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Cocachacra, Perú, 15 de may. -- Southern Copper, la empresa peruana filial de Grupo México, anunció la suspensión temporal del proyecto minero Tía María, en el que planea invertir 1,400 millones de dólares, tras casi dos meses de protestas cada vez más violentas que han dejado tres muertos y desafiado al gobierno de Perú.
Las protestas habían detenido el proyecto minero, poniendo el presidente Ollanta Humala a la defensiva ante las crecientes manifestaciones en su contra a nivel nacionales y ante los cada vez más llamados de diversos grupos para que el gobierno cierre el proyecto.
Humala, un presidente que con el paso del tiempo ha dejado atrás sus ideas sociales para inclinarse más a favor de una economía de mercado, enfrenta una compleja situación a medida que ha tenido problemas para controlar las protestas, mientras busca atraer inversiones foráneas a su país.
El índice de popularidad del presidente peruano ha caído a 27%, debido, en parte, al desencanto de las regiones rurales por las medidas que ha adoptado su gobierno. Sin embargo, los analistas dicen que Humala necesita proyectos mineros como Tía María para inyectar vida a una economía que anteriormente reportaba un rápido crecimiento, pero que se ha frenado.
La suspensión del proyecto podría haber envalentonado a los manifestantes cuando Humala desechó las recomendaciones para que tomará medidas contra Southern Copper.
Sin embargo, más tarde, a medida que las protestas recobraron vitalidad al sur del estado de Arequipa, donde se realizará el proyecto minero, Óscar González, el director general de Southern Copper, escribió en una carta pública que la compañía daría "pausa" al proyecto y trabajará para resolver las preocupaciones de los residentes en los próximos 60 días.
"Una empresa que apoya el desarrollo y es socialmente responsable no puede ser indiferente a la realidad que afecta directamente a la zona donde se encuentra uno de sus proyectos", escribió González Rocha en su carta pública.
Agregó que la compañía estaba abierta a permitir a los residentes a "presentar sus preocupaciones y temores, para identificar soluciones, ponerse de acuerdo sobre un camino y definir las responsabilidades que cada uno debe asumir".
Ante semanas de manifestaciones violentas en el valle de Tambo, donde la mina Tía María a cielo abierto podría operar, el gobierno envió más de 1,000 soldados a principios de este mes para apoyar a los 4,000 policías asignados para mantener puentes, túneles y carreteras abiertas.
Dos manifestantes y un policía han muerto en enfrentamientos en los que los agricultores locales han establecido barricadas y quemado neumáticos para frenar el tráfico carretero en el estado de Arequipa, a casi 1,000 kilómetros de Lima, la capital de Perú.
Algunos observadores dijeron que la respuesta estatal sólo empeoró las cosas.
"Con esta situación de violencia, no se puede imponer un proyecto por fuerza", dijo Carlos Gálvez, presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, un grupo que representa a las empresas mineras. "Hay que echar agua fría sobre la situación y calmar las cosas".
Los residentes en esta ciudad, epicentro de las protestas, se han comprometido a mantener la presión hasta que se cancele el proyecto. Temen que la mina contamine el agua que utilizan en sus ranchos. También temen que su estilo de vida rural, con el cuidado de sus huertos de frutas, verduras y granos, esté en peligro de extinción por la afluencia de dinero e inversionistas.
"No queremos la mina", dijo Enrique Torres Álvarez, un agricultor de 85 años de edad, al asistir a un mitin en la plaza principal de Cocachacra. "Va a arruinar nuestra tierra, y eso será el fin de la agricultura."
El gobierno de Humala ha dicho que los manifestantes infringen la ley. El ministro de Justicia, Gustavo Adrianzén, dijo que la policía había arrestado al líder que encabeza las protestas contra la mina, Pepe Julio Gutiérrez, acusado de homicidio relacionado con la muerte del policía.
Las protestas contra Tía María se habían extendido un día antes a otras partes de esta región. Los manifestantes arrancaron adoquines de la plaza principal en la ciudad de Arequipa, a casi 100 kilómetros de la mina, para lanzarlos a la policía.
Diversas marchas fueron organizadas en solidaridad con este pueblo en esta región, en zonas tan lejanas como Cajamarca, en el extremo norte del país, y en Tacna, al sur, cerca de la frontera con Chile.
Hoy pequeñas protestas tuvieron lugar una vez más aquí en el estado de Arequipa, con un choque entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad que dejaron un policía herido de gravedad, dijo un portavoz del cuerpo policiaco.
Southern Copper ha dicho en repetidas ocasiones que el proyecto no afectará los suministros de agua y tampoco la contaminará, ya que usará agua desaliñada proveniente y bombeada desde el Pacífico hasta la mina.
Anteriormente, González Rocha había dicho que Southern Copper esperaba iniciar la producción minera en Tía María en 2017.
El año pasado, el Ministerio de Minas y Energía de Perú aprobó el plan ambiental de Southern Copper para la mina, que la compañía espera que llegue a producir 120,000 toneladas métricas de cobre al año, sumándose a las 676,599 toneladas producidas el año pasado por la empresas, gracias a sus minas en Perú y México.
Sin embargo, los planes de la compañía han sido frustrados en otras ocasiones. En 2011, por ejemplo, Southern Copper también suspendió el proyecto luego de que protestas violentas dejaron tres personas muertas.
Las actividades mineras --y los grandes proyectos que diversas empresas multinacionales han traído a Perú-- son a menudo polémicas.
En su campaña para presidente en 2011, Humala dijo que apoyaba a los opositores de la mina. Sin embargo, desde que asumió el poder más tarde ese año tras ganar la elección presidencial, el presidente peruano ha dado su apoyo a Southern Copper.
Ese apoyo a permitido atraer grandes inversiones a la industria minera de Perú, que produce grandes cantidades de cobre, oro, plata y zinc. Perú creció 2.7% en marzo debido, dijo el gobierno, a un aumento de 15% en el sector minero.
Los temores en esta región de que Southern Copper podría recibir su licencia y comenzar a preparar la mina para su operación desencadenaron protestas el 23 de marzo. Desde entonces esas manifestaciones han seguido todos los días.
Las autoridades atribuyen la muerte del policía a las rocas que lanzaron los manifestantes. Muchos más, de ambos lados, han sido también heridos.
Rolando Luque, el sub-ombudsman nacional en cargado de prevenir los conflictos sociales, dijo que Southern Copper pudo haber desactivado los disturbios si hubiese buscado un mayor acercamiento con la gente de esta región.
"Aquí seguir adelante con los trámites no significa que todo está resuelto ", dijo. "En lugar de sólo depender de los procesos legales, la empresa debió enfocarse más en los aspectos sociológicos, económicos, psicológicos e históricos".
Otros conflictos han causado retrasos en diversos proyectos mineros en los últimos años en Perú, incluyendo un proyecto de 5,000 millones de dólares para explotar una mina de cobre y oro, conocida como Minas Congo, que es controlada por Newmont Mining, con sede en Denver.
La construcción de esa mina suspendida temporalmente en 2011.
Una mina de cobre y oro propuesta en Tambogrande también fue víctima de descontento local.
Claro que muchos otros proyectos mineros han operado en Perú sin protestas, mientras que otros más continúan con sus planes de ampliar sus operaciones, incluyendo las minas de cobre Las Bambas y Cerro Verde.
Pero aquí en Cocachacra, los opositores tomaron troncos, bloques de hormigón y grandes rocas para bloquear la carretera, al tiempo que incendiaban las barricadas con paja y gasolina. Grupos de mujeres jóvenes, con los rostros cubiertos con tela para protegerse de los gases lacrimógenos, también se burlaron de la policía.
Algunos residentes se dirigieron a una colina rocosa cerca de la ciudad, arrojando piedras con hondas, mientras que la policía respondía desde otro cerro disparando cápsulas con gases lacrimógenos.
Tres helicópteros sobrevolaron la zona, con las autoridades alertando a los manifestantes que estaban siendo grabados en video. Abajo, las mujeres realizaban grandes piras de fuego para enviar humo sobre la policía. Después de una hora o así de escaramuzas, la policía cargó sobre la colina opuesta y los manifestantes huyeron. Pero dijeron que permanecerán protestando el proyecto como siempre.
"Nuestras vidas aquí dependen del agua", dijo María Quispe, un agricultor de la zona. "Quieren quitárnosla."
Fecha de publicación: 15/05/2015