31 de mar. (Dow Jones) -- Estados Unidos no es el único país donde los salarios no siguen el ritmo de alza del empleo.

     En México, el desempleo está cayendo poco a poco y más puestos de trabajo se están creando en la economía formal, pero los salarios --notoriamente bajos-- permanecen en mal estado.

     El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dijo la semana pasada que la tasa de desempleo en México bajó de 4.7 a 4.3% en febrero de este año comparado con el mismo mes de 2014. El desempleo urbano fue de 5.3% el mes pasado, por debajo de 5.8% hace un año.

     Un informe reciente de Banco de México mostró que aunque el número de personas empleadas ha aumentado de manera constante desde la crisis de 2008-09, el ingreso promedio ha caído y la masa salarial total ya no registra las ganancias que tuvo tras la recuperación de la crisis económica de esos años.

     La explicación de porqué los salarios no han logrado mantener el paso a la creación de empleos se está tornando en la pregunta clave para una economía valuada en 1.2 billón de dólares. Para muchos entender ese fenómeno es determinante para entender el débil crecimiento que ha registrado el país en los últimos dos años por un consumo débil y por una desaceleración del crédito al consumo.

     Un problema, dijo el secretario del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete, es que muchos de los puestos de trabajo están en empresas pequeñas y medianas, que a menudo tienen dificultades para pagar la nómina, y mucho menos para aumentar los sueldos. Esas pequeñas empresas, y otras empresas del sector informal, tienden a ser donde se aplican los salarios más bajos.

     "Las grandes empresas no están agregando puestos de trabajo. Están reduciéndolos a causa de la tecnología de la información", agregó.

     En diciembre, la Comisión Nacional del Salario Mínimo, formada por representantes de las empresas, del gobierno y de los sindicatos, aumentó el salario mínimo 4.2% para este año, en línea con la inflación del año pasado y por encima de la inflación de 3% prevista para 2015.

     Relativamente pocas personas ganan el salario mínimo, que es menos de 70 pesos al día, a pesar de que sirve como punto de referencia para otras negociaciones salariales.

     El aumento superior a la inflación esperada fue un buen comienzo para intentar cambiar el deprimido estado del salario mínimo, pero está lejos éste de recuperar 74% de la pérdida de poder de compra que ha sufrido en las últimas tres décadas, dijo Navarrete.

     Los trabajadores con educación universitaria han visto sus salarios caer aún más, hasta en 30% desde el cambio de siglo, dijo Raymundo Campos, quien coordina los estudios de doctorado en economía en el Colegio de México y quien se especializa en temas laborales.

     La explicación de esto podría ser que la demanda laboral no se ha mantenido al ritmo de la oferta de egresados universitarios de los últimos 15 a 20 años, dijo.

     Pero aún así los salarios han caído más para los empleados de mayor edad con estudios universitarios que para los recién llegados a la fuerza de trabajo, lo que podría tener que ver con las nuevas habilidades tecnológicas que los empleadores buscan y que los trabajadores de más edad tienen problemas para adaptarse, añadió.

     Una encuesta de 2014 de 499 empresas realizada por el Centro de Investigación para el Desarrollo, o CIDA, encontró una falta de conexión entre las necesidades de los empleadores y las habilidades de los candidatos y sus expectativas.

     En 70% de los casos, los empleadores resultaron no tener los conocimientos adecuados como la razón de vacantes que no se cubrían, y sólo 2.3% dijo que era debido a las demandas salariales poco realistas.

     Por el contrario, 13% de los candidatos que fueron rechazados fue debido a que las empresas vieron las demandas salariales como excesivas.

     Los planes para aumentar el salario mínimo por encima de la inflación para recuperar más de su poder adquisitivo perdido han recibido respuestas poco entusiastas de las empresas, el gobierno y el banco central, quienes insisten en que para que esos aumentos salariales no sean inflacionarios, deben estar acompañados por aumentos en productividad.

     Y ahí está el problema.

     En el cuarto trimestre de 2014, de acuerdo al Inegi, la productividad laboral aumentó 2.6% respecto a un año antes, con un incremento de 2.1% en la industria manufacturera. Las compensaciones en esas industrias, incluyendo salarios y beneficios, subieron en esa industria apenas 0.5% en 2014, descontando la inflación.

     A los salarios en la industria minorista les fue mejor. Registraron un alza de 0.9% en términos reales.

    


Fecha de publicación: 31/03/2015