadounidenses y el compromiso para mejorar las prácticas laborales y elevar los estándares ambientales de todo el mundo", de acuerdo al representante comercial de Estados Unidos.

Los partidarios del pacto, incluyendo U.S. Chamber of Commerce, sostienen que el TPP facilitará más el intercambio de bienes y servicios fabricados en los países miembros, algo que apoyará el empleo y el crecimiento económico de los países participantes.

 

Oposición laboral

Los opositores, como la organización sindical estadounidense, AFL-CIO, argumentan que el TPP dará lugar a una contratación externa adicional de empleos, de empresas estadounidenses en perjuicio de los trabajadores de su país.

     Los analistas esperan que las organizaciones sindicales presionen al Congreso para que rechace el pacto.

Chris Shelton, presidente de Communications Workers of America, o CWA, calificó el pacto como "un mal negocio para las familias y comunidades trabajadoras".

"CWA y nuestros aliados nos aseguraremos de pedir cuentas a los miembros del Congreso que apoyan ésta dadiva al 1%", dijo Shelton en un correo electrónico, en referencia a el 1% de la población más rica de Estados Unidos.

Shelton no elaboró para explicar porque el TPP favorecería a los más acaudalados.

Michael Froman, representante comercial estadounidense, dijo que el acuerdo contiene las normas laborales más estrictas que cualquier otro acuerdo comercial previo. Las obligaciones, que incluyen condiciones de lugar de trabajo seguras y la libertad de asociación, son plenamente aplicables, dijo Froman.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Eduardo García

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Fecha de publicación: 05/10/2015