13 de nov. (Dow Jones) -- La principal empresa de televisión en México, Grupo Televisa, dio a la primera dama del país, Angélica Rivera, dos propiedades como parte de su paquete de compensación mientras trabajó para esa compañía como actriz de telenovelas y de otros programas, dijeron ejecutivos de la televisora.

     La revelación podría tener repercusiones políticas ya que se produce días después que el presidente Enrique Peña Nieto y la primera dama han sido colocados en un posición incómoda tras revelarse que ella realizó una transacción de compra-venta para adquirir una propiedad más que hoy está a nombre de una empresa que ha ganado diversos contratos gubernamentales de construcción, muchos de ellos otorgados en el Estado de México el presidente ocupó el cargo de gobernador de la entidad.

     La información de las dos propiedades que Televisa dio a la esposa del presidente es también sensible desde un punto de vista político porque el presidente ha sido señalado, desde antes de su campaña presidencial, de tener una relación estrecha con Televisa.

     Los señalamientos, sin embargo, no detuvieron a Peña Nieto en su intención de reformar diversas leyes de telecomunicaciones para minar el poder de empresas oligopólicas, dentro de las cuales destaca Televisa, no sólo por su poderío económico sino principalmente por su poderío político al seguir siendo la principal fuente de información de la mayoría de los mexicanos --aunque esto último ha declinado en los últimos años ante el surgimiento de nuevas fuentes de información.

     "Esto representa un claro conflicto de intereses, ya que muestra la delgada línea que existe entre los negocios y la política", dijo Javier Corral, senador del Partido Acción Nacional (PAN)

     Tanto el gobierno como Televisa han rechazado cualquier sugerencia de un trato preferencial.

     El vocero de la Oficina de la Presidencia, Eduardo Sánchez, dijo que la adquisición de una propiedad adicional que realiza la primera dama es el resultado de su trabajo y de su amplia trayectoria profesional.

     Agregó que Rivera ha sido siempre independiente económicamente y que en virtud de su contrato matrimonial, Peña Nieto y su esposa, han mantenido sus finanzas por separado.

     El escrutinio público sobre los activos de Rivera se intensificó esta semana por la revelación de que la propiedad que está adquiriendo la primera dama no sólo es una mansión con un valor estimado de 7 millones de dólares, sino que también es hoy aún propiedad de una empresa favorecida por contratos gubernamentales, lo que da la impresión de que se ha dado ese conflicto de intereses que podría terminar manchando en círculos financieros internacionales la reputación de Peña Nieto que ha logrado en el exterior como un reformador de México.

     En lo que respecta a la residencia que se mantiene a nombre del desarrollador, el gobierno de Peña Nieto dijo que pertenece a Rivera, que ella está cubriendo los pagos establecidos en el contrato de forma regular y que el título pasará a su propiedad cuando termine los pagos.

     Con estas aseveraciones, la presidencia parecería sugerir que no existe ese conflicto de interés ya que se trata de una transacción entre la primera dama, quien no influye en las decisiones gubernamentales, y una empresa contratista que participa en licitaciones gubernamentales, como muchas más.

     La oficina del presidente declinó revelar documentos públicos sobre la propiedad que está comprando Rivera, incluyendo el contrato de compra con el precio de la transacción. Bajo las leyes mexicanas, la primera dama no está obligada a revelar públicamente sus propiedades.

     El gobierno de Peña Nieto además añade que los planes para subastar dos nuevas redes de televisión nacional están en marcha y no se detendrán. El propósito de esas dos redes es precisamente crear más competencia para Televisa, que tiene 70% del mercado de la televisión abierta nacional y 60% del mercado de la televisión restringida, de acuerdo con cifras de la compañía.

     Pero las revelaciones provocaron llamados por parte de legisladores de oposición para que Peña Nieto divulgue los bienes de su esposa a fin de "recuperar la confianza en las instituciones", dijo un grupo de senadores del PAN, en un comunicado el martes.

     Peña Nieto, cuya relación con Televisa ha sido escudriñada desde que el político era gobernador del Estado de México, se vio inmerso en otra controversia la semana pasada luego que el presidente decidió cancelar de manera inesperada el fallo de la licitación para construir y operar un tren de alta velocidad entre las ciudades de México y Querétaro.

     El proyecto de 3,700 millones de dólares lo ganó un consorcio encabezado por la empresa china, China Railway Construction, y en el que participaban cuatro empresas mexicanas, una de ellas la dueña del título de propiedad de la mansión que Rivera está adquiriendo.

     Televisa, el mayor productor del mundo de programas para televisión en español, concedió dos propiedades a Rivera, dijo un ejecutivo de la compañía, agregando que la empresa ha dado regularmente propiedades a su mejor talento, incluyendo actores y productores, a fin de obtener a cambio la exclusividad de su trabajo durante un largo tiempo y con lo cual impiden que trabajen para sus rivales.

     Una de las dos propiedades se le dio Televisa a Rivera en 2004. Los detalles sobre esa propiedad no se han revelado. El título de otra propiedad, en Avenida Palmas, que cruza una de las zonas más exclusivas de la Ciudad de México, fue concedido en noviembre de 2010 después de que se casó con Peña Nieto, que por aquel entonces era el candidato favorito para ganar la presidencia.

     El valor de la propiedad era de unos 2.2 millones de dólares en ese año, de acuerdo con una copia de la transferencia del título de la propiedad que está en los registros de la Ciudad de México y que revisó Dow Jones.

     El ejecutivo de Televisa dijo que Rivera escogió la casa en 2008. La compañía no ha explicado por qué se tardó dos años para transferir el título de propiedad.

     Corral, el senador de oposición y quien ha sostenido un largo pleito con Televisa, dijo que la reforma a las leyes de telecomunicaciones aprobada el año pasado fue mucho más severa con el gigante de la telefonía e internet, América Móvil, propiedad de Carlos Slim, el segundo hombre más acaudalado del planeta, de lo que fue con Televisa, que compite con Slim ya en el mercado de la telefonía y de proveeduría de internet.

     En términos económicos América Móvil es cuando menos 10 veces más grande que Televisa.

     Desde que Peña Nieto fue gobernador del estado más rico y poblado de México, los críticos han dicho que la cadena de televisión y sus creadores de imagen, ayudaron a promover y encauzar al joven líder de la entidad para que llegara a ocupar el cargo público y político más alto del país.

     Televisa ha negado esos señalamientos y ha dicho que su cobertura de Peña Nieto fue justa y crítica durante su gobierno al frente del Estado de México y ahora durante su presidencia.

     Los asesores del Peña Nieto también desestiman esas aseveraciones. Para ellos su historial como funcionario público y su carisma son lo que lo han hecho popular, no Televisa.

     Durante la elección presidencial de 2012, la relación de Peña Nieto con las televisoras se convirtió en uno de los principales temas de la campaña, generando incluso un movimiento de protesta contra lo que líderes de oposición y estudiantes llamaron una alianza entre él y las dos cadenas de televisión del país para elegirlo como presidente, a cambio de protección de sus intereses económicos.

     En aquel entonces, tanto Televisa como TV Azteca, la otra televisora con cobertura nacional , así como la campaña de Peña Nieto, negaron esas interpretaciones.

     Recientemente, el film ‘La dictadura perfecta’, que se estrenó en múltiples cines en todo México hace dos semanas, representa las negociaciones tras bambalinas que realizan las empresas televisoras descritas en la película con el sistema político mexicano.

    


Fecha de publicación: 13/11/2014