23 de oct. (Dow Jones) -- El gobernador del estado de Guerrero, Ángel Aguirre, renunció tras las crecientes protestas exigiendo su demisión por desaparición de 43 estudiantes a maestros, tras haber sido supuestamente secuestrados por la policía del municipio de Iguala el mes pasado.

     Aguirre dijo que solicitó una licencia por tiempo indefinido --la forma habitual que los gobernadores en México dimite-- a fin de facilitar la búsqueda de los estudiantes desaparecidos.

     "Estoy convencido de que esta es la decisión más responsable", dijo Aguirre, de 58 años.

     El gobernador ha estado bajo presión desde que la policía de la ciudad mató a seis personas y detuvo a esos 43 normalistas antes de que supuestamente los entregara a un cártel de narcotraficantes local, de acuerdo con las autoridades. Para la mayoría, los estudiantes desaparecidos están muertos.

     Aguirre, miembro del Partido de la Revolución Democrática, es el segundo gobernador mexicano expulsado de su oficina recientemente por la furia pública contra la violencia del hampa y la supuesta connivencia de los funcionarios locales y estatales con grupos criminales.

     En junio, el gobernador del estado de Michoacán, vecino al de Guerrero, también dimitió, tras 16 meses de insurrección armada de los llamados grupos de autodefensa que luchaban por derrocar al cártel de los Caballeros Templarios.

     Ambas dimisiones son signos de que mientras que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha podido impulsar ambiciosas reformas en materia económica y política, no ha tenido el mismo éxito en la lucha contra los problemas de seguridad en el país.

     Aguirre es un aliado político del alcalde de Iguala, José Luis Abarca, quien está prófugo de la justicia ya que las autoridades federales dicen que él ordenó a la policía de la ciudad detener a los normalistas.

     Las autoridades también acusan a la esposa del alcalde de pertenecer al cártel local de la droga, llamado Guerreros Unidos.

     Tanto el partido en el gobierno, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que también perteneció Aguirre hace algunos años, y el partido de oposición, el Partido Acción Nacional (PAN) habían pedido al gobernador su renuncia, una llamada repetida por muchos miembros de su propio partido.

     Un grupo de manifestantes exigieron la renuncia de Aguirre y el regreso con vida de los normalistas el miércoles tras prender fuego al edificio del ayuntamiento de Iguala, la tercera ciudad más grande de Guerrero.

     La semana pasada, los manifestantes destruyeron oficinas del gobierno en Chilpancingo, la capital del estado de Guerrero. Decenas de miles protestaron pacíficamente en todo México el miércoles, incluyendo un estimado de 50,000 que marcharon en la Ciudad de México, para el retorno seguro de los estudiantes y la renuncia de Aguirre.

     Las autoridades mexicanas han culpado del tiroteo en Iguala y del secuestro de los normalistas a Abarca, el alcalde fugitivo, y a su esposa. El procurador general, Jesús Murillo Karam, dijo que Abarca ordenó a la policía para a los estudiantes que él creía que tenían la intención de interrumpir un evento al aire libre organizado por su mujer, y quien muchos en el Iguala creen que lo reemplazaría al postularse para ser la próxima presidenta municipal en las próximas elecciones a celebrarse en julio.

     Murillo Karam dijo que el alcalde y su esposa estaban en la nómina de Guerreros Unidos, una organización criminal local, que les pagaba hasta 230,000 pesos al mes, mientras que también entregaban 50,000 pesos a la policía de Iguala para poder llevar a cabo sus actividades ilegales. El procurador agregó que la esposa de Abarca tenía estrechos lazos familiares con Guerreros Unidos.

     No es claro el motivo por el que el presidente municipal de Iguala pudo haber entregado a los normalistas al grupo criminal, o incluso el motivo de ese grupo de aceptarlos.

     Aguirre había pasado la mayor parte de esta carrera política con el PRI, el partido de Peña Nieto, el cual gobernó México durante la mayor parte del siglo 20 hasta perder la elección en el año 2000. El PRI volvió al poder en 2012 después de 12 años de ausencia.

     Aguirre incluso fue nombrado gobernador interino de Guerrero en 1996, cuando una masacre por parte de la policía estatal contra 17 campesinos que protestaban obligó a su predecesor dimitir también al cargo.

     Dos años más tarde, ya con Aguirre al frente del gobierno, un pelotón de soldados mataron a 11 activistas durante una reunión que realizaron en una escuela en un pueblo de las montañas de Guerrero.

     Al año siguiente, tras unirse al PRD, ganó la gubernatura.





Fecha de publicación: 23/10/2014