Newsletter
Recibe gratis un resumen diario de lo más importante en negocios.
Al suscribirte aceptas los términos y condiciones de nuestra política de privacidad.
Praga, Oklahoma, 17 de abr. (Dow Jones) -- Después que un temblor derribó su chimenea y que la envió rodando por el techo en partes hasta sus piernas, Sandra Ladra no creyó que se tratara de un acto divino.
Demandó a dos empresas de energía, alegando que provocaron el terremoto de 2011 mediante la inyección de aguas residuales a las actividades de perforación profunda que realizaban en aquel entonces en el suelo.
La demanda de Ladra, ahora ante la Suprema Corte de Oklahoma, destaca una cuestión de emergente de las empresas que producen energéticos en cuanto a sus responsabilidades: ¿pueden ser obligadas a pagar los daños que causan los temblores si estos pueden vincularse a la actividad petrolera y del gas?
Oklahoma, con un historial de actividad sísmica que va de leve a moderada, experimentó 585 terremotos de magnitud 3.0, o mayor, el año pasado --lo suficientemente grandes como para ser sentidos dentro de casa-- de acuerdo con Oklahoma Geological Survey. Eso es más de los que registró el estado en los 30 años anteriores juntos y más que cualquier otro estado contiguo de Estados Unidos.
Hasta ahora, la mayoría de los temblores que se investigan en Oklahoma y otros estados productores de petróleo, entre ellos Arkansas, Kansas, Ohio y Texas, han sido demasiado pequeños como para causar daños importantes.
Pero la posibilidad de enfrentarse a un jurado sobre los reclamos relacionados con los terremotos está reverberando en toda la industria de la energía, que teme que las demandas y regulaciones más estrictas pudieran aumentar los costos y detener la perforación.
"Definitivamente es algo que se ha elevado hasta un nivel de bastante preocupación", dijo Steve Everley, un vocero de Energy In Depth, la asociación defensora de la industria, sobre los riesgos relacionados con los temblores. "Las empresas reconocen que hay un problema en esto".
El voceo agregó que están contribuyendo con datos para ayudar a los reguladores a determinar con precisión lo que está provocando los temblores.
La mayor parte del enfoque no está en ese método con agua de exploración profunda, mejor conocido como fracturación hidráulica, y con el que las empresas disparan agua, arena y productos químicos en los pozos para permitir la salida de un flujo de petróleo y gas.
La tecnología, de hecho, ayudó en buena medida a iniciar el reciente auge de la energía de Estados Unidos.
Sin embargo, los investigadores dicen que el riesgo sísmico más latente proviene de un proceso independiente a la fracturación: la eliminación de los líquidos tóxicos sobrantes de ese proceso y la perforación al depositarlos en pozos de gran profundidad.
Los geólogos concluyeron hace décadas que la inyección de fluidos en una falla geológica puede lubricar el desplazamiento de las placas tectónicas, al permitirles que de deslicen de manera más fácil.
Los científicos dicen que con los pozos de eliminación en ocasiones se penetran fallas desconocidas, que reciben los líquidos residuales y que pueden entonces estar más propicias a generar temblores.
La práctica de la fracturación no es nueva, pero ha proliferado debido al auge petrolero estadounidense.
Algunos reguladores estatales ya están tratando de abordar las preocupaciones referentes a las inyecciones en pozos profundos.
Oklahoma dijo recientemente que exigirá a las empresas generadoras de energéticos que demuestren que no están inyectando agua residual a una profundidad que tiene el riesgo de desencadenar temblores --o que reduzcan a la mitad su tasa de inyección.
A finales de marzo, las autoridades del estado de Kansas redujeron las tasas máximas de inyección en áreas en las que se está detectando un aumento de la actividad sísmica.
Arkansas y Ohio han marcado ciertas áreas como zonas prohibidas para la inyección de aguas residuales. El año pasado, Texas contrató a un sismólogo para ayudar a estudiar la conexión entre los pozos de eliminación y los temblores.
En sus estados financieros, grandes petroleras como Continental Resources han notificado posibles riesgos financieros si los temblores conducen a regulaciones más estrictas.
Continental se negó a comentar al respecto.
En Arkansas, BHP Billiton y Chesapeake Energy solventaron un caso presentado por cinco propietarios de viviendas en el año 2013 por una suma no revelada. En Texas, una demanda contra EOG Resources por daños causados por un temblor está pendiente de resolverse. Las empresas declinaron hacer comentarios o no respondieron a diversas consultas.
Ejecutivos de la industria dijeron que un veredicto en contra de una empresa de energía sería devastador.
"Si una demanda ganara, eso tendría un impacto enorme", dijo Kim Hatfield, presidente de Crawley Petroleum, una empresa privada, en Oklahoma City y funcionario de Oklahoma Independent Petroleum Association.
Él duda que los pozos de eliminación sean los responsables de los temblores. "Hemos estado inyectando en el subsuelo durante más de 60 años", dijo. "Si esto es un problema, ¿por qué hasta ahora surgió?".
Ladra dijo que estaba sentada en un sillón reclinable cuando la tierra comenzó a temblar en 2011. Los candelabros empezaron a balancearse muy fuerte. La chimenea de piedra comenzó a desmoronarse. Ladrillos cayeron de su techo y algunos aterrizaron en sus piernas.
"Estaba gritando. Estaba tratando de evitar que los bloques me pegaran", dijo Ladra, de 64 años.
Su casa sufrió daños por más de 100,000 dólares, y un doctor dijo que requiere una cirugía, agregó.
El sismo de 5.6 grados de magnitud y que fue el más fuerte registrado en la historia de Oklahoma, pandeo carreteras y destruyó 14 casas. Funcionarios de Oklahoma Independent Petroleum Association dijeron en 2012 que el sismo estuvo posiblemente relacionado con los pozos de disposición cercanos, pero en marzo de 2013 dijeron que era más probable que fueran "resultado de causas naturales."
Días más tarde, la revista Geology publicó una investigación en la que se concluyó que una secuencia de sismos como el temblor de 5.6 grados de magnitud estuvo relacionada con dos pozos de eliminación cercanos.
En marzo pasado, un estudio de la revista Journal of Geophysical Research encontró que la inyección de aguas residuales provocó un temblor de 5.0 grados de magnitud que generó posteriormente el movimiento telúrico más grande.
Traducido por Luis Felipe Cedillo
Editado por Eduardo García
Copyright © 2015 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved
Fecha de publicación: 17/04/2015