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París, 1 de oct. (Sentido Común) -- Días después de que los taxistas quemaron neumáticos y alteraron el tráfico vehicular en Francia a finales de junio para protestar por Uber Technologies, dos ejecutivos de la firma de transporte privado entraron a las oficinas del jefe de la policía de Francia.
Marcos MacGann, director de políticas públicas de Uber en Europa, dijo que la compañía estaba dispuesta a suspender su popular servicio Uberpop de bajo costo, el cual se basa en conductores no profesionales. Pero dijo que el gobierno francés también debía relajar las reglas sobre cómo convertirse en un conductor con licencia para realizar otros servicios de Uber.
El ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, normalmente de voz moderada, estaba lívido, de acuerdo con personas familiarizadas con la reunión del 30 de junio. "Ustedes ha hecho una burla de la República Francesa", dijo. "No puede haber ninguna condición. Se debe respetar el estado de derecho y punto".
Tres días más tarde, Uber suspendió el servicio Uberpop. Ahora la empresa está tratando de anular la ley en la Suprema Corte de Justicia de Francia.
La estrategia es típica de Uber: Incursionar en nuevos países y ciudades de todo el mundo, ofrecer a los consumidores una nueva alternativa profesional con respecto a los taxis y servicios de automóviles tradicionales, y luchar agresivamente contra las normatividad que restringe a la empresa. Uber ahora tiene una capitalización de mercado superior a los 50,000 millones de dólares, a pesar de estar involucrada en disputas desde Barcelona hasta Delhi y Seúl.
Pero la lucha en Francia es una de las más intensas y ha suscitado cuestionamientos acerca de la capacidad habitual que tiene la empresa de San Francisco con seis años de antigüedad para liberarse de los impedimentos reglamentarios o hacer las paces con los funcionarios del gobierno.
El sello estridente de excepcionalidad de Uber, propio de Silicon Valley, está chocando con la arraigada cultura empresarial francesa que le otorga al gobierno y a las empresas establecidas una gran influencia. Motivadas por las compañías de taxis con conexiones políticas, las autoridades francesas han implementado nuevos decretos y leyes en varias ocasiones en los últimos dos años para restringir el crecimiento y las operaciones de las empresas de transporte privado como Uber.
"Los nuevos modelos están desafiando el poder de los estados", dice Bruno Lasserre, jefe de la autoridad de competencia de Francia. "Ellos dicen: Vamos a ganar algo de tiempo, vamos a recurrir a apelaciones legales, y cuando todo está dicho y hecho, ya será demasiado tarde, y vamos a ser demasiado grandes como para cerrar".
Pero las cosas han ido muy diferentes en Francia, uno de los mayores mercados de Uber de los 60 países en los que opera. Después que los ejecutivos Uber argumentaron que Uberpop estaba fuera del alcance de una nueva legislación francesa diseñada para controlar su servicio, los fiscales acusaron a los dos principales ejecutivos Uber en París por cargos que incluyen el permitir servicios ilegales de taxi.
El juicio de Pierre-Dimitri Gore-Coty, jefe para Europa Occidental de Uber, y Thibaud Simphal, gerente general de Francia, inició el 30 de septiembre y ambos enfrentan a la posibilidad de ser sentenciados a dos años de prisión.
Gore-Coty, de 30 años de edad y que tiene una mata de pelo grueso color marrón y que usa pantalones vaqueros ceñidos al cuerpo, dijo que Uber ofrece un servicio mucho mejor, que crea puestos de trabajo y que posiciona a las ciudades para un futuro en el que las personas ya no tendrán que poseer automóviles. Él cree que los funcionarios del gobierno francés con el tiempo entrarán en razón, pero que han sido intimidados por los operadores de taxi.
"En lugar de tratar de calmar a los taxis afirmando que Uberpop es ilegal, el gobierno debería estar promoviendo nuevas regulaciones que tienen que ver con la demanda subyacente de este servicio", dijo.
Nicolas Rousselet, el presidente y director ejecutivo de la empresa de taxis francesa Groupe G7, no está de acuerdo.
Groupe G7 fue creada por el padre de Rousselet, André, un aliado del ex presidente francés François Mitterrand, y es propietario de dos de las mayores compañías de taxis de Francia, las cuales representan más de la mitad de los taxis de París.
Rousselet, de 49 años, que está a favor de usar traje y corbata, se niega a llamar a Uber por su nombre, pero dice que su problema es con la filosofía de "la empresa de California", no con la nueva competencia. "¿Queremos vivir en una fantasía libertaria, donde todo lo que hay es la ley de la selva?", dijo. "Esa es la barbarie".
Él personalmente presionó a Cazeneuve, el ministro del Interior de Francia, para acelerar la aplicación de una nueva ley de taxis y autos de servicio que, entre otras cosas, endurece las penas por el funcionamiento de un servicio de coches que use conductores sin licencias profesionales, como Uberpop.
Uber también se ha quejado con funcionarios de la Unión Europea de que cree que Francia ha hecho poco para detener el crecimiento de las aplicaciones francesas como Heetch y que también utilizan conductores sin licencias profesionales. Uber argumenta que esas diferencias son discriminatorias.
Traducido por Luis Felipe Cedillo
Editado por Michelle del Campo
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Fecha de publicación: 01/10/2015