22 de oct. (Dow Jones) -- Gambia no ha tenido un solo caso conocido de ébola. Pero los temores al virus y los vuelos cancelados, han llevado a los observadores de aves británicos a cancelar sus excursiones planeadas de antemano. Las reservaciones de hotel a ese destino de África Occidental se han reducido 65% en general.

     Este golpe a la economía de la pequeña nación es uno de muchos ejemplos en todo el mundo de que el miedo --o lo que los economistas llaman el comportamiento de aversión-- está extendiendo el dolor económico más allá de los costos directos que implican el tratamiento del virus.

     Al transmitirse a través de los fluidos corporales, el ébola no es tan contagioso como las enfermedades de transmisión aérea, como que la gripe. Sin embargo, su propagación ha producido verdaderos riesgos de contagio económico. La alarma de los casos de ébola en Dallas intensificó el nerviosismo del mercado de valores la semana pasada. Entre los legisladores de Estados Unidos están aumentando los llamados para establecer una prohibición generalizada para realizar viajes. Otros advierten de posibles interrupciones en el comercio.

     Para los economistas, el desafío es evaluar y pronosticar el impacto que tiene el temor en la confianza del consumidor y el comportamiento.

     Estudios de otros brotes recientes, incluidos los del síndrome respiratorio agudo severo, o SARS, y la "gripe aviar" H5N1, muestran que las economías se vieron más afectadas por los esfuerzos tendientes a mitigar los riesgos que por las enfermedades en sí mismas o por los gastos directos para tratarlas.

     Los impactos económicos van desde las medidas voluntarias adoptadas por los individuos --al negarse a comer en restaurantes o tomar vuelos-- hasta las políticas del gobierno, como el cierre de escuelas o la prohibición de viajar que interrumpen la productividad.

     El comportamiento de aversión representó más de 80% de la actividad económica perdida durante la epidemia de SARS de 2003 en el sur de China, Hong Kong y otras partes del mundo, dijo Milan Brahmbhatt, miembro destacado de World Resources Institute, quien estudió el impacto de la enfermedad durante el tiempo que fungió como economista del Banco Mundial.

     Las pérdidas relacionadas con el SARS en los sectores del turismo, alimentación y transporte totalizaron 8,500 millones de dólares en China Continental y 1,300 millones de dólares en Hong Kong, de acuerdo con un estudio de London School of Hygiene & Tropical Medicine, pero también 4,300 millones de dólares en Canadá, país que estuvo lejos de centro del brote pero que tiene una gran diáspora de chinos oriundos de Hong Kong.

     Los datos del SARS y la gripe aviar fueron usados posteriormente para realizar proyecciones más ambiciosas. Un artículo de los mismos economistas británicos simuló el costo económico global de una futura pandemia de gripe, como la de la influenza española de 1918, y predijo pérdidas en el peor de los casos de hasta 8% del producto interno bruto mundial, proveniente casi todo el impacto de las medidas políticas destinadas a proteger a las personas de los riesgos.

     No hay nada que decir de que el impacto del ébola seguirá patrones similares. Los resultados económicos de las epidemias dependen tanto de cómo se desarrollan y se diseminan, y en las creencias que tiene la gente acerca de ellas, dijo Brahmbhatt del World Resources Institute.

     En el caso del SIDA, dijo, una vez que la gente supo que podría "evitar la infección evitando un conjunto limitado de conductas de riesgo", los costos económicos de la conducta de aversión desaparecieron en su mayoría.

     Debido a que los economistas no saben cómo se desarrollará la crisis del ébola, sus previsiones contienen grandes riesgos y advertencias.

     En un informe reciente sobre África Occidental, el Banco Mundial pronosticó una pérdida económica basada en el ébola de entre 3,800 millones y 32,600 millones de dólares en los próximos dos años --de 0.4% a 3.3% del PIB de la región.

     Parte de esa incertidumbre se refiere a la forma en que el ébola podría extenderse, pero también se aplica a las impredecibles emociones de las personas. "¿Continuará el comportamiento de aversión de esa manera?" preguntó Francisco Ferreira, el economista en jefe del Banco Mundial para África. "¿La gente se tornará más temerosa? ¿Menos temerosa?"

     Los economistas no están opinando a diestra y siniestra. El mejoramiento de las técnicas de recolección de datos, incluyendo las herramientas de geolocalización de los teléfonos móviles para mapear los movimientos populares y especialmente las encuestas enfocadas en los hogares, proporcionan información local de las regiones afectadas.

     En sus previsiones para África Occidental, el Banco Mundial reunió primero varios "fragmentos" de datos sobre el terreno, como los denomina Ferreira --la disminución de las ventas de refrescos, por ejemplo, o la menor producción de cemento. El Banco Mundial luego construyó una estimación, basada en los componentes del sector, para el PIB del tercero y cuarto trimestre en Liberia, Sierra Leona y Guinea, los tres países más afectados por el brote de ébola.

     El Banco Mundial luego extrapoló esos datos para hacer predicciones sobre la región en general acerca de si la crisis continuaría en 2015 o se propagaría y se arraigaría en las economías vecinas mucho más grandes, como Nigeria o Ghana.

     Hasta ahora, los economistas no prevén una gran afectación a nivel internacional. Hasta el peor escenario para África Occidental del Banco Mundial representa una pequeña caída en una economía mundial que superó los 75 billones de dólares el año pasado. Pero la experiencia del SARS de Hong Kong muestra cómo los mayores temores a la epidemia pueden paralizar una economía avanzada.

     En Estados Unidos, la confianza del consumidor sigue pareciendo estar en una base sólida. Pero una reciente encuesta de Dow Jones/NBC News encontró un mayor grado de conciencia pública acerca del brote que sobre casi dos docenas de noticias importantes diferentes desde 2011.

Traducido por Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

 

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Fecha de publicación: 22/10/2014